La falta de un cerebro en la plantilla que se paga en días así
Tanto para llevar la iniciativa como para no dejar escapar triunfos como el sábado, el Sevilla de Almeyda tiene una carencia importante
Los errores individuales, el desgaste y el segundo borrón de Almeyda
El golpe de realidad recibido el sábado con la remontada del Mallorca no debe sorprender a nadie a estas alturas. El fútbol enreda y apasiona, pero acaba dando a cada uno lo que cada cual le ofrece. Del éxtasis de golear al líder a acabar vapuleado por el colista puede ir un cuarto de hora. Al Sevilla de Almeyda le bastaron diez minutos, del 67 cuando aún ganaba por 1-0 al 77 en el que Mateo Joseph hacía el tercer tanto de los suyos castigando otro fallo imperdonable de Marcao.
La suerte para el Sevilla es que tiene un entrenador muy equilibrado, al que le queda mucho aún por aprender, pero que tiene humildad y huye de lo pasional. Otras veces en los últimos años ha habido un loco en el banquillo y eso nunca ayuda, sino que enloquece más a todo lo que tiene a su alrededor: plantilla, afición y hasta al propio club.
Pero el Sevilla tiene un problema desde el mismo momento en el que tiene una plantilla que los números dicen que, por salarios, es la peor de la Liga. Nadie discute el trabajo de Cordón, del que habría que decir que demasiado ha hecho con lo que tenía. Y tampoco el de Almeyda, que está exprimiendo a su manera un plantel muy limitado que puede llegar a competir de una determinada manera y en algunos partidos, pero que tiene carencias muy importantes cuando el fútbol requiere otros registros que no sean la presión, el duelo directo y explotar lo que pueden ofrecer jugadores aprovechables al contraataque.
La falta de un centrocampista organizador, de un cerebro, ya ha jugado malas pasadas a los sevillistas este curso. Jugadores con capacidad para tener el balón apenas hay en la nómina del primer equipo. Más bien no hay ninguno. De ahí que Almeyda haya visto en Januzaj un futbolista distinto. “Tiene la capacidad de ver ese pase que otros no ven”, ha dicho el argentino. Pero el belga precisamente ha sido todo lo contrario. Es un jugador de banda, un extremo desequilibrante, y en los dos últimos partidos ha salido mal desde el banquillo. Hizo un penalti ante el Barça que pudo costar el duelo (afortunadamente Lewandowski falló el que pudo ser el 2-2) y perdió el balón del 1-2 ante el Mallorca mientras reclamaba una falta.
Alexis Sánchez también podía ser ese jugador que por su experiencia pudiera dar cierto poso al equipo cuando hiciera falta. Pero tampoco. Tiene alma de delantero. Es un delantero y no un organizador.
Ante el Mallorca, también con el Villarreal, incluso en Bilbao... el Sevilla echó en falta un cerebro, ese jugador capaz de tener el balón y que todos los equipos tienen en sus plantillas. Nadie pide un Banega, pero de aquí se ha invitado a marcharse a Suso, a Óliver Torres... jugadores de ese perfil que ahora mismo Almeyda no tiene.
La función de ese jugador, entre otras cosas, es evitar acabar perdiendo al contraataque, como perdió el Sevilla los partidos ante Villarreal y Malloca, y tratar de dar criterio al juego cuando toca llevar el peso de los partidos. Al Sevilla de Almeyda le ha sido hasta ahora mucho más fácil jugar al contrafútbol, no dejando recibir al rival... Y se ha sentido más cómodo fuera de casa o apretando frente al Barça. Eso sí lo sabe hacer bien. Jugar al fútbol es otra cosa y requiere ciertos perfiles de futbolistas. Pero la plantilla está hecha con el límite salarial más bajo de la Liga y eso no se puede cambiar.
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