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En-Nesyri y la trascendencia del gol vigésimo

En-Nesyri celebra el gol mientras Papu corre a felicitarlo, con Guido desenfocado.

En-Nesyri celebra el gol mientras Papu corre a felicitarlo, con Guido desenfocado. / Antonio Pizarro

Cuando Monchi animó a En-Nesyri tras su ocasión fallida en la Supercopa de Europa, seguramente no imaginaría que el gol clave que le auguró fuera en un derbi. "Hoy has fallado, pero vas a meter seguro el gol más importante del Sevilla esta temporada", le dijo según confesó el director general deportivo. Sin embargo, sin ser un gol en una eliminatoria definitiva o jugándose un título, la trascendencia del enorme gesto técnico del marroquí con el que aprovechó el gran balón al espacio de Jesús Navas puede tener más peso que otro gol con más ínfulas.

Que fuera en el derbi 100 y encima le diese la victoria al Sevilla ya tiene su sustancia intrínseca. Pero es mucho más lo que significó: con el sufrido 1-0 el Sevilla apuntaló un edificio que amenazaba ruina.

Es difícil medir ahora cuáles habrían sido las consecuencias de la hipotética derrota sevillista en el derbi. Porque el Sevilla llegaba a la cita de rivalidad después de los varapalos en la semifinal de la Copa del Rey, sobre todo, y los octavos de final de la Champions y tras una racha de cuatro partidos sin ganar en la que tenía más peso incluso la fatiga anímica que la física.

Haber perdido y que se hubiesen acercado sus perseguidores por el cuarto puesto, estando entre éstos el Betis, habría supuesto una nueva carga de presión emocional difícil de llevar. Y esa sangría de confianza es la que taponó En-Nesyri con un gol que además llegó con otra cifra redonda: fue el vigésimo que marca este curso, el decimocuarto en la Liga que se suma a los seis que hizo en la Champions, torneo en el que debutaba y en el que por ahora sólo lo supera Haaland, con 10.

El gol vigésimo de En-Nesyri en el derbi centésimo de la Liga tiene el añadido de que permite al Sevilla inflar de nuevo su colchón de puntos respecto a sus inmediatos perseguidores, la Real Sociedad y el Betis, que se quedan ahora a seis y nueve puntos, con el goal average particular ya ganado en el caso de los verdiblancos y todavía por decidir en el caso de los blanquiazules, a los que visitará en la jornada 33, a finales de abril.

Será uno de los platos fuertes que debe afrontar el equipo de Lopetegui en sus doce últimas citas ligueras, una más que el resto salvo el Elche, claro. También debe visitar al Real Madrid o al Villarreal y recibir al Atlético, partido éste que será el primero tras el parón.

Antes debe jugar el aplazado con el Elche y el sábado el de Valladolid, dos partidos con sus respectivas espinas, antes de un receso liguero que, como reconocieron los profesionales sevillistas tras el triunfo en el derbi, les va a venir de maravillas para recargar las baterías. No serán partidos fáciles tras el nuevo esfuerzo en el derbi, que dejó sus secuelas en forma de bajas por sanción, por ejemplo. Pero ahora el ambiente está aireado.

Si Lopetegui ha venido recordando que el Sevilla apenas ha descansado una semana –en realidad fueron dos, entre el 21 de agosto de la final de la Liga Europa y el 7 de septiembre de la vuelta a los entrenamientos–, la asunción de esa fatiga ya se generaliza a otros profesionales. "El equipo sólo descansó 15 días en verano y puede acusar la fatiga y lo digo ganando, porque perdiendo podría sonar a excusa", afirmó Joan Jordán tras el triunfo en el derbi.

Esa quincena escasa de receso de la que disfrutó el Sevilla, cuya base de la plantilla sigue siendo prácticamente la misma con algunos retoques, llegó tras la temporada más larga de su historia: un año y 17 días desde el primer entrenamiento en agosto de 2019 hasta el título de Colonia. Eso sí, con el lapso del confinamiento y el parón competitivo, tras el que el Sevilla regresó más fuerte que nadie y eso fue mérito de Lopetegui y su equipo.

Terminó con 54 partidos oficiales, la misma cifra con la que concluirá esta. En el último lustro ha llegado a jugar el tope histórico de 63, en la 15-16, o 61, en la 18-19. Entonces las eliminatorias eran a doble partido. Las circunstancias ahora son otras. Y la carga física y anímica es distinta. He ahí la importancia del gol oxigenador de En-Nesyri.

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