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Metrópolis | Avenida Reina Mercedes

Todo lo que usted quería saber sobre Walter Gropius

  • Campus. En 1956, el año de las primeras revueltas estudiantiles, pasó a llamarse Avenida de Reina Mercedes la antigua Avenida de los Conquistadores. De Tráfico a Heliópolis, llegaron los pabellones militares y después las Facultades de Ciencias

Un descanso de los estudiantes en el punto de encuentro de Reina Mercedes.

Un descanso de los estudiantes en el punto de encuentro de Reina Mercedes. / Juan Carlos Vázquez

MUCHAS de las jóvenes tendrán los 18 años que tenía aquella reina cuando murió. Chicas que van en el 6 o en el 34, aulas con ruedas, que caminan raudas para sus clases en los edificios de los números pares, que hacen un alto para un refrigerio en los bares de los números impares. No gobierna, pero sigue reinando, a juzgar por la pleitesía que se le mantiene en la nomenclatura: Avenida Reina Mercedes. La hija de los duques de Montpensier, la sobrina de Isabel II que se casó con su primo, el rey Alfonso XII, a la que encarnó Paquita Rico en la película ¿Dónde vas, Alfonso XII? e inmortalizan Quintero, León y Quiroga en su copla, “una dalia cuidaba Sevilla / en el parque de los Montpensié. / Ataviada de blanca mantilla / parecía una taza de té”.

La que durante la Exposición de 1929 fue Avenida de los Conquistadores, pasó a llamarse Reina Mercedes en 1956. La arteria que acogería el segundo campus de la Universidad de Sevilla, el de las disciplinas más científicas, los huesos en el argot estudiantil, estrena ese nombre el año de las primeras revueltas estudiantiles contra el franquismo. Reina Mercedes da nombre a una autoescuela, un bar, una ferretería, una cristalería. La peluquería de señoras Reina Mercedes la abre en 1978, el año de la Constitución, un siglo después de la muerte de la reina, Ángeles Gutiérrez Claramunt, que sigue al pie del cañón con un equipo formidable: Manuela, Rocío, Yolanda, Cristina.

Fernando Tudela Roig era arquitecto y catedrático de la Escuela de Arquitectura, que en 1960 se traslada desde el Pabellón de Brasil a Reina Mercedes. En sus aulas se han formado arquitectos que han llevado el nombre de Sevilla por todo el mundo. Tudela fue el arquitecto de algunos de los edificios de la parte residencial; entre ellos el número 17 donde en 1967 abrió las puertas de la librería RM, iniciales de Reina Mercedes, la decana en España de las dedicadas a textos de y sobre arquitectura. Despacha David Ladrón de Guevara, que estudió Magisterio, abrió una tienda en el vestíbulo del teatro de la Maestranza, que le permitió conocer a estrellas de la ópera como Metha, Muti, Carreras o Plácido Domingo. El arquitecto que la abrió ya murió, sus hijos se fueron a México, el anterior encargado se jubiló y habría pasado al ropero de la historia si un arquitecto, Carlos Pedraza, y dos aparejadores, José Antonio Barrera y Jaime Martínez Davison, no se hubieran hecho cargo. “Mi mujer trabaja en Médicos sin Fronteras y yo en la librería, dice que cada uno está en una ong”, bromea Pedraza.

En julio se cumplieron cincuenta años de la llegada del hombre a la Luna y de la muerte de Walter Gropius. Si quiere usted saberlo todo sobre el fundador de la Bauhaus, el padre de la arquitectura moderna, puede adquirir en la librería RM la biografía de Gropius, obra de Fiona MacCarthy, o en la acera de enfrente, asistir el 17 de octubre en el Aula Félix Pozo de la Escuela de Arquitectura a un debate sobre el legado de esa corriente.

Se nota que el curso acaba de comenzar. Fernando, Felipe y Marco, de la tuna de Biología, ensayan en el bar Annunakis –“los que bajaron del cielo”, en referencia a los dioses sumerios– para captar nuevas vocaciones de la estudiantina musical. En la Facultad de Matemáticas están de enhorabuena. Después de varios años cerrado, ha vuelto a abrir el bar de la Facultad. Lo celebra el decano, Alfonso Carriazo, nieto de Juan de Mata Carriazo, el arqueólogo y medievalista que descubrió el tesoro del Carambolo. El BAR del álgebra y las ecuaciones es mucho más científico que el VAR para fiscalizar el fútbol. Lo presiden sentencias de Pitágoras, Descartes, Maria Gaetana Agnesi, Hipatia de Alejandría y Einstein, que dijo que el genio es un uno por ciento de talento y un 99 por ciento de trabajo duro.

Droga dura. Arquitectura. Matemáticas. Física. Química, Biología. Farmacia. Ingeniería Informática. Ingeniería de Edificación. En la Escuela de Arquitectura se hacían las 24 horas de cine, cantera de cinéfilos. Quitaron las pistas deportivas alrededor de la torre del antiguo pabellón de Córdoba de la Exposición del 29. “La quisieron tirar con el pabellón, pero los estudiantes de Arquitectura hicimos varias sentadas para impedirlo. Era una tradición que los alumnos de Primero la pintaran en Dibujo Lineal”.

Quien habla ha mantenido una triple relación con la Avenida Reina Mercedes. Antonio Del Junco nació el año 57 y vivió en el número 59. Uno de los tres números de los pabellones que para el gremio hizo el Patronato de las Casas Militares. “Mis padres llegaron a estas casas cuando se casaron”. Hace diez años se liberaron las viviendas y muchas de ellos se han vendido o alquilado para estudiantes. “Mi madre salió de allí con 86 años”. La segunda relación de Antonio con la avenida es que estudió en la Escuela de Arquitectura. “El último año de carrera lo dejé, me dediqué a la informática y la fotografía”. La tercera y más perenne es que desde el 20 de octubre de 2017, día que cumple 60 años, la calle Siroco pasó a denominarse Fotógrafo Antonio del Junco.

El viento de Tramontana corrió una suerte parecida. Nombraron así otra de las calles perpendiculares a la avenida en 1962 y un cuarto de siglo después, en 1987, pasó a denominarse Profesor García González. Un tributo al catedrático de Química Orgánica, eminencia mundial en Hidratos de Carbono, Francisco García González (1902-1983), un granadino de Fuentevaqueros que era primo hermano de Federico García Lorca. Llegó a la cátedra de Sevilla en 1943 después de estudios en Alemania y escalas en La Laguna y en Cádiz.La Avenida Reina Mercedes va desde Tráfico a Heliópolis, paralela a las avenida de la Palmera y de la(s) Raza(s). Antiguamente un tranvía llegaba hasta los hotelitos de Heliópolis, girando en la glorieta que se llama Alcalde Fernando de Parias Merry y donde estaba, hoy completamente cerrado, el mítico bar Parada.Antonio Pascual fue consejero de Educación de la Junta de Andalucía. Este jienense preside la Academia de Ciencias Sociales y Medio Ambiente. Lleva cuarenta años enseñando Estadística en Reina Mercedes. Hace un alto para un tentempié en el bar Reina Mercedes. Le ponen puertas al campus. Con derivadas y con integrales. Es gracioso el contrapunto de Desavíos Manolito, nombre de un popular quiosco, con la nomenclatura tecnológica de los nuevos edificios: Centro de Investigación, Tecnología de Innovación; Fundación de Investigación de la Universidad (Fius); Centro de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación Antonio de Ulloa; Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (Irnas). Junto a Desavíos Manolito y Bocadillos Benito. Cerca de la calle Condesa, donde acaba el campus.

El bar Metrópolis abrió sus puertas en Reina Mercedes en 1985. Al lado del restaurante chino Confucio. En el Metrópolis, antes Pizzería Hollywood, han quedado los hermanos Jaime y Andrés Rodríguez Sacristán. Los dos hijos varones del psiquiatra y académico son coetáneos de muchas de las historias de esta calle: las facultades, la librería, el mayo francés, el crepúsculo de Gropius. Jaime, abogado, nació en 1964 y durante cuatro meses,en 2010, fue presidente del Real Betis Balompié, al que hizo Real Alfonso XIII, el hijo del marido de la Reina Mercedes, trono del callejero. Andrés es de 1966, colabora con su padre en el ensayo Psicología del Andaluz. Es médico y a su consulta de neuropediatra llegó un bebé chimpancé del zoo de El Castillo de las Guardas.

La avenida está llena de reinas. Ángeles Gutiérrez Claramunt, en la peluquería; Salud Ortiz Vázquez y Pepi, en las papelerías; Cristina García-Miña, en su farmacia. En los pares se aprende, con la fórmula del talento de Einstein; en los impares se vive, se vende, se compra. La frutería está cerca de la librería donde Tarantino está emparedado entre Álvaro Siza y Le Corbusier, una de cuyas casas sale en el ¡Hola!

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