PSV Eindhoven-Sevilla | La previa

Eindhoven pide valentía y templanza, como Dmitrovic ante aquel enajenado

El Sevilla se ejercita en el Philips Stadion.

El Sevilla se ejercita en el Philips Stadion. / Jeroen Putmans (Efe)

Eindhoven... El Sevilla regresa hoy a su Arcadia feliz por segunda vez en este año después de un largo paréntesis de 17 años desde aquel inmarcesible 10 de mayo de 2006. Hace menos de ocho meses, lo hizo para defender un 3-0 en esa ronda de play off que supuso el primer jalón hacia otra Europa League. De la primera de 2006 a la séptima de 2023. Hoy, la próspera ciudad neerlandesa vuelve a recibir a los sevillistas en otro escenario bien distinto. Se trata de la Champions, un tablero de juego más exigente que el torneo favorito del club blanquirrojo y que además, como viene siendo habitual los últimos años, ha arrancado torcido después de que el Lens saliera por su propio pie de Nervión.

El de esta noche tampoco se trata de un duelo a vida o muerte, como aquel del pasado febrero, pero casi: pocos se atreven a discutir que la primera plaza del grupo va a ser para el Arsenal, y el último escéptico quizás se convenciera de ello después del 4-0 que los ingleses le endosaron a los neerlandeses en la primera jornada. Quiere ello decir que la segunda plaza, que también da billete para los octavos, es objetivo primordial para los dos litigantes de hoy en el Philips Stadion y con permiso del Lens, que en el Ramón Sánchez-Pizjuán también levantó el dedo con argumentos.

Ganar hoy abriría de par en par las puertas hacia los octavos de la Champions y, como premio menor, acercaría mucho esa tercera plaza que no pocos sevillistas desean incluso más que la segunda. Pero ojo, que perder con los neerlandeses, líderes de su liga, dejaría a los sevillistas en una situación muy delicada con dos duelos seguidos ante el Arsenal en lontananza, el primero en el Sánchez-Pizjuán.

Y espera hoy un equipo muy respetable, que concentra la mayoría de sus virtudes en ataque, como suele ocurrir con las formaciones punteras de la Eredivisie, que no necesitan aplicarse especialmente en defensa para sacar sus partidos de liga por el discreto nivel de la mayoría de competidores.

En febrero pasado, compareció el PSV en el Ramón Sánchez-Pizjuán ante el Sevilla de Jorge Sampaoli, que andaba de barro hasta las cejas en la Liga y que si no se descabalgó del caballo europeo, fue por su especialísimo vínculo moral con la competición de la que es absoluto dominador continental. La ida fue acaso el mejor partido de los sevillistas con el histrión argentino al mando, resuelto con un 3-0 en el que brillaron los golazos de Ocampos y Gudelj.

Pero la vuelta en los Países Bajos fue otra historia bien distinta. Sobre todo en ese tramo final del partido, cuando Ruud van Nistelrooy, entonces entrenador de los locales, tocó la tecla adecuada a la hora de partido, aún con 0-0, al introducir a Fábio Silva, una segunda torre que acompañó a Luuk de Jong para martirizar al Sevilla en cada balón largo al área. El PSV hizo el 2-0 en el descuento y se quedó a un solo tanto de forzar la prórroga en una última acometida. De esos actores por parte y parte repetirán muchos esta noche.

No será el caso de Nianzou ni de Alex Telles, que conformaron con Fernando Reges un improvisadísimo trío de centrales que extendió su inseguridad habitual en la Liga al torneo favorito del Sevilla.

Tampoco repetirá, en su caso por ser un fichaje de esta temporada, Sergio Ramos, que en pocos partidos se ha erigido ya en el líder de la defensa blanca y que imprime su carácter, experiencia y carisma al juego colectivo. Jugadores así han forjado su extraordinaria carrera por su capacidad para responder a las adversidades y el camero tiene ante sí la ocasión de demostrarlo otra vez tras ese amargo autogol en Montjuïc. Su manejo del juego aéreo se antoja fundamental si el PSV vuelve a sacar las catapultas.

El 4-0 ante el Arsenal de hace un par de semanas no debe rebajar un ápice el respeto del Sevilla a este PSV que lleva 19 partidos sin perder en su feudo, con siete victorias seguidas en el mismo, y que su entrenador, Peter Bosz, ha ensamblado tan bien que mantiene pleno de puntos en la Eredivisie, 21 puntos de 21. No está ya en las filas neerlandesas Xavi Simons, pero sí que son una amenaza desde el extremo Noa Lang y el mexicano Hirving Lozano. En la zona ancha Veerman es un jugador de primer nivel y arriba, De Jong afronta el pleito en un excelente estado de forma. No es un exquisito, pero que tiene el gol en sus alforjas lo sabe el Sevilla. Y el United o el Inter de Milán.

¿Y el Sevilla? José Luis Mendilibar compuso una alineación muy afinada el pasado martes ante el Almería y por ahí deben ir los tiros, quizás con la entrada de Sergio Ramos por Gudelj ante la probabilidad de que se multiplique el trabajo en el área propia, sobre todo en el fuego aéreo.

Salta cierto morbo con la posibilidad de que el preparador vasco, como hacía la temporada pasada al alinear en la Liga a Dmitrovic y a Bono en la Liga Europa, mantenga esa estrategia y por tanto recupere hoy al portero serbio para la titularidad para que Nyland retorne el sábado en la Liga ante el Rayo.

Dmitrovic fue protagonista en el partido de febrero en el Philips Stadion al ser agredido por un aficionado que saltó al terreno de juego en la segunda parte y ese suceso puede obrar como factor desestabilizador en su mente. Además, no estuvo bien en el gol de falta que supuso el empate final del Lens en la primera jornada de esta Champions, aunque luego evitara el 1-2 con una buena parada. Circunstancias que en cualquier caso no deben influir en la decisión de Mendilibar.

El de hoy es un partido-bisagra y el Sevilla debe confirmar que ya ha tomado el carril ganador. Incluso en la derrota ante el Barcelona del pasado viernes se percibió que los nervionenses van endureciendo en la fragua. Y hoy será una prueba definitiva para certificarlo. El PSV no es el Barcelona, pero tampoco el Almería. Será un partido para ser valientes, pero con templaza. Como Dmitrovic ante aquel insensato enajenado.

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