Sevilla-Eibar | la crónica

Berizzo arranca la moto (3-0)

  • El Sevilla se desata tras el descanso al mando de Sarabia, golea al Eibar y toma altura para viajar con confianza a Anfield

  • Marcaron Ganso, Ben Yedder y Nolito, notables los tres

No ha sido a la primera, tampoco a la segunda, pero Eduardo Berizzo por fin arrancó la motocicleta. El motor empezó a carburar y dejó la primera víctima por el camino, un Eibar que llegó al intermedio sin goles, se ilusionó con pescar algo de Nervión y que acabó tumbado y lleno de magulladuras ante la pujanza en el segundo acto de los blancos, que hicieron tres goles.

Marcó Ganso al minuto de la reanudación, Ben Yedder llevó la serenidad a la grada y Nolito, muy al final, abrochó la goleada para que el regusto fuera rabiosamente dulce para los correligionarios de la causa sevillista.

Los goleadores cuajaron una notable actuación, pero sobre todos los actores sobrevoló Pablo Sarabia. Multiusos Sarabia. El madrileño, que ya tuvo que jugar con Sampaoli de lateral, de mediapunta, de extremo o de delantero, fue puesto a prueba de nuevo por Eduardo Berizzo, que lo ubicó como uno de los vértices adelantados de ese triángulo de medios que es la bóveda de crucero de su edificio. De su 4-3-3. Al lado de Sarabia, otra vez Ganso. Y por detrás de ambos, N’Zonzi.

A más de un sevillista, antes del partido, le debió parecer una peligrosa extravagancia de Berizzo esa novedosa misión para Sarabia. Pero los hechos cargaron de razones al entrenador. Legitimaron su proceder. Se fue del estadio Berizzo con más crédito del que llegó. Y le vendrá de perlas ahora que se embarca con su equipo hacia la Liga de Campeones con mayúsculas, al santuario de Anfield.

El Sevilla que litigue con el Liverpool el próximo miércoles va a diferir mucho del que este sábado agarró la primera victoria casera. La visita del Eibar estaba incrustada en el calendario entre los partidos de selecciones y la Champions, lo que forzó a Berizzo a disponer otro once muy condicionado. No como el del estreno ante el Espanyol, pero también de un marcado cariz circunstancial. Pero esta vez, in crescendo, sonó la música.

Tardó en afinarse el Sevilla. José Luis Mendilibar volvió a dejar patente su competencia desde el área técnica y ese admirable equipo llamado Eibar, ejemplo de cómo optimizar recursos, sembró de trampas la seca hierba de Nervión. Los puntas armeros, Kike García y Sergi Enrich, empezaron su labor de incordio absoluto a Carriço y Lenglet, también a N’Zonzi, y a los sevillistas les costó salir jugando desde atrás. Muchas veces, el desenlace era el pelotazo y allí, en posiciones adelantadas, Ben Yedder estaba entregado a su suerte ante los stoppers azul y grana.

Tampoco disponía el Sevilla de jugadores avezados para imponerse en la línea de rechace cuando Ramis o Paulo Oliveira ganaban la partida a Ben Yedder en ese balón largo. Jesús Navas, Ganso, Sarabia y Nolito no conciben ese fútbol de rechace, balón suelto y choque.

Como otras veces ha ocurrido con la visita a Sevilla de las ordenadas escuadras de Mendilibar, éstas enseñaron su talón de Aquiles en cuanto la calidad del toque salvaba sus líneas de presión. Ganso empezó a marcar el camino con su pase de primeras a Ben Yedder, cuyo balón cruzado desvió Dmitrovic lo justo para que impactara en el poste. Era el minuto 14.

También el delantero francés dispuso de otra clara ocasión en el 38, en un servicio de Nolito desde la derecha. Metió el pie derecho muy abajo y el balón se le fue alto. Pero la oportunidad más nítida la tuvo el delantero sanluqueño en un fantástico pase al espacio de Sarabia, aprovechando esa zona blanda que destaparon el lateral Capa y el central del perfil diestro, Paulo Oliveira, Nolito abrió mucho el pie al cruzar la pelota, que se marchó fuera con todo a favor.

El Eibar estaba bien dispuesto, hostigaba, ganaba los balones divididos. Pero si la calidad en los balones al espacio afloraba, llegaba el fuego en el área armera. A la cuarta llegó el gol. Fue en la primera acometida tras el intermedio. Escudero, otro jugador con un templado y preciso pase en profundidad, habilitó a Nolito, que se coló hasta la línea de fondo. El gaditano sacó su proverbial sangre fría cuando pisa área, levantó la cabeza y en lugar del pase paralelo a la línea de fondo, el más previsible, vio la incorporación de Ganso desde la segunda línea. El brasileño, por su parte, también descartó lo previsible y chutó a contrapié para marcar.

Después del gol llegaron unos minutos de cierta confusión sevillista. La entrada de Rivera por un desacertado Inui dio más control del balón al Eibar, que empezó a merodear el área de Sergio Rico. Pero el cooling break, ese descanso para refrescarse, le vino al Sevilla de perlas para recomponer la figura y aprovechar que su enemigo, cada vez más destapado atrás, ya no apretaba.

La calidad sevillista en la combinación explotó. Fantástica fue la jugada que inició Ben Yedder en la derecha y que acabó en un tuya-mía de Sarabia y Nolito hasta que ejecutó el delantero galo (76’). Y no menos plástico fue el taconazo de Sarabia en otro rosario de toques que finalizó Nolito para el 3-0. La moto arrancó y aceleró. Mejor así para Berizzo.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios