En la balanza de García Pimienta pesaron más los apuros de Barco con Nico que su gran aporte ofensivo
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Ejuke lidera el inconformismo del Sevilla en San Mamés y Mateo Mejía propicia la jugada clave en su debut
La crónica del Athletic-Sevilla: La rebeldía, casi lo único que queda (1-1)
Este Sevilla no está sobrado de calidad. De hecho, es una de las limitaciones que le impiden encarar con más ambición los partidos. Ante el Athletic hubo protagonistas muy destacados, como Chidera Ejuke, clave por su empuje, como Mateo Mejía, que tuvo un fructífero debut y que provocó una acción clave en la expulsión de Agirrezabala, o Barco, que sufrió en defensa y fue el sacrificado pese a su buen nivel en ataque antes de ser sustituido en el descanso.
Lukébakio Su frialdad, en defensa y en ataque, pudo marcar el duelo
En circunstancias normales, con su altura, cualquier cuerpo técnico le asignaría una marca en la estrategia defensiva, pero su tibieza a la hora de defender es evidente, tanto en juego como a balón parado. Su función era estar pendiente de un rival colocado al rechace, pero se pegó tanto a Jauregizar, aparte de que se despistó, que no pudo frenarlo. En esa función es mejor esperarlo. Esa misma ausencia de sangre caliente hizo que no pudiera embocar el pase de Pedrosa que le rebañó Yuri en boca de gol. Eso sí, su calidad aparece en cualquier momento, como en esa jugada que culminó con un zurdazo al palo.
Barco En la balanza de Pimienta pesaron más sus apuros con Nico que su aporte ofensivo
El sevillismo ya empieza a conocer cómo es el fútbol del argentino y estaba cantado que Nico Williams lo iba a poner en aprietos. Y así fue. Pero también es cierto que hasta el descanso las únicas llegadas al área bilbaína tuvieron su firma y la de sus centros con veneno. García Pimienta, pese a ir perdiendo, sacrificó esto último.
Ejuke Tiene dos cosas que no sobran, alma y electricidad
El nigeriano tiene dos cosas que no sobran en este equipo, alma y electricidad. No puede decirse que sea un jugador de calidad, pero esa explosividad en la arrancada lo hace imparable aunque muchas veces (la mayoría) no sea capaz de acertar en la toma de decisiones. Se movió mejor por fuera, sin Barco, y otra vez acabó dando puntos.
Mateo Mejía Cambió el signo del partido con ese acto de fe
Un debut muy fructífero. Sin ese acto de fe al ir a presionar a Agirrezabala el partido muy probablemente habría discurrido bajo el signo de la resignación sevillista. Todo cambió tras esa acción y deja, por tanto, la tarjeta de presentación de que en algo más de diez minutos hizo mucho más que Iheanacho en ochenta.
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