Sevilla FC

El aval del rojo intenso

  • Los precedentes del Sevilla en el estadio del Betis, donde ha perdido sólo un derbi de los últimos 16 disputados, da energía positiva a los de Lopetegui de cara al duelo del sábado

  • El Sevilla no da pistas de cara al derbi

Los jugadores del Sevilla se abrazan tras un gol en el último derbi en Heliópolis.

Los jugadores del Sevilla se abrazan tras un gol en el último derbi en Heliópolis. / José Manuel Vidal / EFE

En un derbi puede pasar cualquier cosa. Apasionante, vibrante, con tensión, con una constante cascada de emociones... Saber lo que va a pasar es imposible y a un partido muchísimo menos. En el duelo de este sábado en el Benito Villamarín además no cuentan los puntos. No valen las diferentes sensaciones que al final de un partido, por su desarrollo, puede dar un empate para un equipo y para otro por situaciones como una expulsión o una desventaja en el marcador recuperada. Es un cara o cruz puro y duro y el Betis en este caso tendrá la ventaja del factor campo, de tener a su afición cerca y de que no habrá una segunda parte en terreno sevillista.

Pero en el Sevilla, más allá de muchos tópicos como el de que las estadísticas están para romperlas o el de que en un derbi no hay favoritos, está el poso por el que a lo largo del tiempo los que visten de rojo intenso en Heliópolis han aprendido a competir en este tipo de duelos.

Los precedentes en este siglo de los Betis-Sevilla, o lo que es lo mismo, los derbis en terreno verdiblanco, han caído en su mayoría del lado sevillista. Los nervionenses se agarran por tanto a las buenas vibraciones, al hecho de que de un total de 21 partidos entre béticos y sevillistas junto a la Avenida de la Palmera (18 de Liga, dos de Copa y uno de Europa League), sólo en tres ha salido derrotado el equipo que vistió de rojo.

El Sevilla no pierde un derbi en el estadio Benito Villamarín desde septiembre de 2018, en la jornada 3 de la temporada liguera 18-19, cuando un gol solitario de Joaquín Sánchez derrotó a la escuadra de Pablo Machín, un equipo que prometía mucho y que se acabó ahogando en el mes de marzo, cuando el soriano fue destronado por otro Joaquín, Caparrós, entonces director del área de fútbol, para ponerse él precisamente casi en vísperas de otro derbi, pero en Nervión. Esa derrota blanquirroja en feudo verdiblanco supone la única en un periodo largo de tiempo, desde 2006 hasta ahora en un total de 25 derbis disputados en el estadio heliopolitano.

La historia de las comparecencias del Sevilla en el campo del Betis por lo general es un motivo de orgullo para los que defienden el escudo que preside el mosaico de Santiago del Campo en la fachada principal del Sánchez-Pizjuán. Lopetegui ya se ha llevado dos épicas victorias a su mochila, una con el gol de Luuk de Jong en su primera temporada y otra el reciente 0-2, Acuña y Bellerín en propia meta.

Son victorias que saben a puño cerrado, a arenga de Monchi antes de salir al campo y a saludos del de San Fernando en la esquina de Gol Norte ante 500 ó 600 aficionados con bufandas rojas y blancas.

El 0-2 en la Europa League y la tanda de penaltis que remontó el triunfo bético por el mismo resultado en Nervión, el tanto de Iborra en el minuto 88 para culminar una gran remontada en la temporada 16-17 con Sampaoli en el banquillo, otro 0-2 con doblete de Gameiro en la 13-14 o el gol de Kanoute en el penúltimo precedente en la Copa, el derbi del botellazo a Juande que luego siguió tras la suspensión en Getafe. Y la última visita copera, en enero de 2016, que acabó 0-2, goles de Krohn-Dehli y Krychowiak. O el de esta misma campaña en la Liga. Muchos son los precedentes positivos para los nervionenses en este tipo de duelos de cara al del sábado.

Dicen los que han vivido un derbi en el lado sevillista que el rojo intenso en ese estadio transforma a los que visten esa camiseta. Es un partido especial, un duelo en el que no hay retorno y en el que cada detalle tiene su importancia.

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