Sevilla FC - Athletic Club | Informe técnico

La balada de Rakitic, Suso y el Papu

  • El Sevilla acumuló piezas por dentro, pero sin ritmo ni ideas para salvar la tela de araña de Marcelino, el peligro se desvió a Acuña y En-Nesyri se topó esta vez con Unai Simón

Rakitic toca la pelota ante Sancet.

Rakitic toca la pelota ante Sancet. / Antonio Pizarro

El partido ante el Athletic Club que acabó en derrota sevillista no fue mucho peor que otros en los que acabó ganando. Volvió a salir con un tibio ritmo, sin ese dinamismo necesario para superar defensas cerradas y ordenadas, volvió a asegurar mucho la posesión del balón sin arriesgar demasiado en pases adelantados –sólo el Papu se atrevió a batir líneas mientras le duraron las fuerzas, pero esta vez no culminó sus malintencionados intentos– y, como otras veces, la solución pudo estar en el pie izquierdo de Acuña, que sirvió dos centros al corazón de área que cazó En-Nesyri. La diferencia estuvo esta vez en que el marroquí remató más fuerte que ajustado y que Unai Simón respondió ambas veces con rapidez, reflejos y brazos fuertes y seguros.

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Otras veces, En-Nesyri convirtió alguna ocasión y el Sevilla, con el marcador a favor, asumió un control absoluto de la situación ante un enemigo obligado a exponer y abrirse. Pero no ocurrió y la tela de araña que tejió Marcelino por dentro bloqueó cualquier intento de los numerosos jugadores de corte similar que dispuso Julen Lopetegui. Al final, antes de ese contragolpe letal de Iñaki Williams, acabaron en el terreno de juego Joan Jordán como pivote –Fernando ya retrasado al puesto de central por Diego Carlos–, más Óscar Rodríguez, más Óliver Torres, más el Mudo Vázquez. Todos en busca de un toque interior, de una combinación imposible en un bosque de piernas.

Defensa

La pronta lesión de Raúl García fue un alivio para la zaga sevillista, que no obstante padeció algún momento de duda a medida que fue asumiendo riesgos y Berenguer desde la derecha salió con potencia y decisión en busca de Villalibre.

Con el Sevilla muy volcado y Joan Jordán, que no es Usain Bolt, de cierre, podía pasar lo que pasó, un dos para dos muy bien resuelto por Iñaki Williams.

Ataque

El entramado de Marcelino, también la intensidad de los leones, obligaba a jugar con un alto ritmo, el que ya no puede imprimir Rakitic. Le costó al croata distribuir, apenas dispuso de tiempo y espacio para organizar, también por su pesadez de piernas, mientras que Suso no tuvo su día, estuvo impreciso, fallón. Al Papu le duró poco el gas también.

Por fuera, Ocampos sigue siendo una atropellada máquina de perder balones desde la izquierda –muy tarde su cambio a la derecha– y Jesús Navas encaró poco. Acuña fue la excepción. También es un lastre el nivel técnico de En-Nesyri y De Jong para controlar balones en reducidos espacios y de espaldas. Los centrales se los tragaron.

Virtudes

Haberse forjado la posibilidad de seguir aspirando a ganar la Liga a estas alturas obedece a un gran trabajo colectivo más la aportación individual de varios elementos de primer nivel, y de hecho ahí está el logro mayúsculo de amarrar la Champions con cinco jornadas de antelación, pero...

Talón de Aquiles

...A veces al equipo de Lopetegui le cuesta salir con toda la cuerda dada, también asumir riesgos, y cuando llega el apuro aflora que arriba falta calidad y pólvora.

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