Se va el caimán y viene la iguana

calle rioja

Interiores. Antiguos compañeros de Facultad y de sus aventuras en la radio y el teatro arropan en el Mercantil a Joaquín Arbide en la presentación de 'El Catecismo Erótico'

Joaquín Arbide, ayer en el bar Manzanilla, calle Trabajo, barriada Voluntad.
Joaquín Arbide, ayer en el bar Manzanilla, calle Trabajo, barriada Voluntad. / Juan Carlos Vázquez
Francisco Correal

06 de diciembre 2017 - 02:34

Hay una fotografía legendaria en la que se ve a Marilyn Monroe leyendo el Ulises de Joyce. Podría salir con un ejemplar de La Noche Oscura de San Juan de la Cruz. Una estampa imaginaria construida a partir de dos personajes, la actriz Norma Jean y el místico Juan de Yepes, mencionados en sus respectivas intervenciones por Ricardo Castillejo y Paco Robles en la presentación del libro de Joaquín Arbide, el número 25 de su producción, El Catecismo Erótico (Samarcanda). Introdujo el editor Daniel Pinilla.

El bautismo literario fue en el Círculo Mercantil e Industrial, círculos eróticos de la portada que Arbide dibujó en Rota en verano. ¿Qué tiene el erotismo para que en el patio de butacas estén dos personas tan relevantes, de disciplinas tan ajenas como el psiquiatra Jaime Rodríguez Sacristán y el catedrático de Historia del Arte Teodoro Falcón?

La censura desaparece en España el mismo año de la amnistía y las primeras eleccionesEl libro de Arbide tiene de leyenda y de relato, entre José María de Mena y Pierre Louÿs

¿Qué tiene Joaquín Arbide para que esos dos sabios del plateresco y del psicoanálisis dejaran otros quehaceres para acudir a la cita de la calle Sierpes? Lo explica el propio Joaquín. "Teodoro Falcón y yo éramos compañeros de curso de Filosofía y Letras, empezamos juntos en el TEU (Teatro Universitario). Aconsejado por Juan de Mata Carriazo y José Hernández Díaz, eligió la especialidad de Arte. Yo también podía haberlo hecho, tiró más el periodismo, la radio, el teatro".

El sexo está en el cerebro. Lo decía Freud y lo sabe Jaime Rodríguez Sacristán, psiquiatra y académico, defensor de las ciudades lentas, que son las que llegan antes a donde hay que llegar. "A Jaime lo conozco porque Asunción Cascajo estaba dos cursos por delante del nuestro, y él venía a recoger a su novia desde el hospital de la Macarena".

Dos condiscípulos, uno de ellos consorte, en el patio de butacas. Deudores de una amistad que según los cálculos de Arbide se remonta al curso 1959-1960. El año que llegó el comandante (Fidel Castro) y mandó a parar en La Habana. En El Catecismo Erótico hay música de Leonard Bernstein y Nino Rota, pero el hilo musical podía ser la canción Se va el caimán y viene la iguana.

El libro se presentó el 4 de diciembre, aniversario del nacimiento de Francisco Franco. A la misma hora, en otro punto de Sevilla, Nieves Herrero presentaba su libro Carmen, conversaciones con la hija del antepenúltimo jefe del Estado. Su muerte en la cama significa un antes y un después en la historia del erotismo hispano. Al menos el cinematográfico. La película Lo verde empieza en los Pirineos, que menciona el propio Arbide, era una parodia de quienes cruzaban la frontera para ver El último tango en París. Ahora algunos políticos siguen cruzando esa frontera, pero para hacer de epígonos de Louis de Funes. La noche de la iguana, el otro reptil que completa la imaginaria canción, da nombre a la película de John Huston que convirtió a Ava Gardner en la mujer más deseada del planeta.

A Joaquín Arbide le ha salido un libro heterogéneo, híbrido, donde hay ensayo, relato y periodismo, equidistante de José María de Mena y de Pierre Louÿs, un jacuzzi en los baños de doña María de Padilla y referencias al amante de lady Chatterley.

Acudieron amigos del autor como Manuel Melado y Ángel Vela. Autores polifacéticos como Javier Ros Pardo. En primera fila, Emilio Durán, a cuya hija Verónica la nombraron directora de la Feria del Libro de Sevilla. El primer desnudo integral en Sevilla fue cuando Arbide dirigió la obra de Durán El sexto no comer carne. Entre el público estaba Antonio Álvarez, actor de Tabanque, un grupo que surge como una escisión después de la mítica Antígona que protagonizaron Amparo Rubiales y Miguel Rellán. Arbide presentó en el teatro Lope de Vega Crónica y Justicia del levantamiento de Cádiz en 1873, sobre Fermín Salvochea, obra de Manuel Pérez Casaux, un gaditano que emigró a Barcelona.

En el libro está presente el aficionado al cine: referencia a escenas de películas de Eric von Stroheim, Cecil B. de Mille o Víctor Erice, pero también de los Ozores. Acaba de pasar por Sevilla, Teatro Quintero, Fernando Esteso con la obra Dos hombres y un Vespino, inspirada en el título de la película de George Roy Hill. Esteso fue El erótico enmascarado en la cinta de Mariano Ozores. Arbide trata un erotismo sin máscaras, porque si algo ha caracterizado al erotismo ha sido tener entre sus aliados al eufemismo. En el cine, eran las películas en versión original subtitulada, aunque el público, como diría Gala de los emigrantes andaluces que iban a Cataluña, no iba al cine a aprender idiomas. En literatura, se le llamó realismo mágico, esa corriente que acuñan en la Barcelona de los muy eróticos Ocaña y Nazario escritores como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Colombia y Perú, dos países presentes en el próximo Mundial a los que pertenecen escritores que ganaron el Nobel cuando España organizó el Mundial (1982) y cuando lo ganó (2010), respectivamente. Adverbio en las antípodas del erotismo. Lo dijo Pedro Salinas: qué bien se vive en los pronombres. El erotismo es lo que no se nombra, incluso lo que ni se ve ni se toca. Un subtítulo de campeonato.

Joaquín Arbide, cuna extremeña, infancia y juventud norteafricana en Tetuán, pasaje que compartió con Rafael de Cózar, llegó a Sevilla en 1957. Entre el público, compañeros del periodista en La Voz del Guadalquivir como Santiago Sánchez Traver, Meli Meléndez y Esperanza Albea, su compañera, la actriz de los entremeses de Garmendia, a quien se evocó en el Mercantil. Su último viaje radiofónico, como recordó Paco Robles, fue a La Rioja.

La Transición fue una metáfora del destape. El 11 de noviembre de 1977 desaparece la censura. El mismo año del regreso de los exiliados, la amnistía, la legalización de los partidos y las elecciones. El autor de Sevilla en los Bares hace paradas en El Portón y en La Alicantina. Como todos los años, en Navidad se irá a Higuera de la Sierra, donde pregonó la Cabalgata de Reyes, la segunda más antigua de España.

stats