Borja Lasso: “Sampaoli era demasiado impetuoso; de Lillo aprendí una barbaridad”

El excanterano del Sevilla habló sobre su experiencia en el primer equipo con el de Casilda, Eduardo Berizzo y Pablo Machín

Los otros delanteros del Sevilla que no marcaron en las primeras 12 jornadas de LaLiga

Jorge Sampaoli y Juanma Lillo conversan durante un entrenamiento en 2017; Borja Lasso, durante el podcast de 'Offsiders'
Jorge Sampaoli y Juanma Lillo conversan durante un entrenamiento en 2017; Borja Lasso, durante el podcast de 'Offsiders' / Víctor Rodríguez

La cantera del Sevilla en los últimos años han promocionado a varios jugadores han tenido la capacidad de dar el paso y romper la puerta del primer equipo, en parte debido a los malos resultados recientes del primer equipo hispalense. Ese golpe sobre la mesa, hace menos de diez años, era impensable para una camada de futbolistas que llegaron a subir a Segunda División y firmar una temporada brillante en la categoría de plata con un notable décimo lugar. Uno de los líderes de aquel equipo, que dirigió Diego Martínez -actual entrenador de Las Palmas-, fue Borja Lasso. Un mediapunta habilidoso y técnico que brilló con el Sevilla Atlético y en su etapa de juvenil. Después de repartir 11 asistencias en Segunda División con el filial rojiblanco logró su sueño, tener un dorsal en el primer equipo del Sevilla. Toda su etapa futbolística, después de una desafortunada lesión que le obligó a retirarse a los 27 años, la ha comentado y narrado en el podcast de Offsiders.

La experiencia de Borja Lasso con Sampaoli y Lillo

No obstante, la irrupción de Borja, a diferencia de jugadores como Juanlu, Carmona o Isaac, coincidió con la etapa más brillante de la historia del Sevilla. Champions League, finales de Copa del Rey y un equipo plagado de estrellas. Durante aquella etapa recordó a uno de sus entrenadores en el primer equipo hispalense, Jorge Sampaoli. El sevillano rememoró cómo fue la primera etapa del argentino y el contraste con su segundo, Juanma Lillo: “Es verdad que en Sevilla llevo de segundo a Lillo, que no he visto que volviese a llevarlo de asistente. Sampaoli era todo enérgico. Era un ‘vamos arriba, vamos, mete intensidad’ y tal. Y Lillo le daba como la serenidad. Era el componente táctico. Aprendí una barbaridad con él. Él te hacía una masterclass cada vez que intervenía. Te decía ‘colócate aquí’ o ‘colócate entre el central y el lateral’, ‘tú a la presión ve aquí’. Por eso está con Guardiola ahora en el Manchester City”, comentó el excanterano hispalense. 

Sampaoli gesticula en su área técnica.
Sampaoli gesticula en su área técnica. / Diario De Sevilla

Borja Lasso explicó que una de las claves del Sevilla de Sampaoli era su cuerpo técnico, aunque no restó mérito a su trabajo con un gran logro a nivel deportivo: “Él se rodeó ahí de tres o cuatro que le daban eso. Era demasiado impetuoso, todo energía. Como se ve de puerta afuera, él es de puerta adentro. La verdad es que ese año el Sevilla disfrutó. Llegaron a octavos de final de la Champions y se clasificaron otra vez”, comentó Borja Lasso. 

La oportunidad de Berizzo

Aquella temporada convivió entre el filial y el primer equipo. No fue hasta la llegada de Eduardo Berizzo, ya con 23 años, cuando dio el salto definitivo hacia la primera plantilla del Sevilla: “Vino Eduardo Berizzo para ser el entrenador del primer equipo. Hicimos, los que destacamos en Segunda División, la pretemporada. Y bueno, empezó la criba. Ya no era sub-23 y había muchos jugadores. No entraron muchos canteranos y había desencanto entre los del filial. Pero yo me mantuve porque sabía que no nos había visto todavía a los del Sevilla Atlético. Estábamos en Japón y dije, ‘cómo me meta 20 minutos, la lío’. Alguien tuvo una molestia y jugué. Me maté. Haría 20 kilómetros en esas dos partes que jugamos. Me felicitó y me empezó a dar minutos hasta en la Emirates Cup, era el único canterano que quedaba. Me acuerdo que me llevó a su despacho a mediados de agosto y me dijo que iba a tener dorsal del primer equipo”, explicó.

