El voto es indivisible, pero muy familiar

Calle Rioja

Liturgia. El actor Antonio de la Torre no ha tenido que votar por correo en una jornada electoral a la que le falta la gran película como la que Garci dedicó a la Lotería de 1950

Una votante en la mesa de las papeletas de un colegio electoral.
Una votante en la mesa de las papeletas de un colegio electoral. / Juan Carlos Vázquez

ES el número de la suerte. El día 2 hubo elecciones y el día 22 a alguien volverá a tocarle la lotería. El voto es indivisible, pero a la gente le gusta votar en familia, aunque, y el caso es tan verídico como los que contaba Paco Gandía, el padre ayer votara a Podemos y el hijo a Vox. La genética es una ciencia inexacta, sobre todo en política. Tiempo de elecciones. Votaron los abogados después de 24 años de José Joaquín Gallardo como decano al frente del Colegio de la calle Chapineros. Han pasado siete Mundiales, seis Juegos Olímpicos, estaba de alcalde Alejandro Rojas-Marcos y Chaves sólo llevaba una legislatura en la Junta de Andalucía. Votaron los cofrades al nuevo presidente del Consejo General de Cofradías dejando sin el timón de San Gregorio a Antonio Piñero, cuñado del dramaturgo José Luis Alonso de Santos.

Los interventores salían de los colegios electorales para tomar un refrigerio por la Alameda: Luciniano, Germán, Cristóbal... escarapelas al cuello como participantes en un congreso de Numismática. Las elecciones andaluzas han despertado interés en toda España. Una sinécdoque nacional. De la misma forma que la copla andaluza era la canción española y el español que llegó a América, según Manuel Alvar, no fue el de Valladolid y su tratado de Tordesillas sino el de Sevilla, la política española es andaluza. Susana Díaz, después de las Primarias, acudía a las Secundarias. El Correo Gallego, periódico de Santiago de Compostela, patria chica de Demófilo donde fue bibliotecario Manuel Machado, requirió la opinión de dos gallegos afincados en Sevilla: el arquitecto José Ramón Moreno, autor del pabellón de Cuba de la Expo 92, y el economista Rafael Salgueiro, lucense de cuna, paisano de Cunqueiro, catedrático en Sevilla y colaborador de este periódico. Un interés en Galicia por las cosas de Andalucía con la ruta de la canción de Pepe da Rosa: del Cabo de Gata hasta Finisterre, ay que ver la gente cómo está con J.R. Una expectación que podría responder a extrapolar los resultados en el sentido de que un pinchazo del PP mermara la autoridad política de Pablo Casado y acelerase el recambio de Feijóo, presidente de la Xunta con apellido que tiene calle en Sevilla, cerca de El Rinconcillo, del cura y escritor ilustrado. El interés existió a la inversa. Hace muchos años, en una escapada a Santiago, coincidí en el café Derby, que frecuentara Valle-Inclán, con Alfonso Guerra, observador de unos comicios gallegos. El café para todos es un cuadro de Juan Valdés.

Cuatro horas después de que abrieran los colegios electorales en el primer Domingo de Adviento hubo una matinal balompédica en Heliópolis. A la Sevilla electoral llegó “hasta la Real de Sociedad”, que cantaba Silvio en su interpelación verdiblanca al rey San Fernando. 38 años del 28-F, 36 años de las elecciones que ganó Escuredo, cuando la Blanca y Verde la cantaba Carlos Cano y Pepe Suero pellizcaba el alma con aquella lorquiana Andalucía, la que divierte, clavado a fuego lleva un puñal.

Por la Alameda, en familia, paseaba el actor Antonio de la Torre. Con su apretada agenda, no ha tenido que votar por correo. Aspira a los Goya con su interpretación del presidente Mujica. Es el tiempo de los uruguayos: Luis Suárez está en los lugares cimeros del Pichichi, Jorge Drexler barrió en los Grammy y Carmen Posadas recorre España con su novela La maestra de títeres. Del 2 al 22. José Luis Garci hizo una espléndida película sobre el día del sorteo de la Lotería de 1950. El año del gol de Zarra en Maracaná no había elecciones. Falta una película sobre una jornada electoral. Ya existe una novela. La escribió Italo Calvino.

Cuando hace casi veinte años empezábamos a hacer los números cero de este periódico, la periodista Stella Benot apareció en un avanzado estado de gestación. El fruto de aquel embarazo tiene 19 años y ayer se estrenó como votante en la Safa, entrada por la calle Fresas. La desacralizada capillita de Belén, colegio electoral en los anteriores comicios, permanecía cerrada.

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