Sevilla - Granada | La previa

La complejidad rutinaria de la Liga

Ocampos, Franco Vázquez y Banega, que es baja por sanción, se ejercitan protegidos del frío.

Ocampos, Franco Vázquez y Banega, que es baja por sanción, se ejercitan protegidos del frío. / Juan Carlos Muñoz

Tras la buena imagen y el pase en la Copa del Rey ante el Levante, vuelve la Liga al Ramón Sánchez-Pizjuán y lo hace con su habitual carga de complejidad. El torneo de la regularidad, incluso su reflejo en la Copa, está caracterizándose por la igualdad y el mejor ejemplo de ello es el trabajito que le costó al Barcelona doblegar al Granada en el estreno de Quique Setién.

Hasta después de la expulsión de Germán, por una segunda amarilla de esas que hacen pensar que hay doble rasero con VAR o sin VAR, máxime tras las faltas impunes de Arturo Vidal, no consiguió Messi combinar de forma letal en las inmediaciones del área nazarí, donde de verdad se hace daño. El equipo de Diego Martínez dio una buena muestra en el Camp Nou de lo que es capaz y Julen Lopetegui advirtió de ello en la previa.

También recordó el entrenador guipuzcoano del Sevilla de qué manera salió victorioso su equipo del partido de la primera vuelta. Ganó el visitante como pudo haber empate o victoria local. Y esas dos referencias están muy claras en el cuerpo técnico nervionense y, cabe imaginar, en el vestuario. De modo que, dado que visita Nervión "uno de los equipos más complejos" de la Liga, es lógico colegir que la rutina liguera tendrá en la cerrada noche de Nervión un capítulo con aristas envueltas en frío y humedad, amén de otras circunstancias deportivas de peso.

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SEV-GRA / Infografía

Una de ellas es la baja del cerebro de este Sevilla. Banega se pierde el partido por acumulación de amonestaciones y Lopetegui tiene ante sí la dura prueba de dar con una medular que no eche de menos la forma en que tiene el argentino de manejar los tiempos del partido, de esconder la pelota, lanzarla en largo o darle continuidad al juego en corto, según lo demande el encuentro y el rival.

Bien es cierto que ante el Levante el Sevilla realizó uno de sus partidos más completos. La vuelta de Ocampos al once sirvió para ver otra vez ese equipo de altísimas revoluciones que lo mismo presiona con líneas muy adelantadas que combina en corto, por dentro o por fuera, y en cambios de orientación. Ahí fue clave el papel de Óliver Torres, que pareció encontrar su sitio justo por delante de Banega. Pero, hoy, ante el sobrio y corajudo Granada, no estará el argentino y puede que la ausencia de esa pieza le quite brillo al papel del extremeño.

Muchas miradas estarán puestas en Óliver Torres hoy, aunque quizá la clave sea otra y Lopetegui apueste, por ejemplo, por darle otra oportunidad a Gudelj, tras sus buenas puestas en escena en el Santiago Bernabéu y en el rato que jugó ante el Levante. Franco Vázquez también tendrá algo que decir en el reparto de roles de esa medular que no quiere echar de menos a su mejor regidor.

Además, tampoco estará Joan Jordán para echar un cable. El catalán sigue de baja, justo cuando parecía que estaba reencontrando su tono, por el cabezazo que sufrió ante el Escobedo.

Ese es otro aspecto a la hora de analizar previamente un nuevo capítulo de la Liga, con su compleja rutina. La carga de partidos y la concentración del calendario empiezan a dar dolores de cabeza a Lopetegui. Habló el guipuzcoano en la previa, motu proprio, sin que mediara pregunta, de que ahora tendrá que dosificar los esfuerzos y dar con un once competitivo, midiendo muy bien entre el esfuerzo continuado de los que más están jugando y la necesidad de seguir dotando de una estructura eficaz al equipo. Es el reto de un Sevilla abonado a las tres competiciones.

Enfrente estará un Granada muy elogiado por Lopetegui, pero también muy reñido con los resultados a domicilio. Es el peor visitantes de los últimos tres meses y medio, una racha que inició en el Bernabéu (4-2) y que continuó en Getafe (3-1), Mestalla (2-0), San Mamés (2-0), Ipurúa (3-0) y Camp Nou (1-0). El calendario fue duro, pero la racha es muy larga y el equipo de Diego Martínez llegará con el orgullo herido y con la necesidad de revertir esa situación que está afeando su esperanzador inicio en la Liga, tras su fulgurante ascenso. Es el otro matiz que preocupa a Lopetegui, un entrenador que siempre respeta al rival porque sabe que enfrente siempre hay otro que también quiere competir... Lo dicho, la complejidad rutinaria de la Liga.

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