Atlético de Madrid - Sevilla | La crónica

Conclusión: El Sevilla sigue sin equipo tres meses después (1-0)

  • El equipo cae por primera vez al mando de Quique Flores en el partido contra el Atlético aplazado en septiembre por su incapacidad para crear ni una sola ocasión clara de gol ni contra once ni contra diez

  • Los nervionenses no aprovecharon la expulsión de Soyunçu en el minuto 70 para asustar a Oblak

  • Así le hemos contado el Atlético-Sevilla

Dmitrovic salva un gol ante Morata en el arranque del partido.

Dmitrovic salva un gol ante Morata en el arranque del partido. / Borja Sánchez-Trillo | Efe

El enfermo Sevilla sigue con una patología grave y cabe esperar que, al menos, sea capaz de pasar a planta y no ingresar directamente en la UCI. El cuadro ahora entrenado por Quique Flores fue incapaz de crearle una sola ocasión de peligro a un Atlético que se había quedado con diez futbolistas con veinte minutos por delante y ni siquiera en ese arrebato de meter delanteros tuvo la calidad suficiente para que Oblak, al menos, no se fuera con la sensación de que los suyos podrían haber jugado perfectamente sin él.

Al excelente guardameta esloveno sólo le dio un buen susto su compañero Reinildo en un balón rebotado que se envenenó y que estuvo a punto de sorprenderlo. El resto fue un asedio inútil, sin la más mínima capacidad para provocar un pase de verdadero peligro y ni siquiera ningún centro lateral que llegara a estorbar a la defensa que había puesto, sin ningún rubor, Diego Pablo Simeone tras la clarísima expulsión de Soyunçu.

Un disparo escorado de Ocampos fácil para Oblak (81’), una falta alta lanzada por Sergio Ramos (79’) y pare usted de contar cuando el Sevilla estaba con un futbolista más sobre el Metropolitano y, en apariencia, apretaba en busca del empate. En cambio, Dmitrovic sí evitó el segundo de Marcos Llorente (90’).

Es el balance de una derrota cantada y aplazada durante tres meses. Porque no se olvide que el Sevilla festejó en septiembre el aplazamiento después de caer tres veces seguidas en la Liga y a la espera de ahormar un equipo al que se habían incorporado unos pocos futbolistas en la semana anterior al cierre del mercado. Es una evidencia que el Sevilla sigue teniendo una plantilla de más de 25 futbolistas, muchos de ellos quitados del cartel por diferentes motivos, algunos con más razón que otros, pero a finales de diciembre, unos tres meses después, aún no ha sido capaz de formar ese equipo que ya ha estado en manos de tres entrenadores por la impericia de su dúo de dirigentes, con la complicidad, remunerada, de todos los que conforman el consejo de administración, y también de su director deportivo.

Quique Flores, en su segundo partido al frente del Sevilla, partía con la idea de no tocar apenas lo que tan bien había funcionado en su estreno en Granada. Sólo un cambio entre los once elegidos, el suizo Rakitic ingresaba en el lugar del delantero En-Nesyri. La variación es mínima, sólo un futbolista, pero el matiz tiene una trascendencia tremenda para el funcionamiento de toda la máquina. El capitán sevillista tendrá, o habrá tenido, infinitamente más calidad que el marroquí, pero la capacidad de ambos para desplazarse sobre el campo tiene también una diferencia sideral.

Tampoco se puede obviar, lógicamente, la diferencia en el rival, porque aunque vistan los dos de rojiblanco, no tienen nada ver las rayas verticales del Atlético de Madrid con las horizontales del Granada. Pero esto le importará más al Cholo Simeone o al Cacique Medina, en lo que tiene que ver con el Sevilla la cuestión es que será imposible que los hombres que vestían de blanco pudieran salir en un contragolpe con algo de capacidad para hacerles daño a los anfitriones.

A pesar de que en los primeros minutos sí apuntaba Ocampos en sus dos primeras acciones que él tenía capacidad para sorprender por el medio, fue un espejismo total. Con el ritmo de Rakitic es sencillamente imposible coger al Atlético, o a cualquier otro equipo, con superioridad en una salida con el balón. El suizo, alguna vez, se vio en la encrucijada de lanzar el juego con rapidez por la zona de Pedrosa y lo que hizo fue darle el balón hacia atrás.

