Sevilla FC

Lopetegui y la horma del fútbol control

Lopetegui controla un balón de la Champions en la previa del Sevila-Lille.

Lopetegui controla un balón de la Champions en la previa del Sevila-Lille. / Antonio Pizarro

La vuelta del aforo completo al Ramón Sánchez-Pizjuán, el pasado 24 de octubre, coincidió con la mayor goleada que se ha dado hasta ahora en la Liga. De la forma más inopinada, el Sevilla se desmelenó a la hora del almuerzo y goleó a un frágil Levante que por momentos fue un pelele, pese a que ciertos errores individuales aminoraron la sensación de superioridad local. Muchos sevillistas críticos con el juego de Lopetegui, cansados quizá de tanto manoseo muchas veces estéril de balón, se frotaron los ojos y entendieron que ese era el camino. Pero luego llegó el Lille y tumbó de un plumazo ese espejismo de un Sevilla que no parece hecho para ir al intercambio de golpes. Y menos con un equipo tan fibroso y vertical como es el todavía vigente campeón de la Ligue 1.

Aquel desastre ante los galos ocasionó un contexto duro e incómodo antes de visitar al Betis en el Benito Villamarín, aunque luego los verdiblancos también fueran vapuleados en Europa y se igualara así la sensación de incertidumbre, después de las altísimas expectativas previas que había levantado el equipo de la máxima rivalidad. "Los antecedentes al partido fueron difíciles. Veníamos de una derrota dura, que dolió mucho, con el Lille, la lesión de Jesús, la recaída de Youssef, las molestias de Karim, las de Suso... Había una cierta sensación de tristeza", reconoció Monchi este lunes en PTV Sevilla. Pero el fin de semana del partido Lopetegui se encerró con los suyos –no hubo ningún entrenamiento a puerta abierta– y trazó un plan para volver a ser un Sevilla reconocible, fuerte, con personalidad, un equipo que volviera a sentirse invulnerable. "Un plan perfecto, virtud de Julen", dijo el director general deportivo.

La consecuencia fue un Sevilla "dominador", en palabras del máximo responsable de la parcela deportiva nervionense. Los números, las frías estadísticas, constataron esa realidad, esa vuelta al fútbol control o dominador con el que los de rojo maniataron y sometieron a los de verdiblanco.

Haciendo una comparación entre las estadísticas del Sevilla-Lille, en casa, y del Betis-Sevilla, a domicilio, se sacan concusiones claras sobre cómo Lopetegui, que alineó inesperadamente en el derbi a Joan Jordán y Rakitic, volvió a la horma del zapato con el que viene andando su camino en Nervión desde 2019: un equipo seguro, que maneja la pelota con largas posesiones, muchas veces en campo propio con participación directa de Bono –eso que tanto exaspera a muchos aficionados–; un equipo que madura cada jugada de ataque hasta hallar el hueco, como lo halló con el golazo de Acuña tras una de las combinaciones ofensivas con más toques y más protagonistas. Un Sevilla que a veces desespera, pero que así está obteniendo unos resultados y unos registros históricos.

La posesión del esférico ante el Betis, según datos de Whoscored.com, fue sorprendente: el 74,4% frente al 25,6%. ¿Medió la expulsión de Guido? Seguramente, pero esta también fue fruto de la impotencia bética ante un Sevilla que no soltaba la pelota ni a tiros... aunque tuviera que mirar hacia campo propio muchas veces. Eso sí, sin profundidad excesiva. El Betis lo superó en córneres a favor, 2-1. Y hubo poca diferencia de disparos (8-12) para la abismal diferencia de posesión y del porcentaje de acierto en los pases: 69% los béticos y 91% los sevillistas.

Esos mismos números ante el Lille varían sustancialmente, con el factor cancha a favor del Sevilla en este caso. La posesión fue de 58,6%-41,4%. Los de Lopetegui tuvieron un 83% de acierto de pase frente al 78% de los de Gourvennec, que ganaron claramente en regates (7-12) y en tiros (11-12). También en intensidad, como demuestra el número de entradas de ambos: 16-30. El Sevilla, en cambio, ganó nítidamente en número de córneres: 8-3. Es decir, fue mucho más profundo que ante el Betis, pero menos dañino y mucho más vulnerable. En el derbi, ciertamente, pudo influir para extremar esa vuelta a la horma la "sensación de tristeza" previa que definió Monchi. Pero la recuperacón del fútbol control fue muy obvia.

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