Crónica del Copenhague - Sevilla (0-0)

Un cero a cero de los de ni fu ni fa

  • El Sevilla mejora en la parcela defensiva al acabar por primera vez con la portería a cero, pero se queda con la sensación agridulce de no haber buscado de verdad el triunfo en Copenhague

Dolberg pierde uno de sus duelos aéreos con Vavro en su retorno a su país natal.

Dolberg pierde uno de sus duelos aéreos con Vavro en su retorno a su país natal. / Liselotte Sabroe (Efe)

Empate a nada del Sevilla en Copenhague y la sensación de no saber si es bueno o si es malo, de si ha mejorado el juego de la escuadra de Lopetegui o, por el contrario, se ha quedado estancada en una tierra de nadie. Sí existe un aspecto para ver la botella medio llena y es que por primera vez en el presente curso mantuvo la portería a cero, pero queda la sensación para el otro lado de la balanza de que toda la segunda mitad transcurrió sin ni un solo acercamiento claro hacia la portería de Ryan.

Fue una de esas tablas que en el anterior curso fueron decisivas para que el Sevilla se despidiera muy pronto de la Liga de Campeones en el momento en el que cometió un fallo como local contra el Lille. Entonces, era un grupo en el que, teóricamente, era el mejor de los cuatro, pero dejó escapar muchas oportunidades fuera de casa por no ir de verdad a por los tres puntos. Ahora no es lo mismo, el cuadro de Lopetegui, Monchi, José Castro y José María del Nido Carrasco debería pelear por la segunda plaza con el Borussia Dortmund, es tremendamente inferior al Manchester City (0-4) y debería haber sacado más rédito contra el Copenhague.

Pero no, los nervionenses abandonaron el Parken de Copenhague con la misma sensación que lo hicieron hace un año en Lille o Wolfsburgo, habían hecho un buen trabajo, o no, depende del cristal con el que se mire. Porque es verdad que el Sevilla sumó uno de los puntos en juego, no perdió como forastero, pero tampoco arriesgó en exceso para llevarse todo el botín del estadio aparentemente más asequible para conseguirlo. La sensación, por tanto, no puede superar la calificación de agridulce, de insatisfactoria.

Un punto en Copenhague puede ser relativamente bueno en la lucha por la tercera plaza, por garantizarse la pelea por la Liga Europa en los meses después del Mundial, pero ¿servirá para pelear por el objetivo más ambicioso del segundo puesto? Ahí está la clave y todo parece conducir a una eliminatoria a doble partido contra el Borussia Dortmund en las dos próximas citas de la máxima competición continental.

José Ángel intenta evitar un disparo de Kristiansen en la primera mitad. José Ángel intenta evitar un disparo de Kristiansen en la primera mitad.

José Ángel intenta evitar un disparo de Kristiansen en la primera mitad. / Liselotte Sabroe (Efe)

A la espera de eso, hay que bajar al análisis puntual de este Copenhague-Sevilla. Julen Lopetegui debió acabar satisfecho con el rendimiento de los suyos el sábado en Cornellá, al menos con el planteamiento de salida, y no dudaba en repetir las mismas ideas con ligeros matices en Copenhague. El equipo inicial de los sevillistas era calcado con la presencia de Alex Telles por Acuña, lateral por lateral y teniendo en cuenta que el argentino fue sustituido por unos ligeros problemas físicos; Rakitic por Óliver Torres, por la sencilla razón de que el extremeño no está inscrito en esta competición; y Delaney por Joan Jordán, otro que acabó echándose manos a la musculatura cuando fue sustituido en el primer triunfo liguero de los nervionenses.

El resto de los jugadores de campo era calcado, dado que también Dmitrovic ocupaba la plaza de Bono en la portería. Eso sí, un pequeño matiz, el punto de partida de Isco era más retrasado para que el dibujo se convirtiera esta vez en un 1-4-4-2 en el que el malagueño ocupaba el vértice superior del rombo de centrocampistas mientras que Delaney y Rakitic le aportaban cierto desahogo a Fernando en la medular. Atrás, otra vez los dos niños, José Ángel y Kike Salas, junto a un Gudelj que, sorprendentemente, adelanta en estos momentos a los centrales puros de la plantilla que están disponibles, incluido Nianzou.

Y la puesta en escena del Sevilla iba a ser prometedora. José Ángel evidenciaba de nuevo que su confianza se ha disparado e intentaba multitud de aproximaciones por la banda derecha. Precisamente por ahí llegó el segundo susto de los visitantes, dado que Rakitic tuvo una muy buena opción tras un pase del visueño y le pegó demasiado arriba. Antes también estuvo a punto de rematar a placer En-Nesyri un perfecto centro de Alex Telles, pero el central Vavro estuvo providencial para los suyos.

Eran momentos en los que la orquesta dirigida por Isco sonaba bastante afinada, el Sevilla tenía la pelota y protagonizaba aproximaciones ciertamente peligrosas para Ryan a través de jugadas con muchos toques. En una de ellas, Lamela habilitó a En-Nesyri, pero éste se topó con su eterno problema de ser futbolista de una sola pierna y no pudo conectar un remate de calidad con la derecha. Después hasta habría chequeo de un posible penalti en un disparo ensayado de Alex Telles tras un córner que casi protagonizaba jugada de billar, por la carambola, con las manos de dos defensores de los daneses. Pero el arbitraje europeo interpretó con buen criterio que aquello era un sigan, sigan.

Ahí, sin embargo, se iba a producir una inversión en la tendencia del juego. El Sevilla fue perdiendo el control como quien no quiere la cosa y los anfitriones, después de una opción de Kristiansen mal defendida tanto por José Ángel como por el ausente, en esas tareas, Lamela, comenzaron a ganar metros. El Copenhague salió de su cueva en esa fase y aprovechó también el bajón físico de la escuadra de Lopetegui para acercarse hasta Dmitrovic. La llegada más peligrosa fue a través de una falta cercana lanzada por Vavro, momento en el que otra vez los sevillistas volverían a tener un par de acercamientos hasta Ryan.

Fallaron los últimos pases y todo se iba a quedar pendiente de lo que aconteciera tras el intermedio. Y lo que pasó es que los diferentes cambios, incluida la entrada de dos de los recién llegados, Dolberg y Januzaj, no iban a servir para absolutamente nada. El Sevilla no mejoró en absoluto con los movimientos de Lopetegui, sólo Joan Jordán y Papu Gómez trataron de aportar algo en la ofensiva y corroborar que habían salido para buscar el triunfo. El resto fue un quiero y no puedo, porque Suso no podía mientras que los dos últimos fichajes pasaron prácticamente desapercibidos sobre el césped del Parken. Es más, a Dolberg se le vio más saludando a sus compatriotas al final del juego que otra cosa; a Januzaj ni siquiera eso, porque no había ningún belga.

En definitiva, el Sevilla se iba al final del juego con el bagaje de un contraataque de Lamela con disparo mordido del propio argentino; un cabezazo arriba de José Ángel tras un córner de Alex Telles; una falta sin más desde el mismo borde del área lanzada por Isco; y ya está, nada más. ¿Es suficiente para alcanzar el objetivo presupuestario de los octavos de final y después pelear los cuartos? Evidentemente, no, por eso es un cero a cero de ni fu ni fa…

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