ola de calor

Vivir en la calle a más de 40 grados

Dos trabajadores de la UMIES ofrecen agua a una mujer, que duerme en un banco en la calle.

Dos trabajadores de la UMIES ofrecen agua a una mujer, que duerme en un banco en la calle. / Juan Carlos Vázquez

Es el tema del que todo el mundo habla: la ola de calor. Días de temperaturas extremas que superan con creces los 40 grados en Sevilla, con picos de valores máximos como los 44,6 que registró este miércoles La Roda de Andalucía, coronándose como el pueblo más caluroso de España. La alerta naranja por condiciones climatológicas adversas lleva activa toda la semana en gran parte de Andalucía y Sevilla, como cabe imaginar cuando a calor se trata, no es una excepción.

Y es que, las altas temperaturas no dan tregua este verano y, menos a quienes no tienen un hogar en el que resguardarse. Para quien no tiene el cobijo de cuatro paredes y un techo capaces de opacar los rayos del sol, sortear las olas de calor se convierte en todo un desafío. Es el caso de Francisco José Camacho. Tiene 57 años, los dos últimos los ha vivido en la calle. Cuenta que perdió su casa heredada de sus padres y desde entonces está en la calle. Hace de gorrilla en la zona de Nervión y se saca algo de dinero para comprar alimentos y bebidas.

"Es insoportable vivir en la calle con este calor, pero no tengo casa", afirma resignado, mientras coge la botella de agua que le ofrece María del Mar Hidalgo Caballero, de la unidad de emergencias sociales del servicio de atención social inmediata en emergencias sociales y calle –o, simplemente, unidad de calle– dentro de la unidad municipal de emergencias sociales y exclusión social (UMIES) del Ayuntamiento de Sevilla. Forma parte del equipo que se encarga de hacer rutas por la ciudad dentro de la campaña de calor activa desde principios de verano.

Francisco José Camacho conversa con Francisco José María y Raúl Castillo, de la UMIES. Francisco José Camacho conversa con Francisco José María y Raúl Castillo, de la UMIES.

Francisco José Camacho conversa con Francisco José María y Raúl Castillo, de la UMIES. / Juan Carlos Vázquez

"Nos encargamos de hacer rutas por las zonas más concurridas por personas sin hogar y que, en su mayoría, no quieren acceder a recursos de ayuda. Se les facilita agua, se les da información y se les pregunta si necesitan algo en ese u otro momento", explica la trabajadora social.

Con todo, en Sevilla nadie parece sorprenderse por una temperatura que se prevé que supere hoy los 44 grados. El calor y las altas temperaturas no es nada nuevo para los sevillanos. Los lugareños saben bien cómo enfrentarse a los vaivenes de las temperaturas y lo hacen empleando el sentido común. La ciudad no se detiene porque haga más o menos calor, pero sí cambian los ritmos para adaptarse. Quien tiene casa evita salir a la calle cuando el sol pega más fuerte. Es lo que se percibía ayer sobre las 13:30 horas en el entorno del centro comercial Nervión Plaza, donde Francisco José pernocta "sobre cartones" en los bajos de un hotel. A esa hora apenas se ve gente por la calle en una de las zonas más concurrida de la ciudad en cualquier otra época del año. Lo normal en estos días en los que calor aprieta es evitar la calle en las horas centrales del día y resguardarse en casa hasta que amaine el termómetro. Sin embargo, como Francisco José, son muchas personas que no pueden ir a ningún sitio para refugiarse. La alternativa que les queda es moverse por las sombras que dan los soportales, los árboles o los tejados. 

Mientras atiende a este periódico, los termómetros en la vía pública ya rebasan los 40 grados. El mercurio parece tampoco tener techo y las previsiones apuntan a más calor hoy, cuando, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), estará activo el aviso rojo en la capital y zona de campiña. Francisco José no se alerta: "Pues será un día más de mucha calor", recalca.

