El último giro de la histórica sede de Peyré: de centro de la moda a gimnasio
Cambios en la calle Francos
Una cadena neerlandesa inaugura el lunes un local en la antigua sede de una de las empresas textiles más importantes de la historia de Sevilla
Los mostradores de Peyré en el Aero
Un francés vivió en Sevilla su particular sueño americano
Si Basilio Camino y su familia o el francés Augusto Peyré Sarrat levantaran la cabeza y vieran qué ocupa hoy en día el histórico y elegante inmueble de la calle Francos que fue el eje de sus vidas, quizás se llevarían las manos a la cabeza pero lo primero que harían, seguramente, sería preguntar qué es un gimnasio. Porque ese es el nuevo negocio que va a empezar a funcionar a partir del próximo lunes en el ala izquierda del edificio que desde hace siglos da lustre al ensanchamiento de esa vía, otrora corazón comercial de Sevilla y ahora pasto de restaurantes, franquicias, tiendas de recuerdos para turistas y cada vez menos establecimientos de toda la vida. Donde los primeros abrieron en 1790 Las Filipinas y el segundo fundó en 1936 los Almacenes Peyré, cuyo rótulo aún ilustra el frontispicio de un recinto casi siempre dedicado a la industria textil, se aposentará ahora uno más de los 1.200 locales que una cadena de Países Bajos dedicada al culto al cuerpo tiene repartidos por media Europa.
A tres días del estreno todavía quedan zonas por acondicionar en el interior del nuevo gimnasio, pero a través de las grandes cristaleras arqueadas que dan a la calle Francos ya pueden verse desde hace días algunas cintas de correr con el característico color corporativo naranja de la multinacional neerlandesa, que ya alberga otras instalaciones por la ciudad.
El gimnasio resucitará la vida comercial de la sede de los históricos Almacenes Peyré, inexistente en esa planta baja desde el fracaso del experimento de las Tiendas Peyré Centro, una reunión de veinte prestigiosas firmas que fue inaugurada en noviembre de 2001. Aquel proyecto, en el que se invirtieron 600 millones de pesetas, no tuvo éxito y desapareció definitivamente en 2008. Quedó entonces el inmueble abandonado y la única novedad en estos tres lustros fue la instalación del Real Club de Andalucía, el conocido Club Aero, que en noviembre de 2021 se mudó desde su sede de la avenida de la Constitución para ocupar unos 850 metros cuadrados en el ala derecha del edificio.
Durante todos esos años de lapso, sólo el grupo Robles (con su restaurante emblema justo al lado) utilizó las dependencias para eventos sociales. También hubo desfiles de moda o actos benéficos e incluso se rodó en 2009 una película de acción de Hollywood, Noche y día (Knight&Day), protagonizada por Tom Cruise y Cameron Diaz. Allí descansaban las estrellas entre toma y toma en el centro de la ciudad. Como anécdota, la actriz de Algo pasa con Mary hizo que se repintara uno de los locales porque, como maniática de los colores que es, no le gustaban los tonos pastel propios de las tiendas de moda infantil que una vez hubo en el establecimiento.
El gimnasio, ubicado en la parte más próxima a la Giralda y con el acceso en el número 40 de la calle, se desenvuelve sobre unos 1.100 metros cuadrados. En las primeras salas están las cintas de correr o las bicicletas estáticas; y al fondo, entre pórticos de regusto clásico y con vistas a la parte más estrecha de Álvarez Quintero, la zona de pesas. Del espacio donde se encuentra el Aero lo separa un gran patio.
La vida comercial del inmueble empezó en 1790, cuando la sociedad Basilio Camino y Hermanos abrió la tienda textil Las Filipinas. En 1889, esta familia compartió el local con Augusto Peyré, un francés que había llegado a El Coronil en 1877 con sólo catorce años para trabajar junto a unos parientes comerciantes de otra tienda de textiles que eran proveedores de los Camino. En 1892 se hizo socio, en 1914 se quedó solo al frente del negocio y en 1936 fundó Peyré S.A. Y siempre en la calle Francos, en la que siglos antes había sido la casa de Gonzalo Argote de Molina, el militar y poeta del XVI, restaurada por Aníbal González en 1919. Cuando Peyré falleció en 1960, casado con una sobrina 24 años más joven pero sin descendencia, el negocio apenas remontó y entró en un declive irreversible con la llegada de Galerías Preciados o El Corte Inglés.
Poco o nada queda ya de todo aquello. La mayoría de los rótulos publicitarios situados sobre los arcos que servían de escaparate fueron eliminados y apenas sobrevive medianamente visible la marca que dejaron los moldes de las letras: Lencería, Confección, Mantones, Alfombras, Tapicería... La palabra ‘Peyré’ sí luce más visible en tres puntos de la fachada, como recuerdo orgulloso de lo que fue uno de los locales más prestigiosos de Sevilla.
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