Tanto Pablo Machín como Carriço incidieron bastante en sus comparecencias ante la prensa en la capacidad física del Slavia de Praga. Es una de las virtudes del equipo de Jindrich Trpisovsky, el joven técnico que tiene líder de la liga checa al estrellado conjunto rojiblanco. El Slavia tiene centrales y mediocampistas que pasan de 1,90. Por ejemplo, Soucek, titular indiscutible y uno de los pilares del equipo en la medular (1,92); o su delantero Milan Skoda (1,90). Y también buenos lanzadores, con lo que uno de los peligros de los checos llega a balón parado. Esto puede condicionar la elección de futbolistas por Pablo Machín, que no cuenta con mucha gente alta para contrarrestar ese físico.

Pero, más que el físico, evidentemente una de sus bazas, el mayor peligro de los checos es que llegan a Nervión con una confianza y una ilusión ilimitadas, con poco que perder tras su proeza de dejar fuera al Girondins de Burdeos venciendo en la última jornada del grupo al Zenit y, sobre todo, remontando al Genk en Bélgica con un formidable 1-4.

Trpisovsky dibuja un esquema de 4-2-3-1, o 4-4-2, con Deli y Kudela en el eje de la zaga; Soucek con los galones en el centro del campo, escoltado por Traore, de más fuerza, o Husbauer, de más calidad y juego. Ante el Genk, por ejemplo, fue determinante la inclusión del joven Kral, recién llegado del Teplice en invierno: un futbolista disciplinado, dinámico y también con juego aéreo. Y en las bandas cuenta con Olayinka, fibra y velocidad, o Zmrhal, más disciplinado y también con gol. En la izquierda, lo lógico es que esté su máximo goleador, el menudo y habilidoso Stoch, y arriba el potente y alto Skoda, una referencia para el juego directo y aéreo.

El Slavia tiene distintas vías al gol. Los defensas se incorporan en la estrategia, el lateral Coufal sube si ve ocasión y ve puerta, Soucek, Husbauer, Stoch, Zmrhal, Skoda...