Contra el confort de no retomar la competición
Sevilla FC
El cuerpo técnico y el departamento de fútbol deben combatir el posible acomodamiento de una plantilla que sabe que si no hay competición irá a la Champions
La semana que debía ser clave para delimitar los calendarios y las clasificaciones europeas, tras las reuniones telemáticas auspiciadas por la UEFA, aún deja en el aire si se volverá a jugar al fútbol o no. El 27 de junio es el límite que han consensuado las ligas, en la reunión telemática que tuvieron las 55 federaciones nacionales el martes con la UEFA, para dar comienzo a los campeonatos y dejar el mes de agosto expedito para que el organismo europeo pueda celebrar sus dos torneos: la Liga Europa y la Liga de Campeones. Claro que difícilmente se celebrarán éstos, tal y como ha solicitado Aleksander Ceferin encarecidamente a sus asociados, si antes no se disputan las ligas nacionales. La mente, de nuevo, duda entre prepararse al cien por cien en cada golpe de riñón o pedalear de forma cansina en la bicileta estática.
La semana de las reuniones UEFA sí ha dejado una cosa bastante clara. El Comité Ejecutivo del máximo gestor del fútbol europeo, reunido el jueves, apoyó totalmente las tesis aprobadas unas semanas antes por la Real Federación Española de Fútbol. Es decir, van a primar siempre los criterios deportivos y de transparencia y, en caso de que no se puedan reanudar las ligas porque las federaciones se vean impedidas por las condiciones sanitarias o económicas derivadas de las mismas, los campeonatos quedarán tal y como están ahora. Es decir, en el caso del Sevilla se garantizaría ser tercero en la clasificación. O sea, se metería en la Champions, el alto objetivo fijado por el club y ansiado por los futbolistas desde el principio de esta histórica, anómala e inédita temporada.
¿Y qué problema hay con esa garantía? Pues que se une a las reticencias de los futbolistas de jugar si no hay garantías firmes de seguridad sanitaria, al rechazo casi unánime a concentrarse en las ciudades deportivas u hoteles –en el caso del Sevilla tendría que ser en un hotel– a partir de la tercera fase de vuelta a los entrenamientos, precisamente dentro del protocolo de seguridad sanitaria que elaboró la Liga. Y que, finalmente, produce un lógico acomodamiento mental. Volver a competir, en cierta manera, significa en este contexto sacar al jugador de su zona de confort, con ese billete de Champions casi en el bolsillo pero con once jornadas por delante que aún no se sabe si se podrán o no se podrán jugar.
Es difícil con el tercer puesto amarrado si no se vuelve a jugar extramotivar al futbolista para una vuelta a la competición que no está nada clara. Por mucho que todos los futbolistas digan que están deseando volver a jugar, el panorama no los invita a saltar al césped con la alegría natural del fútbol. Y la nueva advertencia de Fernando Simón contra la aplicación masiva e indiscriminada de test en empresas o, como es el caso, equipos profesionales de élite, y no por selección sintomática, es otra prueba de que no todo va tan rodado como les gustaría a los clubes.
Franco Vázquez, en declaraciones para Tuttomercato, dejó claro cuál es el estado de ánimo de los futbolistas, con la fecha del 11 de mayo fijada para iniciar los entrenamientos, tras aplazarse por el problema de los test la del 4 de mayo. "Depende de la evolución del virus. El deseo de comenzar de nuevo está ahí y es fuerte. Pero también hay un poco de miedo a infectar y ser infectado", dijo el Mudo, que es uno de los capitanes e incluso ha negociado la reducción de salario con el club. O sea, es voz autorizada en la materia.
El cuerpo técnico del Sevilla está muy pendiente de su plantilla. Hay hilo directo entre Monchi, al tanto de las novedades que llegan desde LaLiga o el Ministerio de Sanidad, y Julen Lopetegui, quien además puso a disposición de los futbolistas a Juan Carlos Álvarez Campillo para tratar los asuntos anímicos durante el confinamiento. Pero la realidad es que el calendario de la vuelta del fútbol no termina de vislumbrarse. Y el futbolista, como toda persona, también tiene su perniciosa zona de confort.
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