Borja Lasso, en el Sánchez-Pizjuán durante un encuentro de Copa del Rey ante el Cartagena.
Borja Lasso, en el Sánchez-Pizjuán durante un encuentro de Copa del Rey ante el Cartagena. / Julio Muñoz / EFE

Aquella temporada, la 2017-18, el Sevilla -siendo recordado como un mal año- llegó a los cuartos de final de la Champions League y a la final de la Copa del Rey, así como clasificar a Europa. Borja Lasso, en su primer año, vivió una competencia abrumadora: “Salí de titular la primera jornada y me puso de mediocentro, aunque yo era más un mediapunta. Jugué con N’Zonzi, que era un mediocentro defensivo un poco especial. Él jugaba sus partidos y tal. Y Ganso, que es el jugador con mejor calidad técnica que he visto en mi vida, pero no era muy dinámico. Es verdad que podría haberme dado más oportunidades, pero había una competencia brutal. Volvió Banega, estaba Krohn-Dehli, que también estaba a buen nivel y era de la confianza del míster que lo tuvo en el Celta, estaba el Mudo Vázquez, estaba Ganso, estaba Sarabia, el Tucu Correa…”, comentó el exjugador. 

Un clavo ardiendo y el final esperado con Machín

Tras seis meses cedido en Osasuna, Borja Lasso volvió a un Sevilla donde apenas tuvo hueco. El excentrocampista reconoció que le cegó su deseo por seguir y acabó saliendo del Ramón Sánchez-Pizjuán sin minutos: “Al año siguiente habían firmado Machín. Me reúno con él, y yo estaba súper bien, debuté en Europa League y le dije ‘que sepas que yo me quiero quedar aquí y aportar mi grano de arena’. Me quería quedar. Y él, la verdad, no fue claro conmigo. Era la primera experiencia de Joaquín Caparros como director deportivo, junto a Carlos Marchena y Paco Gallardo. Yo me agarraba a un clavo ardiendo. En el último día del mercado de fichajes me llegó el Huesca, en Primera División, y vi similitudes a Pamplona en cuanto a ciudad y entorno. Le metió 7 el Barcelona en la primera jornada y no lo tuve claro. Ellos pensaban que me quería ir de cabeza”, contó. 

Borja Lasso, en un entrenamiento del Sevilla junto a Sergi Gómez, Quincy Promes y Arana.
Borja Lasso, en un entrenamiento del Sevilla junto a Sergi Gómez, Quincy Promes y Arana. / Manuel Gómez

Después de una primera vuelta sin minutos, y un Sevilla que acumuló buenos resultados deportivos, acabó marchándose al Tenerife. No obstante, reconoció tener clavada una espina que aún se la recordaría a Pablo Machín: “Hubo mucha competencia y pues... no jugué. No me veía en aquel Sevilla y me vine abajo muy pronto. Tampoco me encontraba bien entrenando y sólo fui convocado a algunos partidos. Recuerdo un encuentro en casa ganando al Madrid 3-0 y me tiré calentando toda la segunda parte. No me cambió en el último cambio en el 89. Nunca había puesto mala cara, pese a no jugar, y siempre había tenido un comportamiento ejemplar. Y no me dio ese caramelito. Si viese a Machín se lo echaría en cara. Quería decir que había jugado contra el Madrid. Llegó enero y no tenía tantas ofertas como el año anterior. Al final apareció el Tenerife, que era más parecido, en ambiente, a la ciudad de Sevilla, y me fui”, zanjó el sevillano. 

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