Sevilla FC

El legado de Monchi: multitud de aciertos y una lluvia de millones en plusvalías

Monchi, con posiblemente su mejor operación, la de Daniel Alves.

Monchi, con posiblemente su mejor operación, la de Daniel Alves. / M. Gémez

Más allá de la decisión que al sevillismo le ha costado comprender a la espera de que explica sus razones, Monchi deja en el Sevilla una huella imborrable de éxitos y una catarata de nombres y plusvalías recibidas por las ventas que abruma, aparte de los títulos y el crecimiento que el club ha experimentado bajo su batuta deportiva y también, evidentemente, de la labor de otros en otras parcelas de dirección.

Desde su primera temporada en Segunda División, en la que tuvo que partir de cero y firmar jugadores con imaginación y mucho trabajo (“Me he perdido el Sevilla por ver un Premiá-Gramanet”, rezaba el titular de una entrevista en Diario de Sevilla), los aciertos fueron numerosos, intercalados también con jugadores que no dieron el rendimiento ofrecido. Nombres como los de Pablo Alfaro y Javi Navarro, una pareja de centrales sobre la que se edificó el proyecto, o David Castedo. Después, ya en Primera, llegaron los primeros mirlos blancos, jugadores que dejaron una lluvia de millones en las plusvalías de ventas. El caso más llamativo, el de Daniel Alves, fichado por 800.000 euros y vendido por más de 36 millones al Barcelona. Hubo jugadores que llegaron libres o con poco gasto que luego se convirtieron en grandes mitos: Palop, Luis Fabiano, Kanouté, Maresca, Martí, Renato, Escudé, Poulsen... y futbolistas que llegaron muy jóvenes y sin nombre que dejaron muchos millones en caja: Baptista, fichado por 2,8 millones y vendido por 25 al Real Madrid. O Adriano Correia, por poco más de 2 millones y vendido al Barcelona por 11. El mismo camino siguió Keyta, que costó 4 y dejó 14. O Rakitic, vendido por 20 millones al club azulgrana y que volvió para ser uno de los actuales capitanes.

Pero es que fueron muchos los aciertos rotundos. Llamativo el caso de Vitolo, que llegó de Las Palmas, en Segunda, por 3 millones y acabó en el Atlético mediante el pago de su cláusula de 36 millones después de que Castro anunciara su renovación. Bacca y Gameiro también dejaron un puñado de millones. El delantero colombiano costó 9 millones y salió por 30 al Milan y el francés, por el que Monchi pagó 7,5 dejó en caja 32 kilos (fue al Atlético) justo antes de su salida a la Roma. O Nzonzi (dejó 26 millones habiendo costado 8).Pero hay mucho más. El mercado francés fue un descubrimiento para el de San Fernando. De él llegaron Krychowiak, que vino por 5 millones y dejó 33 en su marcha al PSG, cifras que incluso se superaron con Lenglet (35) y, cómo no, Ben Yedder, la mayor venta de la historia del club al ser traspasado al Mónaco por 40, aunque con el truco de la llegada de Rony Lopes, valorado en 23 y fue un fracaso.

Y no olvidar los más recientes, Koundé, Diego Carlos (entre ambos 80 millones en ventas), Bono u Ocampos.

Todo ello sin olvidar el enorme rendimiento y la cantidad de goles, triunfos y éxitos que estos jugadores dieron al Sevilla y lo hicieron crecer y ser respetado.

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