En este contexto, las personas cuyo techo no es otro que el cielo se encuentran, entre otras cosas, con serias dificultades para hidratarse y resguardarse del sol. Francisco José Marín Luque coordina el equipo de trabajadores e integradores sociales que se encarga de repartir agua fresca e información a personas sin hogar en esas rutas organizadas por la ciudad. 

"Vamos cambiando de zonas pero siempre concentrándonos en aquellas en las que somos conocedores de que se agolpa un mayor número de personas que viven en la calle. En la zona del centro de la ciudad y la Macarena es donde hay un mayor número de personas que necesita ayuda, pero también en las inmediaciones de estaciones de autobuses o en barrios como Triana o Nervión", declara.

Raúl Sánchez Castillo, María del Mar Hidalgo y Francisco José Marín, durante una de las rutas. Raúl Sánchez Castillo, María del Mar Hidalgo y Francisco José Marín, durante una de las rutas.

Raúl Sánchez Castillo, María del Mar Hidalgo y Francisco José Marín, durante una de las rutas. / Juan Carlos Vázquez

De manera más amplia, Marín Luque es el coordinador de todo este recurso social que, a su vez, se divide en tres unidades: la de emergencias sociales, con respuesta inmediata las 24 horas del día, que se encarga de abordar las alertas que llegan al servicio a través del 112; la unidad de trabajo de calle, que se organiza en tres equipos, y trabaja de lunes a viernes en horario de mañana y tarde con el cometido especial de atender a personas que viven en la calle y que no quieren acceder a recursos de ayuda; y, la unidad de sensibilización, mediación y atención social en calle, que, de manera pionera en España, se encarga de abordar situaciones de conflicto en las que están involucradas personas sin hogar, sobre todo, en la convivencia con los vecinos.

A unos metros de donde Francisco José se despide en busca de algo que comer antes de volver al lecho que le hace de casa, a pleno sol, Ramón pide limosna con un vaso de plástico. Pese a las altas temperaturas del momento, lleva ropa de abrigo. Es común que no dejen atrás sus prendas por miedo a que se las roben. Apenas levanta la vista a la llegada de los servicios de emergencia, los cuales les ofrecen información al detalle sobre los recursos de los que puede hacer uso para mejorar su situación. Se muestra agradecido, pero prefiere no hacer más declaraciones.

En estas ruta también tiene su función Raúl Sánchez Castillo. Es integrador social de la unidad de sensibilización, mediación y atención social en calle de la UMIES. "Nuestra función es atender a personas que viven en la calle, sobre todo en la zona de la Macarena, donde hay más afluencia de personas sin hogar, y hacer un trabajo de desarrollo comunitario con la ciudadanía. Es decir, intentamos crear conciencia con el ciudadano y hacerlo empatizar con las circunstancias de estos vecinos que aunque no tengan vivienda, también son vecinos", aclara.

Los profesionales explican que, además del refuerzo de estas rutas por las calles de la ciudad, que se hacen en dos turnos de mañana y tarde y uno más por la noche, su trabajo se centra, sobre todo, en asesorar a estas personas e informar sobre los recursos disponibles. También en el Centro de Acogida Municipal (CAM) se ha ampliado el número de plazas para atender a los colectivos más vulnerables en los meses de verano, hasta las 55. Allí, las personas con plaza pueden pasar el día entre las 8:00 hasta las 20:00 horas. Dentro se ofrece agua, ducha, ropa, frescor y descanso. No sólo eso, el equipo de voluntarios del centro también aportan consejos e indicaciones a los sin techo para protegerse del calor y las altas temperaturas.

"De lo que se trata es de dar una cobertura a las personas que están en situación de calle para que las horas centrales del día, que son en las que su integridad corre peligro, pueda tener un lugar fresco done poder ducharse, comer o descansar. El objetivo de esta campaña es que quién esté en calle y no acceda a estos recursos, no sea por falta de información. Que sea por decisión propia, por los motivos que sean, pero no por falta de conocimiento", concluyen los profesionales municipales.

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