El Sevilla de Mendilibar quiere salir vivo de Old Trafford

El divertido saltito de Bruno Fernandes en el punto de penalti, antes de batir a Bono, tuvo su gracia para los aficionados del Manchester United, entre otros, hasta que Luuk de Jong agradeció el caramelo de Jesús Navas para carbonizar a los Diablos Rojos en su propio fuego y meter al Sevilla en su sexta final de la hoy llamada Europa League. Sucedió en Colonia el 16 de agosto de 2020, sin público en las gradas, y fue el penúltimo capítulo glorioso del equipo de Nervión en una competición que parece parida para sus deseos.

En esa semifinal terminó de entrar Bono en los corazones de los sevillistas. Su actuación fue asombrosa para el mundo del fútbol y desesperante para Rashford, Bruno Fernandes o Martial. No han pasado ni tres años para que el Manchester se pueda vengar.

El anhelo por ajustar cuentas de De Gea, Wan-Bissaka, Lindelöf, Maguire, Fred, Bruno Fernandes y Martial, que son los siete presentes en aquella semifinal que hoy pueden hollar Old Trafford, se ve aparejado por el respeto que esa noche de Colonia se forjaron Bono, Jesús Navas, Fernando, Gudelj, Suso, Lucas Ocampos y

En-Nesyri, que son los siete sevillistas que festejaron aquella increíble victoria y que volverán a defender el escudo en esta apasionante ida de los cuartos de final. También Joan Jordán estuvo en Alemania hace tres años, pero el medio catalán sigue con problemas en el tendón de Aquiles, con lo delicado que eso es, y se quedó en Sevilla. Será la baja más sensible de un equipo que de la mano recia de José Luis Mendilibar se está haciendo más competitivo, como confirmó ante el Celta tras esa victoria de oro puro en Cádiz.

Si Jordán no estará en las filas de los de blanco, Rashford causará baja en las inglesas junto a Luke Shaw. El delantero, uno de los goleadores más implacables del fútbol europeo desde que acabó el Mundial de Qatar, es la pieza más desequilibrante del opulento equipo de Manchester, como demostró, por ejemplo, en la eliminatoria anterior ante el Betis: en ambos partidos hizo el gol más complicado, el 1-0. Mal haría el Sevilla en pensar que tamaña ausencia nivela las fuerzas: Bruno Fernandes es un armador del juego como hay pocos en Europa y encima tendrá a su lado al danés Eriksen, otro al que da gusto ver cómo distribuye la bola.

Por detrás de ellos, volverá Casemiro. Y lo hará como un purasangre al que abren el cajón, después de cumplir varios partidos de sanción en la Premier. El brasileño es la clave de bóveda para el técnico neerlandés Erik Ten Hag, la pieza que lo equilibra todo.

A partir del manejo de Casemiro en la zona ancha, el United tratará de imprimir un ritmo endiablado, nunca mejor dicho. Antony por la derecha en principio, Jadon Sancho por la izquierda. Arriba, Martial o el tosco Weghorst, tan cuestionado por su hinchada.

Ausentes Jordán y Pape Gueye, no inscrito en la competición, la duda estriba en la posición de Gudelj. Puede ubicarse junto a Fernando si Mendilibar confía en Nianzou o incluso Marcao junto a Badé en el eje de la zaga. Si el serbio sigue atrás, el problema se origina en el medio con la falta de especialistas defensivos para acompañar a Fernando.

El Manchester abruma por momentos. Diez minutos de bloqueo ante él son suficientes para acabar en el cadalso. Por ello, el Sevilla tendrá que ser una roca de principio a fin. No será fácil por el adversario y por el propio Sevilla. Por algo el valor de la plantilla del United cuadruplica a la del Sevilla para transfermarkt.es: 796 por 209.

Para responder al desigual pronóstico, está la historia del torneo. El prestigio y el peso específico que se ha ganado el Sevilla, su mística tan especial, lo dota de una extraña seguridad que lo puede llevar a explotar los puntos débiles del United. Que los tiene.