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Mbia y el gol que abrió la segunda era de plata

  • Hoy se cumplen seis años del testarazo del camerunés en Mestalla en el minuto 94: del gran cabreo a la euforia

Mbia conecta su letal cabezazo en la semifinal de Mestalla, en el 93’43”, a un minuto y poco del final.

Mbia conecta su letal cabezazo en la semifinal de Mestalla, en el 93’43”, a un minuto y poco del final. / Gustavo Grillo / Efe

Fue tal día como hoy. En apenas tres segundos, el sevillismo pasó de un cabreo de época a la euforia más desmedida. Desde sus hogares, los sevillistas que instantes antes seguían maldiciendo el papelón de su equipo en unas semifinales de la UEFA, brincaban, se abrazaban y golpeaban lo que tenían a mano. Fue uno de los mayores subidones del sevillismo en este siglo de prodigios, el milagro de Mestalla, el recordadísimo Mbiazo. El gol que marcó el inicio de la segunda era de plata del Sevilla, tras los seis títulos entre 2006 y 2010. El 1 de mayo de 2014, el Sevilla retomó el rumbo de la gloria.

Se había plantado el Sevilla en las semifinales de su torneo fetiche tras dejar en la cuneta con una remontada histórica a un Betis en descomposición, que sorprendió en la ida de los octavos de final ganando por 0-2. Reyes y Bacca pusieron la firma a la fe que todo el sevillismo puso en la remontada e igualaron en la vuelta y en los penaltis Beto rozó el tibio disparo de Nono para encauzar los cuartos, en los que el equipo de Unai Emery remontó ante el Oporto de Fernando con una goleada en el partido de vuelta (1-0 y 4-0).

Pero aquellas proezas tuvieron la eclosión más visceral en el gol de Mbia. Tras el 2-0 de Nervión, el Valencia aprovechó la languidez de los de Emery y remontó hasta ponerse 3-0. Hasta que llegó el cuarto minuto de los cinco que hubo de prolongación. Todo transcurrió en apenas tres segundos, los que mediaron entre que Coke cogió el balón y lo sacó de banda, hacia Fazio, éste prolongó y Mbia se impuso a la sorprendida zaga valencianista para silenciar Mestalla y hacer estallar a los casi 5.000 sevillistas que se ubicaban en la grada más lejana de aquella acción histórica, en el gallinero de la esquina opuesta. El crono marcaba el minuto 93 y 43 segundos y la estrategia, en la que era clave Diego Martínez, cobró forma de gloria.

El sevillismo explotó de júbilo. El dicen que nunca se rinde que se esbozó ante el Betis cobró su forma más explosiva con aquel testarazo de Mbia. Y luego llegó la final con el Benfica en Turín, y los penaltis de nuevo y la primera UEFA Europa League, tercera de la serie que inició con Juande Ramos y primera de las tres de Emery. Aquel Sevilla revolucionado por Monchi ante la necesidad económica en el verano de 2013 creció sobre aquel testarazo épico de Stephane Mbia.

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