El entrenador del Sevilla FC, a fondo

De Lotina a Machado, el otro Pablo Machín

  • El técnico soriano recita el poema 'A un olmo seco' con la misma naturalidad con que admira a José Tomás o a Vicente Del Bosque

Pablo Machín, bajo las mallas de una portería.

Pablo Machín, bajo las mallas de una portería. / José Ángel García

De Miguel Ángel Lotina a Antonio Machado, Pablo Machín desvela desde cerca una de sus claves: su gusto y su respeto por lo didáctico, en la doble dirección que requiere todo aprendizaje. "Soy de letras", dice, tras sorprender recitando los primeros versos del poema A un olmo seco y recordando cómo la joven Leonor inspiró al poeta sevillano, una figura de enorme trascendencia en su tierra. "Soria y Colliure están hermanadas", asevera, cuando se le pregunta por Machado. "Yo también he ido al colegio y he leído a Bécquer y Campos de Castilla", dice con retranca norteña.

Mucho menos árido de lo que parece de lejos, Pablo Machín no es un obseso del fútbol, pese a su temprana vocación de entrenador. "Si le pregunta a mi mujer le dirá otra cosa. Yo le diré otra diferente: trabajo para vivir, aunque me implica mucho el fútbol". También dedica tiempo al pádel: "Todo el mundo juega bien hasta que das con uno que realmente juega bien", dice.

Y es aficionado a los toros. Ahí saca también su vertiente norteña. "Soy muy taurino. El que más me gusta es José Tomás, sé que es un temerario, pero ése está en lo más alto del todo. Cuando empecé con los toros me gustaba mucho Joselito. El toreo sólo de arte me gusta algo menos, tienes que ser regular". Sale a colación ahí Morante de la Puebla, y la regularidad que busca en el Mudo Vázquez. "Me gustaban los matadores banderilleros. El toreo puro es la muleta y la mano izquierda".

A los 23 años colgó las botas de jugador, tras una lesión de rodilla, y se entregó por entero al banquillo. "La lesión me ayudó a darme cuenta de la vocación", reconoce. Tiene el carnet de entrenador desde los 18 años. "Desde que jugaba en categorías inferiores, los entrenadores me recordaban que era un poco tocapelotas, que cuestionaba muchas cosas, no sé si sería repelente incluso", recuerda por su obsesión con lo táctico. Hecho con entrenadores poco mediáticos, es discípulo de uno muy apreciado desde dentro del mundo del fútbol. "Lotina en el Numancia fue uno de mis primeros profesores, jugando con él me saqué el carnet de entrenador. Él y Gonzalo Arconada me enseñaron mucho".

También fue ayudante de Juan Carlos Unzué. "Venía de un fútbol de ciencia ficción, que le decía yo, del Barça del Dream Team. Él quería plasmar eso en Segunda División y yo creo que lo ayudé a llevar a cabo esa idea, pero también haciéndole ver que éramos el Numancia". Fue de las personas que le aconsejaron fichar por el Sevilla.

Machín es agradecido a todos los entrenadores con los que convivió. "Con Andoni Goikoetxea, con Enrique Martín, con Sergio Kresic en Primera División, un tándem con Pacheta... Todo eso te hace adquirir experiencias". En el Girona contactó con Guardiola. Y no olvida al Mourinho del Madrid o y del Oporto. "Dentro de su estilo de juego ha podido aportar cosas".

Pero destaca entre todos a uno que no apenas rozó. "Siempre he dicho que una persona que reúne todo lo que tiene que tener un entrenador es Vicente del Bosque, lo más importante para un entrenador es ser un buen gestor, y lo fue en el Madrid y en la selección".

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