Sevilla FC

Mi reino por una sombra en Budapest Este

  • Los aficionados sevillistas vivieron la fiesta en Kincsem Park Albertisai y en todos los rincones del centro de la capital húngara

  • Leves incidentes con hinchas romanos y polacos por la tarde

Aficionados sevillistas posan con un fuerte sol.

Aficionados sevillistas posan con un fuerte sol. / Antonio Pizarro

Más de trece mil sevillistas han disfrutado de un día en Budapest con un calor cercano al que tienen que sufrir habitualmente por las calles de Sevilla. Era el comentario común tanto en la fanzone, situada algo así como en Budapest Este, a unos 20 minutos a pie del Puskas Arena, aunque hacia las afueras del centro de esta hermosa ciudad y, por tanto, bastante alejado de la Basílica de San Esteban, de la Gran Sinagoga y del majestuoso Parlamento. Ese trozo de Kincsem Park Albertisai estaba incluso al lado del Palacio de Congresos para que los paralelismos con Sevilla Este fueran aún mayores.

Las temperaturas se iban hasta los 26 o 27 grados, pero la sensación de humedad aumentaba considerablemente el sudor y pedía a gritos la búsqueda de una sombra por parte de la mayor parte de esos casi trece mil sevillistas. Siete mil han llegado durante el día en vuelos chárters, pero los otros seis mil tenían que buscarse el método para desplazarse. Unos 2.000 llegaron el martes y alrededor de cinco mil lo hacía en el mismo día del partido. Otros pasaban por los aeropuertos de Múnich, Viena, sobre todo, Oporto o incluso Londres en las escalas más lejanas. Eso sí, también había quien venía procedente de Panamá o algún caso curioso de erasmus en otros puntos de Europa.

Pero todo merecía la pena después de tantos meses de angustia, desde los mil problemas para hallar las combinaciones adecuadas para aterrizar en Budapest, ya fuera en el aeropuerto o a través de los transportes que hicieran falta en las múltiples combinaciones para acompañar al Sevilla en esta séptima final de la Liga Europa, tal vez la más inesperada de todas después del fútbol que estaba ofreciendo el equipo hace apenas un par de meses.

Aficionados con sombrillas atrás en la fanzone sevillista. Aficionados con sombrillas atrás en la fanzone sevillista.

Aficionados con sombrillas atrás en la fanzone sevillista. / Antonio Pizarro

El fútbol, sin embargo, es capaz de cambiarle el emoticono de los rostros antes que un mensaje en wapsap. La sonrisa compareció de repente con la llegada de Mendilibar y en la capital húngara se cantaba en la mayoría de las reuniones de aficionados ataviados con los colores blanquirrojos el “Mendilibar llévanos a Budapest”.

El caso de Alba desde Rzeszów

Las situaciones también eran curiosas y algunos aficionados demostraban su amor extremo por los colores blanquirrojos. Era el caso Alba, una estudiante sevillana de 3º de Derecho que está de 'Erasmus' en Rzeszów, cerca de Cracovia (Polonia), y que decidió viajar sola en autobús desde allí hasta Budapest.

"Salí el martes por la tarde y he llegado hoy a las ocho en autobús, han sido unas trece horas de viaje, pero es mi primera final y no me la podía perder", declaró a Efe Alba, de 20 años y a la que no le ha importado viajar sola, pues además no sabe si se encontrará a algún amigo de Sevilla en Budapest, para ver a su equipo.La joven, que vive en una residencia de estudiantes en esa ciudad polaca, comentó que, pese a la dureza del viaja en autobús, está "cumpliendo" un "sueño", tanto personal como el de su madre, "que siempre ha querido que viviera este ambiente y fue la que me hizo sevillista", recalcó, además de dejar claro que ha venido "desde tan lejos para que el Sevilla gane la séptima Liga Europa".

Aficionados tirados en Palma

También había pesar por algunas noticias que llegaban hasta Budapest, como los 80 aficionados que se tuvieron que quedar atrapados en Palma de Mallorca ante la imposibilidad de enlazar con el vuelo que tenían previsto. La culpa la tuvo un avión averiado en Sevilla, que provocó el retraso en la partida. El hecho fue denunciado en las redes sociales por esos aficionados sevillistas, que después de gastarse un dineral, como tantos otros, por la tremenda inflación que se ha producido con la final de la Europa League, se quedarán hasta mañana en la capital balear sin poder asistir en el Puskas Arena, con la entrada adquirida y todo, lógicamente.

Una imagen en la fanzone sevillista. Una imagen en la fanzone sevillista.

Una imagen en la fanzone sevillista. / Antonio Pizarro

También eran protagonistas en la fanzone del Sevilla varios ex futbolistas como Coke, Pareja, Carriço y Javi Varas, que viajó acompañado de sus dos hijos y de su esposa. El más animado, una vez más, fue el héroe de la final contra el Liverpool. Coke no tenía ningún problema en volver a convertirse en el dueño de la fiesta con la canción de Rafaella Carrá “Qué dolor, qué dolor”, la misma que ya hiciera famosa en el vestuario en su época como futbolista tras eliminar al Betis y después conquistar el título en Turín contra el Benfica.

Incidentes por el centro

No todo ha sido color de rosa durante el día en Budapest antes de que todos se dirigieran de forma masiva hacia el Puskas Arena. Algunos incidentes se han producido por el centro. Hinchas de la Roma atacaron a seguidores sevillistas a pesar del fuerte cordón policial que separaba a ambas aficiones. Sin embargo, algunos testigos presentes y también varios vídeos demostraban que los italianos arrojaron bengalas y otros objetos, además de trozos de hielo que hacían mucho daño a quienes alcanzaban.

Además, otros aficionados registraron algún ataque de los seguidores del Slask Wroclaw, el equipo polaco cuyos seguidores radicales se desplazan por diferentes puntos de Europa para tratar de atacar a los Biris desde una eliminatoria previa de la Liga Europa. No todo va a ser fiesta en el fútbol, lamentablemente, también existen siempre los salvajes, incluso con este calor que hacía en Budapest este miércoles 31 de mayo.

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