Finalmente no habrá una distancia tan grande entre aficionados bávaros y sevillistas en la final de la Supercopa de Europa, aunque la diferencia sigue siendo de 2.200 frente a 500. Un total de 800 seguidores del Bayern Múnich han devuelto sus entradas para la final que se jugará el jueves en Budapest, presumiblemente por temor a la evolución que ha tenido la pandemia del coronavirus en la capital húngara.

En Múnich hay una incidencia de en torno a 50 nuevos contagios por 100.000 habitante. En Budapest las incidencia es el doble.

El que la UEFA haya mantenido su plan de jugar con público en Budapest, aunque con aforo reducido, ha generado duras críticas en Alemania.

El primer ministro bávaro, Markus Söder, ha calificado de "insensato" viajar en estos momentos a Budapest y ha advertido contra el peligro de un "nuevo Ischgl", en alusión a la estación de esquí austríaca donde se considera que se originó el brote que trajo la primera ola de covid-19 a Baviera.

Hoy Söder reiteró su recomendación de no viajar a Budapest, en una comparecencia en la que presentó nuevas medidas para combatir la pandemia.

El estadio de Budapest, con capacidad para 67.000 espectadores, puede llenar el 30 por ciento de su aforo. En Alemania se habían vendido originalmente 2.100 entradas para el compromiso pero se espera que haya todavía más devoluciones.

El columnista Raimund Hinko, que sigue al Bayern desde hace décadas desde los medios del grupo Springer, señaló que es absurdo que el Bayern haya tenido que jugar sin público en Múnich el viernes pasado y que ahora puedan viajar seguidores a Budapest.

Por parte del Sevilla, José Castro ya confirmó este martes que sólo serán 500 seguidores del Sevilla los que estén en el Puskas Arena. El temor a los contagios, la situación de crisis económica y la dificultad del viaje ante las restricciones de Hungría, con escasos vuelos directos, han propiciado esa escasa presencia.. "S in fuera así, habríamos vendido las 3.000 entradas", aseguró el presidente del Sevilla tras la presentación de Acuña.

La mitad aproximada de esos 500 aficionados viajarán en el chárter que ha montado la Federación de Peñas Sevillistas San Fernando. La otra mitad lo hará por su cuenta, con extrañas combinaciones aéreas para arribar a Budapest el mismo jueves. Es preceptivo un informe médico con un test PCR negativo, en inglés o húngaro, además de la entrada para el partido y el DNI para poder ingresar en el país centroeuropeo.