El ex sevillista Samir Nasri, jugador de muchísima calidad cuya cesión logró Monchi para el equipo que dirigía Jorge Sampaoli, hace poco que anunció su retirada del fútbol en activo. Con 34 años, fue este verano cuando decidió colgar las botas a sus 34 años, habiendo jugado su última temporada en el fútbol belga, en las filas del Anderlecht.

Pero sólo unos meses después ha sorprendido la figura con la que ha aparecido en un partido benéfico ara Unicef disputado en su Marsella natal entre viejas leyendas del Olympique, como Robert Pires, Desailly, Ravanelli o Didier Drogba y otras estrellas retiradas de mucho nivel como Abidal, Karembeu, Cambiasso, Kluivert o  Mendieta.

El francés, habituado a los excesos, presenta un sobrepeso evidente y muy acentuado para un futbolista que estaba en la élite hace relativamente muy poco. Con una calidad indudable, el jugador que llegó al Sevilla cedido por el Manchester City, siempre fue un jugador díscolo y rebelde, lo que le impidió llegar más alto.

En Sevilla tuvo un rendimiento irregular y alternó partidos muy buenos con actuaciones decepcionantes, sobre todo su expulsión ante el Leicester en octavos de final de la Champions, cuando cayó en una provocación de Vardy con una tarjeta amarilla a cuestas desde el minuto 17. También fue sancionado al someterse en Los Ángeles a un extraño tratamiento intravenoso que le supuso una suspensión por parte de la FIFA de 18 meses.

En el Sevilla disputó un total de 30 partidos (23 de ellos de Liga) en la campaña 2016-17 en los que marcó 3 goles y dio 2 asistencias. Después del Sevilla pasó por Turquía, en las filas del Atalyasport, el West Ham y el Anderlecht, pero en ninguno de estos tres equipos llegó siquiera a disputar 10 partidos.