Sevilla FC

Todo el foco en la planificación y 18 días por delante

Monchi e Isco, el tercer fichaje, bromean en la presentación del malagueño.

Monchi e Isco, el tercer fichaje, bromean en la presentación del malagueño. / Raúl Caro / Efe

Dos semanas y media, 18 días concretamente, quedan para que se cierre la ventana de transferencias de verano y la inscripción de futbolisas en LaLiga. Es el periodo de tiempo que tiene la dirección deportiva del Sevilla para terminar de concretar qué plantilla le va a dar el club esta temporada a Julen Lopetegui para intentar repetir la clasificación para la Champions, que se antoja ya, más que como un prestigioso premio deportivo, como una urgente necesidad ante la apremiante realidad económica a la que no es esquivo el Sevilla.

El campamento base del que habla José Castro volverá a ser el objetivo, y no por un puro prurito de empuje y crecimiento, sino como tabla a la que agarrarse para mantener la estructura de un club que vive por encima de sus posibilidades. Así, empezada ya la Liga, todo el foco estará en la planificación, máxime tras la primera derrota en la primera jornada, un hecho insólito, inédito en la era de Julen Lopetegui, quien comenzó con victoria en sus tres años precedentes.

Ese traspié inicial, al margen de la polémica arbitral suscitada por el penalti pitado contra el Sevilla y contra los nuevos criterios del Comité Técnico de Árbitros, ha recrudecido la inquietud entre el sevillismo por ser una especie de confirmación de las dudas que ya había la temporada pasada. La incertidumbre, las críticas incluso, están acentuadas por las ventas de los dos formidables centrales que sostuvieron en los tres años precedentes el entramado defensivo del equipo y que, de momento, no han tenido un reflejo en la remodelación esperada de la plantilla. Bueno, ni en la remodelación ni en la sustitución de dos puestos tan trascendentales.

Tal y como iba de lenta la planificación dirigida por Monchi, en paralelo a un mercado que ha ido también al ralentí, era de esperar que en Pamplona jugasen Gudelj y Rekik por Diego Carlos y Koundé, todavía no inscrito por el Barcelona, por cierto, en otra pista de los derroteros económicos del fútbol. Esa defensa de circunstancias sufrió los embites habituales de un equipo dinámico, pero también con sus carencias, como el Osasuna de Arrasate, y el aficionado ha puesto la lupa en la planificación.

Ya quedó advertido que Monchi afrontaba uno de sus veranos más complejos, por varios factores. La crisis de la pandemia se está reflejando ahora en la economía de los clubes, en paralelo al crecimiento del celo en LaLiga sobre los parámetros económicos –la excepción del Barcelona es un escándalo que asusta a propios y extraños–. Además, en los tres años precedentes, el director deportivo primero tuvo que deshacerse de gran parte de lo que heredó de la etapa anterior y luego tuvo que ir recolocando a futbolistas que no rindieron, con el caso de Rony Lopes –aún sin destino– como paradigma.

El Sevilla, aun con un alto límite salarial (199 millones), no puede colocar en el mercado todo lo que quisiera para hacer hueco. Su plantilla ha envejecido y cuando pudo no puso en el escaparate o no aceptó ofertas por jugadores cotizados en su momento, como Ocampos o En-Nesyri. Todo eso, de pronto, ha creado un mini tsunami, ahora que están de inquietante moda en nuestras costas. 18 días hay para arreglarlo, pero con Monchi todo se puede esperar...

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