Sevilla - Espanyol | La previa

De la lírica a la épica

  • El Sevilla está obligado a vencer al colista Espanyol, que llega sin su goleador De Tomás, para evitar una crisis de verdad

  • La grandilocuencia de los mensajes debe pasar al césped

Ocampos, Koundé y Fernando, en un rondo con De Jong en medio, en la sesión previa al partido.

Ocampos, Koundé y Fernando, en un rondo con De Jong en medio, en la sesión previa al partido. / Juan Carlos Vázquez

Ha sido una semana con muchos mensajes en el Sevilla. Una semana de cerrar filas en torno al equipo, en torno a Julen Lopetegui, en torno incluso a la perspectiva amplia de un proyecto que cuenta con el apoyo de todos los accionistas mayoritarios. La vuelta a la escena institucional de José María del Nido, antecediendo en su discurso a José Castro el día de San Valentín, en la Torre Pelli, fu un hito, una especie de llamada general, con mucha lírica, para que el sevillismo una filas, a la hora de la épica, la hora del fútbol.

Pero la épica no suele dejarse influir por la lírica y sí por la realidad. Y en este caso, si el Sevilla anda necesitado el Espanyol es pura necesidad, hambre canina. Su supervivencia está en juego y no va a regalar ni un palmo de terreno una vez que Cordero Vega pite el inicio del partido. Los mensajes emotivos sonarán como un lejano y almibarado eco en medio del fragor de la batalla. Porque cuando el balón está en juego y hay puntos decisivos para el destino de cada cual, se impone la hora del esfuerzo y el gemido, la pugna sin cuartel.

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SEV-ESP / Infografía

Eso es la épica, que cuenta tanto la hazaña del héroe como su caída. Y para no seguir cayéndose, el Sevilla de Lopetegui debe enmendar la plana y reencontrar el camino de la seguridad y la profundidad, del dinamismo y el desequilibrio, perdido en los últimos partidos, como si la herida abierta en Miranda del Ebro siguiera en carne viva, sin posibilidad de cicatrización.

El Sevilla parece haber perdido incluso parte de su identidad. El cambio de dibujo en Vigo, para dar descanso a Banega, para incluir en el once a Suso, para dar más profundidad o para quién sabe qué exactamente, no funcionó. Y tampoco se sabe muy bien si no funcionó porque el plan se quedó a medias o porque la premisa del fútbol control minó la idea inicial.

Perdida la proverbial seguridad que hizo ganador al Sevilla, éste debe dar un paso más sobre los rescoldos de aquella confianza más la necesaria vuelta de tuerca en el fútbol de ataque, en el que se sigue echando en falta más dinamismo y remate, más mordiente de verdad. Menos amago y más pegada. Ahí, el ingreso en el equipo de Suso debe empezar a notarse, porque el gaditano tiene veneno en su bota izquierda y sabe buscar el resquicio por el que hacer daño al rival. Ahora los compañeros deben también abandonar algunos vicios y ofrecer más soluciones desde esa necesidad de ser verdaderamente dañinos.

Enfrente estará un Espanyol que con Abelardo ha abandonado la diplomacia para evitar la zozobra. Los periquitos descolgaron los cuchillos de las panoplias y se lo pusieron en la boca desde el mismo debut del asturiano ante el Barça (2-2), aunque pueden echar de menos al hombre que ha puesto los goles a la resurrección. Raúl de Tomás no viajó a Sevilla debido a unas molestias en el aductor. Para evitar sustos mayores, se quedó en Barcelona el hombre que ha marcado en los cinco partidos en los que ha participado. Lo hizo en la victoria en Villarreal (1-2), en el empate ante el Athletic (1-1), en la derrota en Granada (2-1) y en el triunfo ante el Mallorca (1-0). También en el partido de Copa que ganó el Espanyol antes de, sin De Tomás, caer ante la Real Sociedad.

Pero, como el propio Abelardo dijo, el Espanyol no puede vivir sólo de Raúl de Tomás, por mucho que el club invirtiera en él 20 millones de euros en un desesperado gesto. Y seguro que los periquitos venderán cara su piel. Como en cualquier batalla. La lírica es hasta necesaria en ciertos momentos, pero es hora de la épica.

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