A la velocidad del silencio

Renfe ofrece un vagón silencioso en cada uno de los trenes de AVE que une Sevilla con Madrid. En él no se permiten mascotas ni menores de 14 años.

Imagen de la estación de Santa Justa desde la pasarela situada sobre los andenes.
Imagen de la estación de Santa Justa desde la pasarela situada sobre los andenes.
Cristina Díaz

11 de julio 2014 - 05:03

Aislado en una burbuja. El silencio impera en el coche 12 del AVE Sevilla-Madrid de las 11:45. Las puertas de cristal se cierran, separando el vagón del resto del tren. Mute. Una palabra que se repite una y otra vez en la parte superior de cada uno de los asientos del vagón. Sólo tres pasajeros ocupan las 44 plazas disponibles. Ninguno habla pero todos cogen su móvil para quitarle el sonido. Fuera, el bullicio propio de un andén en el turístico mes de julio. Grandes maletas, familias con niños y numerosas adolescentes que acuden a Madrid al concierto de One Direction. Dos imágenes contrapuestas de un mismo tren.

Desde el lunes, Renfe ha puesto en marcha un nuevo servicio sin coste adicional: el vagón silencioso, situado en uno de los extremos de cada AVE. Aquí, los pasajeros deben ir con los móviles en silencio, no se admiten ni mascotas ni niños menores de 14 años y la megafonía sólo se activa para anunciar las diferentes paradas. Aquí no se reparten auriculares y tampoco cuenta con servicio de bar móvil. La luz resulta mucho más tenue que en el resto del convoy para propiciar el descanso y la concentración. Y se pide a los pasajeros que "hablen en un tono bajo y no establezcan conversaciones duraderas", apuntan desde la compañía ferroviaria.

La iniciativa, puesta en marcha por petición de los propios usuarios, según fuentes de Renfe, se inauguró el pasado lunes en la línea Madrid-Sevilla, y este domingo se extenderá a los trenes que unen la capital con Barcelona, Alicante y Málaga. Y ya en otoño se sumarán las líneas transversales de Barcelona-Sevilla, Barcelona-Málaga y Valencia-Sevilla. El nuevo servicio se enmarca en una nueva estrategia comercial para atraer más viajeros al tren.

La moqueta del suelo amortigua los pasos, aunque es imposible no sentirse incómodo ante la preocupación por hacer cualquier tipo de sonido en este reino del silencio. Sólo el ruido del propio tren en funcionamiento se escucha. Tampoco llegan los sonidos en el vagón anexo, en el que dos pequeñas juegan a las clásicas palmitas y un anciano habla por teléfono. Una conversación corta pero lo suficientemente alta como para molestar al resto de pasajeros.

Carlos Díez es gerente en una empresa de telecomunicaciones en Madrid y un asiduo usuario de Renfe. "Viajar forma parte de mi trabajo. Acudo a reuniones en diferentes puntos de España y siempre aprovecho el trayecto en tren para trabajar. Mis viajes no son por ocio", apunta el directivo. "Hay días que me pongo de los nervios. La gente habla muy fuerte, los niños lloran y no me puedo concentrar. Sé que éste no es mi despacho, que el bullicio en un transporte público es lo normal, por eso agradezco tanto este tipo de iniciativas".

Pero no todos los usuarios ven con buenos ojos este coche silencioso: "Uno no tiene culpa de que tu hijo llore. Me parece un poco discriminatorio ese vagón. Es como si los padres con niños pequeños tuviésemos la peste", apunta otro de los pasajeros del tren. "Es una cuestión de educación", replica una madre que acompaña a Madrid a su hija al concierto de la banda británica One Direction. "Hay gente que no sabe estar y se pone a hablar por teléfono sin importarle que todo el tren le esté escuchando".

Irónicamente, éste es el caso de uno de los pasajeros del vagón silencioso, que, haciendo caso omiso a las normas establecidas, no duda en atender una llamada de teléfono personal. Vacaciones, hipotecas, problemas laborales y asuntos de pareja. Durante diez minutos, el joven con acento madrileño no cesa en su conversación a viva voz, provocando el cabreo del resto de pasajeros. Sí, dos sólo, pero que expresamente habían elegido este vagón en busca de sosiego. "Ésta era exactamente la típica situación que quería evitar viajando en este vagón", apunta el directivo Carlos Díez. "No tengo necesidad de enterarme de historias privadas y ajenas a mí".

Aunque el servicio se estrenó el pasado lunes, ya se han vendido más de 2.600 billetes en coches silenciosos en los trenes AVE que enlazan Madrid con Sevilla y Barcelona. Pero lo cierto es que en dos de los trenes que ayer circularon, con 88 plazas en total, sólo fueron cubiertas cinco, mientras que el resto de vagones iban bastante llenos. "La verdad es que es un gustazo viajar sólo en el tren, sin que nadie te moleste", reconoce Alberto Montañés, otro de los pasajeros. "No creo que a Renfe le resulte rentable reservar estas plazas y luego no cubrirlas, sobre todo en verano. Aunque, supongo, que, conforme el público general se vaya informando de su existencia, el vagón silencioso se llenará de pasajeros". La búsqueda del sosiego en la sociedad en continuo movimiento.

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