Diego Alonso compuso un equipo inicial absolutamente condicionado por el derbi del próximo domingo: al banquillo Jesús Navas, Acuña, Soumaré, Ocampos, Lukébakio, Rakitic. El Sevilla, incluso con todos sus titulares sobre la hierba, incluidos Nyland y Sergio Ramos, está hoy varios cuerpos por debajo de este poderoso Arsenal y lo hubiera tenido en chino para plantarle batalla. Pero el ejercicio de impotencia, inferioridad asumida, mediocridad exasperante y corrosiva inoperancia del remendado equipo que saltó al Emirates va a tardar en evaporarse de la memoria del sevillista.

Defensa

Juanlu y Kike Salas sufrieron lo indecible cada vez que Martinelli y Saka los encaraban cerca de la cal. Las piernas de los atacantes iban a 45 revoluciones por minuto y las de sus resignados defensores, a 33. Y si el Arsenal no sentenció en la primera mitad, fue por el buen trabajo de Gudelj y sobre todo Badé en esos continuos centros desde los extremos y que el Arsenal no tenía a un nueve: el pequeño Trossard cazó la que tuvo por abajo para colarla a placer.

La presión tras pérdida del Arsenal de Arteta es prodigiosa, tener a esos centrales tan poderosos y rápidos facilita plantar la línea en el mediocampo y al mando de Jorginho y Rice por dentro, Joan Jordán y Fernando fueron dos conos en el doble pivote. con Sow como tercer cono algo más arriba.

Las cesiones a Dmitrovic fueron continuas, los sevillistas percibieron tan pronto su manifiesta inferioridad, que incluso en las contadas ocasiones que un atacante pudo encarar ya en el mediocampo rival, prefirió mirar atrás y cederla. Juanlu lo hizo varias veces desde la derecha, Sow por dentro...

Si el Sevilla respiró algo más en la segunda parte, fue porque el Arsenal levantó incluso el pie del acelerador al comprobar la nula amenaza que era el lánguido y frágil equipo de Diego Alonso.

Ataque

Sin capacidad alguna para zafarse de la asfixiante presión de los londinenses y con la absoluta convicción de su manifiesta inferioridad, el Sevilla dimitió del partido de salida, no probó siquiera sus opciones. Pedrosa, si acaso, miró hacia arriba.

Con Mariano junto a En-Nesyri hubo más sensación de peligro, por llamarlo de alguna manera, porque el Arsenal se tomó un respiro y en fases prefirió defender más atrás. Pero el primer y único tiro sevillista llegó con 2-0 y sin tiempo para más: ¡en la última acción del partido en el minuto 96!

Virtudes

La pareja de centrales, Badé sobre todo y Gudelj, compitió.

Talón de Aquiles

La defensa de cinco fracasó en la sujeción de los extremos, los tres medios por dentro no la olieron y el Sevilla dimitió del partido desde el saque inicial. Diego Alonso no se entera aún de lo que dispone en el vestuario y cómo manejarlo.