El otro ejemplo clarificador tuvo lugar en el tramo final del primer periodo cuando salió con un balón e iba acompañado por Ocampos y Rakitic. Fue curioso, pero el esprint más rápidos de todos los protagonistas que no defendían el escudo del Atlético lo protagonizaba el árbitro, Soto Grado, no los futbolistas sevillistas.

Con este panorama todo quedaba pendiente del momento en el que los atléticos pudieran anotar el primer gol. ¿Cuánto tardaría? Pues era la única cuestión a discernir era en qué minuto llegaría ese castigo que obligaría a cambiar el guión. Los rojiblancos lo intentaron durante todo el primer periodo, incluso tuvieron una ocasión clarísima a través de Morata, pero Dmitrovic tapó la portería en una salida espectacular.

El partido iba a llegar al intermedio como arrancó, con un cero a cero que podía invitar a la esperanza para los sevillistas. Era una ilusión inválida, de cualquier manera, porque todo seguía pendiente de la llegada del primer gol del Atlético y éste no iba a tardar mucho después del periodo de asueto y de teóricas instrucciones. Quique Flores no iba a tocar nada entre los suyos a pesar de que En-Nesyri intensificaba su calentamiento, pero Simeone sí le iba a meter una vuelta a su equipo que acabaría siendo trascendental en el arranque de la segunda mitad.

Marcos Llorente y Correa ingresaban en el campo y el carrilero derecho destrozaría el sistema defensivo de los nervionenses en la primera jugada de la reanudación. Una simple apertura a la derecha coge descolocado a Pedrosa y la internada de Llorente acaba en un centro peligroso, Sergio Ramos lo repele, pero lo que hace es darle una existencia magnífica a su ex compañero en el Real Madrid.

El Atlético se había puesto por delante bastante pronto gracias a esa jugada de Marcos Llorente y la reacción de Quique Flores no se iba a hacer esperar. En el minuto 53 ya hacía un doble cambio para tratar de meterles mucho más ritmo a los suyos. Sow y En-Nesyri ingresan en el campo para que se vayan a la ducha Suso y Rakitic.

No es que el Sevilla fuese a mejorar en exceso, sobre todo porque ya estaba obligado a atacar a un Atlético que sabe protegerse a la perfección cuando va por delante en el marcador. Lógicamente, ese mensaje tenía que haber llegado, tal vez, con la paridad en el tanteo, pero más vale tarde que nunca, debieron pensar los encargados de manejar los muñecos sevillistas.

Pero no, ya era tarde, este Sevilla está tan cogido con alfileres que no es capaz de reaccionar ni siquiera cuando aparenta que sí va a ser capaz de hacerlo. Es verdad que jugó más rápido durante una fase y que llegó a asustar al Atlético, sobre todo entre el doble cambio de Rakitic y Suso y la expulsión de Soyunçu, pero cuando se vio en superioridad numérica salieron a relucir todas las carencias del equipo.

Quique Flores apeló a todos los delanteros que tenía en el banquillo, pero al técnico tal vez no le haya dado tiempo de saber que Rafa Mir y Januzaj, a día de hoy y no quiere decir que no puedan levantar el vuelo en próximos destinos, son más ex futbolistas que futbolistas. Ojo, siempre con el máximo respeto y abriendo la puerta a que en el futuro cambien su trayectoria, que eso nunca se sabe, pero en la actualidad son incapaces de aportarle nada a su equipo y ahí está el vídeo del partido en el Metropolitano para rebatir la afirmación o confirmarla.

Tampoco Juanlu aportó mucho por el costado derecho a la hora de centrar y Pedrosa, la otra vía, había dejado su plaza a Januzaj. El Sevilla, en definitiva, fue incapaz de poner un solo balón medianamente digno a Sergio Ramos y En-Nesyri y la pérdida de la última jugada, después de que la pelota fuera de un costado a otro sin producirse siquiera el clásico pase a la olla, fue el más claro ejemplo. La derrota se aplazó desde septiembre hasta diciembre y la conclusión es que el Sevilla sigue sin equipo tres meses después.

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