Son las 9:30 de la mañana y la Virgen de los Reyes ya se encuentra de nuevo en la Catedral. Ahora, los sevillanos se dirigen a los conventos del centro de Sevilla para venerar a las vírgenes dormidas en Pozo Santo, Santa Rosalía y Santo Ángel, donde esta tradición es muy reciente.
A pesar del calor, el ambiente espiritual y las emociones se respiran en las largas colas que se producen en las puertas de los conventos, para ver como cada 15 de agosto a las vírgenes del Tránsito, aquellas que no transmiten la muerte, sino el paso de una vida a otra.
El motivo de la gran afluencia para ver a las vírgenes es que sólo se pueden presenciar este día, 15 de agosto. El resto del año se encuentran reservadas en el convento, donde sólo tienen acceso las monjas.
Pozo santo
"Hay gente que al verla se emociona", reconoce la madre superiora Sacramento. Pertenece a la tercera orden de San Francisco de Asís y conoce bien lo que conmueve y llena al público ver a la Virgen del Tránsito de Pozo Santo cada año.
La celebración de la Asunción de la Virgen María al cielo comenzó en el convento a finales del siglo XVII, con una novena reservada para las monjas y sin tener imagen. Desde 1700, con la llegada de la imagen, se celebra de forma ininterrumpida los cultos sobre la Virgen del Tránsito, incluso durante la Guerra Civil.
Una tradición que acude la sociedad sevillana desde que se abrió al público con la restauración de la imagen, de autor desconocido. La madre superiora afirma que "está bien que la gente se involucre". Sacramento explica que "al principio venía poca gente, pero a partir de la salida extraordinaria en 2004 se dio más a conocer".
Al igual que Charo Peñalvert, que se encontraba en la cola, cree que "es un ritual y me parece bien de que no se pierda las tradiciones".
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