Sevilla

Cuando es urgente esperar

  • Celis está de huida hacia el ruedo autonómico cuando puede verse abocado a la carrera por la Alcaldía por indicación de Griñán · Monteseirín intentará acelerar la negociación de una salida digna

Griñán comunica a la hora del Ángelus (la misma en que la Iglesia hace públicos los cambios de obispos) que Monteseirín no sigue. El alcalde se pronuncia hora y media después. Torrijos sale al paso para preservar el pacto de gobierno con los socialistas. El líder del PP, Juan Ignacio Zoido, guarda sorpresivamente silencio y cita a los medios para hoy en la cubierta del galeón Andalucía, tal vez para escenificar que está capacitado para hacerse con el timón de la ciudad. El delfín Gómez de Celis se declara toda la tarde como no operativo. Se aplica el aforismo Es urgente esperar. Y el PSOE de Sevilla no dice esta boca es mía hasta entrada la noche. El capítulo final de esta historia arranca en la tarde del miércoles, cuando Monteseirín concluye su particular período de reflexión sobre las aristas de su figura con una llamada telefónica al presidente de la Junta. Admite que su persona resta apoyos a la marca PSOE, la misma que en tiempos ganaba aun presentando una cabra (Alfonso Guerra dixit). Estos últimos días se cerciora de que los informadores profesionales no le incluyen en las preguntas sobre quién será el aspirante socialista en 2011. La omisión de su nombre es tan determinante para el alcalde como la demoledora sentencia del TS que confirma las condenas de su guardaespaldas y de uno de sus colaboradores directos. También le pesa el desdén con que su delfín, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, contempla en ocasiones la posibilidad de hacerse con las riendas del gobierno de la ciudad. Monteseirín amaga con dejar la Alcaldía desde antes de Navidad, lo comenta con Griñán en Fitur, pero aguanta con tal de dejar bien colocado a su elegido. Pero Gómez de Celis protagoniza una huida hacia la política autonómica, cultivando especialmente su trato personal con Griñán en vísperas de un congreso regional que derivará en una crisis de gobierno de la que el delegado de Urbanismo y concejal de Presidencia -considerado como uno de los cachorros del líder in pectore del PSOE andaluz- espera sacar una buena tajada. El alcalde apoya la carrera hacia el ruedo autonómico de Celis, pero echa en falta en su figura aquel espíritu de lucha que a él le llevó a la Alcaldía de Sevilla, cuando se enfrentó en unas primarias contra Rodríguez de la Borbolla y en las urnas contra Soledad Becerril y Alejandro Rojas-Marcos. Venció a tres pesos pesados de la política sevillana, pero su protegido no parece dispuesto a jugársela. Por ahora.

Monteseirín seguirá en el cargo por el momento. "Aunque está loco por irse", asevera uno de sus colaboradores. Las próximas fechas serán decisivas y pueden provocar un vuelco en las pretensiones del propio Celis. De la resolución de la crisis del gobierno autonómico dependerán muchos aspectos. Celis puede lograr su aspiración a saltar al escenario regional mediante su ingreso en el consejo de gobierno y/o en la ejecutiva regional del PSOE (por lo que Rosamar Prieto-Castro, en el final de su carrera política, podría hacerse cargo de la Alcaldía de forma interina como número dos de la vigente lista socialista), o verse irremediablemente abocado a seguir en la brecha municipal como candidato a la Alcaldía, una opción a ser tenida ahora muy en cuenta. En cualquier caso, el alcalde acelerará la negociación de una salida digna a su condición de regidor de la ciudad durante once años. La dignidad para Monteseirín no pasa ni por una dirección general en Madrid, ni por Agesa, ni por determinadas consejerías de relumbrón, aunque realmente sus posibilidades de entrar en el Gobierno andaluz son prácticamente nulas. La peor opción para el alcalde es verse obligado a tener que agotar el mandato (como le exigía Viera anoche) y tener que convivir como alcalde saliente con un aparato del partido volcado en la forja del aspirante. Sería una experiencia muy ingrata. Por eso debe salir cuanto antes de la Plaza Nueva, donde ya no está su reino.

Ayer mismo hubo colaboradores del PSOE municipal prestos a recordar el mal resultado que cosecha el partido cada vez que cambia de candidato para un Ayuntamiento que gobierna. Ocurrió en Málaga con Pedro Aparicio (que se marchó a la Eurocámara), en Cádiz con Carlos Díaz (que regresó a su puesto de funcionario) y en Sevilla con Manuel del Valle (que retornó a su despacho profesional como abogado). Tres plazas perdidas en favor del PP. En las quinielas siguen la consejera de Salud, María Jesús Montero, que no muestra ninguna pasión por el reto, y el consejero de Vivienda, Juan Espadas, que es el mejor colocado, el candidato del partido y el que está dispuesto hasta a liderar la oposición durante cuatro años en el peor de los casos. El mismo Griñán reconoció ayer la posibilidad de que miembros de su Gobierno abandonen el Ejecutivo para liderar candidaturas municipales. Hasta el ex vicepresidente Alfonso Guerra ha sido preguntado por la posibilidad de luchar por la Alcaldía de Sevilla. Su reciente respuesta ("Ya me lo pidieron la última vez con mucho cariño y dije que no") provocó todo tipo de reacciones. La ruleta en el PSOE gira y gira.

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