Calle Rioja | El 11-S desde Sevilla

“Antes del 11-S viajar era un placer, ahora es un martirio”

  • Masacre. Se cumplen 18 años del atentado de las Torres Gemelas. Este neoyorquino que se vino a Sevilla en 2005 vio el alcance en el ferry que le llevó de su barrio a Manhattan

John Julius Reel, en el mirador de las Setas de la Encarnación, con la Giralda al fondo.

John Julius Reel, en el mirador de las Setas de la Encarnación, con la Giralda al fondo. / Víctor Rodríguez

EL 11 de septiembre de 2001, John Julius Reel (Nueva York, 1967) tenía 33 años, la edad de Cristo, y al símbolo de su ciudad lo acababan de crucificar. Ayer subió por primera vez al sky line de las Setas de la Encarnación para ver la ciudad a la que se vino en 2005 para perfeccionar su español. Donde se hizo sevillano consorte gracias a Virginia, de Villanueva del Río y Minas, con la que se casó en julio de 2008 y fueron de luna de miel a Nueva York. “Las tres cosas que más le gustan a mi mujer de Nueva York eran las tres que a mí más me molestaban: las ardillas, la nieve y los compradores de Navidad”.

Subiendo en el ascensor de las Setas, le viene un primer recuerdo. John Julius tenía diez años, los que tiene su hijo pequeño, Ryan –Blas tiene once–, y subía en el ascensor de una de las Torres Gemelas a un evento que tenía que cubrir su padre, Bill Reel, columnista de un periódico de Nueva York. “Mi padre tenía claustrofobia y el ascensor se quedó parado”. Lo tranquilizó la flema de la madre de John Julius, que se llama Suellen porque a su abuela le gustaba ese nombre de Lo que el viento se llevó.

El 11-S John Julius estaba en su casa. “No tenía televisión, me llamó mi padre por teléfono y encendí la radio. Mi hermano volvió con ceniza en el pelo. Creo que es la única vez en mi vida que se me han caído lagrimones como balas oyendo la radio”. La radiofónica guerra de los mundos de Orson Welles cristalizaba en una macabra realidad. Vivía en Staten Island, conocido como el barrio olvidado, una zona sin rascacielos, sin avenidas, sin glamour, sin vanguardias, unida con Manhattan por un ferry gratuito. Lo cogió al día siguiente para dar clases de Redacción en el John Jay College of Criminal Justice de la Universidad de Nueva York. “El entorno de las Torres Gemelas era una zona de guerra, humo y vidrios rotos; Central Park parecia otro país”.

La ciudad puesta de pie, como la llamaba Celine en Viaje al fin de la noche, no se arrodilló, pero el precio había sido carísimo: más de tres mil fallecidos, incluidos 19 terroristas. John Julius detectó signos de alarma. “Uno de mis alumnos, un musulmán de la India, me llamó lleno de miedo. Me dijo que en la sala de oraciones de los musulmanes en la Universidad lo estaban celebrando”. Otra señal de signo contrario. “Fui a casa de mis padres, veías coches con banderas americanas y conductores que amenazaban a los que no pitaban o gente vestida de camuflaje con ganar de ir a la guerra”.

Hace tres años viajó a Nueva York con su mujer y sus dos hijos. “Les intriga la edad que yo tenía cuando cayeron las torres. Pensarán que tenía su edad, para ellos es algo tan lejano; y para mí siempre sigue presente. Les decía que por culpa de aquel atentado aumentaron los controles; antes del 11-S viajar era un placer y desde entonces es un martirio”.

Su libro ¿Qué pinto yo aquí? (Confluencias), compendio de los textos que desde hace una década fue publicando en Diario de Sevilla, es una divertida crónica de las andanzas de un guiri en Sevilla. La tesis de Nancy de Sender en el mundo del reality. Aquí ha tenido sus torres: vivió en un sexto piso de Madre de Dios –“la calle no, el barrio”, tenía que explicar–, ahora vive en la tercera planta de un bloque de once pisos de la barriada de los Príncipes. Es profesor de Inglés en el Centro Norteamericano de Idiomas de la calle Harinas y en The Blue House, en Villanueva del Río y Minas, el pueblo de Virginia.

El 1 de agosto celebró el segundo centenario del nacimiento de su paisano Herman Melville. “Moby Dick lo descubrí en la cocina de mis padres. Es un homenaje al poder y la fascinación de la palabra, como hicieron Cervantes o Shakespeare”. Los Reel veraneaban en Nantucket, cantera de llas tripulaciones de los balleneros de la novela del cetáceo.

Uno de sus capítulos se titula ¿Alguien quiere jugar al tenis conmigo? Todos hemos viajado a Nueva York con Rafa Nadal, que tenía quince años cuando cayeron las Torres Gemelas. “Admiro a personas como Nadal o Antonio Banderas, que subieron a la cima y nunca les ha cambiado el éxito. Más de una vez he pensado la cantidad de cosas que han cambiado en mi vida y Nadal sigue igual, ganando y ganando con total humildad”. Su primer Open Usa lo ganó en 2010, el mismo año que España ganó el Mundial y Vargas Llosa el Nobel. Ese año murió el columnista Bill Reel.

John Julius llegó a Sevilla en 2005, año que el Betis ganó la Copa del Rey. Es uno de los seleccionadores béticos del libro El derbi final que editó El Paseo. El Betis es el espejo balompédico de los New York Mets, que ganaron su primera liga de beisbol el año que el hombre llegó a la Luna. Le sorprende la vista desde las Setas, el arco cenital desde la Giralda a la torre Pelli. Arriba saluda a Jessica, una de sus alumnas, y sirve de intérprete de la suegra de su hermano, que ha venido a Sevilla desde Wisconsin. El alcalde de Sevilla aboga por un vuelo Sevilla-Nueva York. Las dos ciudades de este guiri que tuvo la edad de Cristo y vivió en Madre de Dios.

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