2004-2022 en Europa, ‘sic transit gloria’ del Sevilla

Sevilla FC

El Sevilla y su afición viven con una sorprendente incertidumbre por las sensaciones que da el equipo su decimoctava clasificación continental en 19 temporadas, décima seguida, pese a tener en su mano ir a la Champions

El Sevilla presume de su decimoctava clasificación europea en 19 temporadas

La plantilla del Sevilla disfrutará del tradicional almuerzo en la Feria tres años después

Panorámica del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán en el Sevilla-Betis.
Panorámica del estadio Ramón Sánchez-Pizjuán en el Sevilla-Betis. / Antonio Pizarro

Tempus fugit. Aquellos aficionados del Sevilla que acaben de cumplir la mayoría de edad ni podrán imaginarse la que se formó en el Ramón Sánchez-Pizjuán por un gol de Julio Baptista cierta noche de mayo, hace 18 años casi. Fue en la última jornada de la Liga, el 23 de mayo, y el Sevilla de Joaquín Caparrós se jugaba volver a jugar una competición europea después de muchos años sin catarla, desde 1996 concretamente, aquel año en que se celebró a lo grande una simple clasificación de ronda por el gol de Suker al Olympiacos. Aquella noche de mayo, el sevillismo se echó a la calle después de poner a reventar el Ramón Sánchez-Pizjuán y llenó la Puerta de Jerez. Dieciocho años después ese mismo sevillismo ni siquiera advirtió que su equipo se había clasificado para Europa por decimoctava vez en 19 temporadas.

Así pasa la gloria del mundo... y del Sevilla. Sic transit gloria mundi. El apotegma barroco, leitmotiv de las postrimerías de Valdés Leal en la iglesia de San Jorge del Hospital de la Caridad vienen a cuento en cómo se ha ajado el sentido emocional del fútbol en este tiempo. La gloria ajó la gloria. El club quiso recordar ayer, a través de un informe en su web, cómo el Sevilla es el único club junto a Real Madrid, Barcelona y Bayern Múnich que ha logrado certificar matemáticamente su presencia en Europa por décima temporada consecutiva. Algo que casa con el estado de incertidumbre, hasta de nervios, que viven el Sevilla y el sevillismo en torno al equipo. Su mejor expresión fueron los pitos durante y al final del partido ante el Cádiz, cuando el equipo de Julen Lopetegui desperdició la ocasión de dejar amarrada prácticamente su clasificación para la Liga de Campeones.

Todo es cuestión de perspectiva, de sensaciones. Aquel Sevilla que se clasificó por primera vez en este siglo para la UEFA abrió el glorioso ciclo de 18 clasificaciones europeas en 19 temporadas, si bien una fue como noveno por el fair play financiero, la de 2013, que posibilitó la Europa League de 2014. Venía aquel sevillismo de celebrar, en la Puerta Jerez, dos ascensos, uno en 1999 y otro en 2001. Y el premio europeo fue el colofón a un resurrección de la crisis económica y deportiva del final del siglo XX.

A partir de aquel momento de explosión y júbilo vendrían muchos más: la UEFA de Eindhoven y hasta cinco más, con la Supercopa de Europa ganada al Barcelona en Mónaco, para completar un palmarés de diez títulos y veinte finales. Las últimas de éstas ya con Lopetegui, aquel título que tuvo la sordina de la pandemia, sin celebraciones ni explosiones colectivas, tras la Europa League ganada al Inter en Colonia, el 21 de agosto de 2020.

Parece como si el sevillismo se hubiera acostumbrado tanto a la gloria que esta ya tiene que llegar a borbotones. Es la consecuencia de la grandeza. También de la necesidad obligatoria en la que el club ha convertido la clasificación para la Champions, más que un premio un objetivo urgente, por la dependencia económica que va acarreada al crecimiento. La inversión fue muy grande en verano, la retención de futbolistas cuyos ingresos podrían haber paliado la crisis del Covid, también. Y el remate fue el esfuerzo en enero, con el fichaje de Tecatito Corona y Martial y la retención de Diego Carlos, como la de Koundé en verano.

A la premura, clave para esa sensación de incertidumbre que se acrecentó con el empate ante el Cádiz, hay que sumar las sensaciones que traslada el equipo y que es lo que más palmariamente recibe el aficionado que pitó el viernes. Mientras los profesionales sellaban matemáticamente la clasificación europea vía Conference League y a falta de un punto para que sea a Europa League –a 12 del séptimo, el Villarreal, a falta de cuatro partidos–, el sevillismo debate sobre la idoneidad de que llegue una oferta por Lopetegui que aclare el panorama sobre su continuidad. Y eso sin saber si habrá, por primera vez en la historia, tercera clasificación consecutiva para la Champions, vía Liga además. Es el pago de la grandeza y el precio de una gestión muy mejorable también.

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