Sevilla-Celta | Análisis

Retroceso desde el individualismo

Isaac, tan trabajador como individualista, se lamenta tras fallar una ocasión ante Guaita.

Isaac, tan trabajador como individualista, se lamenta tras fallar una ocasión ante Guaita. / Juan Carlos Muñoz

Todo lo que no se sea entender el rol que tiene que tener este equipo y que prime la unidad por encima de todas las individualidades será cargar de frustraciones el paso de una jornada tras otra. El Sevilla durante años se ha querido armar de delante hacia atrás y ahora mismo, en este punto de la historia, futbolísticamente es un equipo que vive del repliegue intensivo y de salir a la contra. No hay más ni quieran buscar más.

El equipo de Quique, ante un rival como el Celta, más pegado al descenso que el propio Sevilla, llegó a estar cómodo defendiendo en una primera parte en la que los vigueses lanzaron 8 saques de esquina por uno solo los locales. Una primera mitad en la que la posesión no llegaba ni al 37% mientras que el Celta rozaba el 65% y robaba el balón, atacaba y lo volvía a recuperar con facilidad. Pues ante ese rival que lo tenía cogido por la solapa le iba ganando en el marcador con ese zarpazo, casi el único, de En-Nesyri tras una recuperación y un ataque con tres toques: Jesús Navas, Ocampos y En-Nesyri.

Pues eso es este Sevilla. Un equipo sin refuerzos de invierno (una pantomima de cara a la galería: ni un minuto de ninguno). Y también que se ampara en la unidad. En el momento que ésta falla, en el momento que alguno trata de querer sacar su ego por encima del resto, el perjudicado es el grupo, el equipo, la entidad y la afición. Ante el Celta lo hizo primero Isaac –que ya había apuntado algo así en Almería– y después, sacando a relucir su enfado por no acatar una decisión del entrenador, lo hizo En-Nesyri faltándole el respeto a los compañeros.

Defensa

Esa agresividad que el equipo tiene arriba, en la fase de iniciación del rival, no la tiene cuando éste rebasa la línea de presión de Isaac y En-Nesyri. Eso lo detectó a las mil maravillas Claudio Giráldez y aleccionó a los suyos para jugar en campo contrario. Ahí llegaron mucho antes a los duelos los gallegos (sólo Kike Salas mantenía el tipo en sus salidas de zona) y ahí se hicieron fuertes los Fran Beltrán, Sotelo, Bamba, Iago Aspas... que tenían además superioridad numérica. Recuperaban con facilidad y volvían a empezar. Aunque el bloque final se mantenía unido y sin espacios el Celta no disfrutaba de muchas ocasiones.

Pero en cuanto en la segunda parte volvieron las transiciones que se permitieron en Almería, los centrales quedaron otra vez al descubierto.

Ataque

La fuente de ocasiones es el contraataque y a Ocampos, que esta vez tenía que partir desde dentro, le costó más que otros días.

No hubiera pasado nada si hubiese habido acierto, pero esa efectividad de otras veces no apareció. Isaac parecía que seguía ofuscado por las ocasiones que falló en Almería y, si bien en el trabajo no se le puede achacar nada, en dos ocasiones muy seguidas, una de ellas con Ocampos y En-Nesyri con pase claro en un tres contra uno, no cedió el balón, generando un mal rollo que sería fatal. Y esta vez los cambios no ayudaron.

Virtudes

La verticalidad, pero hay que aprovecharla...

Talón de Aquiles

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