Sevilla-Lens | La crónica

Un arranque con mal sabor de boca para el Sevilla (1-1)

  • Los blancos no supieron aprovechar su prometedor arranque contra el Lens, gol incluido de Ocampos en el minuto 9, y acabaron cediendo un empate con la teórica cenicienta del Grupo B

  • El equipo de Mendilibar no fue capaz de cambiar de ritmo en la segunda mitad con los cambios, también con Soumaré y su francés

  • Así le hemos contado el Sevilla-Lens

Sergio Ramos se lamenta de la ocasión de cabeza que tuvo en un córner.

Sergio Ramos se lamenta de la ocasión de cabeza que tuvo en un córner. / Antonio Pizarro

Pasito demasiado corto del Sevilla en su reencuentro con la Champions League, la mejor competición del universo para todos los clubes. Los blancos no supieron consolidar un esperanzador arranque, con gol de Ocampos incluido, y se fueron apagando con el paso de los minutos. Cierto que tuvieron algunas fases esperanzadoras, pero su fútbol no tuvo continuidad y tampoco la segunda unidad, los cinco futbolistas que salieron desde el banquillo en el segundo periodo, colaboró para dar un paso adelante. Al contrario, llegó a estar la cosa en el alambre hasta para sumar y Dmitrovic se tuvo que desquitar en un par de cabezazos del error que metió al Lens en el partido.

Fueron algunos sustos cuando el Sevilla no había sabido cambiar de marcha, entre otras cosas porque Soumaré, como bien decía José Luis Mendilibar con toda la razón, aún no se entera de cuál es su papel en este equipo. El francés salió fresco con media hora por delante y da igual que controlara o no el idioma, lo cierto es que corrió de un lado a otro y jamás fue capaz de ejecutar una acción de ruptura, un apoyo para facilitarle camino a un compañero o cualquier otra acción prometedora. Seguro que el entrenador vasco le había pedido mucho más, pero sus compatriotas, lo que hablaban igual que él, se lo comieron y, por ejemplo, metieron infinitamente más maldad a su fútbol a través de los jóvenes Diouf y Guilavogui y sus zancadas a los espacios.

Es una pequeña aportación al debate en torno a la interpretación de las palabras de Mendilibar cuando acabó la cita con Las Palmas. Cabe suponer que quienes lo criticaban por eso, no por otras cosas en las que sí pudieran tener mucha más razón, se percatarían de que no le faltaba razón y que Soumaré deberá aportar muchísimo más, que seguro que será así, para ser reclamado con tanta vehemencia en las alineaciones.

Pero hay que volver al global del partido, al análisis de este primer sinsabor en la Champions que llegaba después de un arranque prometedor. El veterano entrenador había retocado el once inicial y lo refrescaba con Juanlu, Gudelj, Fernando, Lamela y En-Nesyri, lo que se traducía en un equipo más equilibrado, sobre todo porque Sow tenía las espaldas cubiertas con el medio centro brasileño y eso le permitía jugar más en ese ida y vuelta en el que se siente a gusto. Al final, todo se tradujo en un juego mucho más dinámico, aunque ahora la cuestión será prolongarlo algo más en el tiempo, porque en este caso todo se iba a esfumar con el empate del Lens en el minuto 22.

Ese golpe dejó sin aire durante algunos minutos a los nervionenses, aunque éstos pudieron reponerse y volver a la línea de los primeros minutos. Los blancos ya pudieron ponerse por delante en el minuto 5 si Lamela hubiera sido mucho más listo en su concepción del fútbol. No es la primera vez que en un golpe bien dado por un defensa, en este caso por su compatriota Facundo Medina, exige que la mejor manera de rentabilizarlo sea tirarse en el césped para obligar a la revisión en la sala VOR. Seguro que pudo decretarse la pena máxima, pues hasta tenía una herida en el rostro Lamela, pero éste se levantó y ya nada más se supo.

Pero cuatro minutos después sí iba a llegar la primera ventaja para los nervionenses en este reencuentro con la Liga de Campeones. Un córner sacado por Rakitic era tocado en el primer palo por Ocampos. Pareció que éste buscaba una prolongación para otro rematador, pero lo que halló fue una parábola diabólica. También es verdad que el guardameta Samba, en su sorpresa, colaboró con la causa local para que el 1-0 llegara prontito.

El cuadro de Mendilibar siguió con su presión muy arriba y tuvo algunos uys que no llegó a convertir en acciones claras de gol por varias razones, particularmente por la impericia de un En-Nesyri en uno de esos días en los que el balón parece absolutamente peleado con sus pies. El marroquí empeoraba casi todas las acciones y, lógicamente, el Lens también comenzó a avisar con un Wahi que demostraba algunas de las razones por las que se han pagado por él 30 millones de euros este verano.

En una acción del delantero centro, Sergio Ramos midió mal en su defensa, hizo una falta que pudo ser innecesaria justo en la frontal del área y todo eso derivó en el empate de los franceses. Fulgini fue el encargado de lanzarla y Dmitrovic protegió muy mal su palo, se vio obligado a meter la mano cambiada, la derecha cuando iba hacia su izquierda, y todo acabó con el electrónico con el 1-1.

Le tocaba al Sevilla volver a empezar y lo hizo a pesar de que sufrir durante un rato después de ese gol. Samba se iba a desquitar de su error inicial con un verdadero paradón a un remate a bocajarro de Ocampos (31'), después En-Nesyri cabeceaba a las manos del portero una falta de Rakitic (40') y todo se cerró con una internada de Lamela en la que no llegó a un pase de Rakitic (43'). Fin del primer periodo y todo quedaba pendiente del segundo acto.

La esperanza de los seguidores de la fe balompédica nervionense estribaba en que los suyos fueran capaces de dar un paso adelante, sobre todo con las aportaciones desde el banquillo. Craso error. Sólo Lukébakio fue capaz de meter algo de pimienta en el ataque y de darle algunos sustos a Samba. Lo que sí llegaron fueron los dos cabezazos consecutivos de Guilavogui y de Sotoca, ambos en el minuto 78, que dejaron sin respiración a esos aficionados locales.

El Sevilla, en cambio, cada vez era más pastoso, pues Suso no acababa de arrancar la moto a pesar de no ser exigido con el esfuerzo, incluso renunció a sacar desde la esquina derecha, aunque, paradójicamente, por ahí llegó la mejor oportunidad en uno que botó Lukébakio y cabeceó Sergio Ramos. Se fue fuera y se esfumó la literatura del gol del camero en esos instantes finales. El Sevilla no había sido capaz de derrotar al Lens, la teórica cenicienta del cuarteto, pero todo puede dar muchas vueltas en este Grupo B y habrá que esperar al devenir del mismo. El mal sabor inicial es innegable, pero mucho peor fue cuando llegó el Lille y derrumbó todo desde el principio. De momento, empate, un punto y la obligación de mejorar muchísimo para ganar como visitante, no hay otra.

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