La crisis del Sevilla: un comité de dirección tutelado
La cúpula dirigente medita contratar un CEO con peso en lo deportivo mientras Víctor Orta sigue planificando con fiscalización por parte de otras figuras del club y del consejo
Encuentra las diferencias: Marcelino, micrófono en mano, agradece a Fernando Roig haber confiado en su proyecto
Decimoséptimo con un punto sobre el descenso. En la temporada anterior, decimocuarto, con ocho puntos sobre el descenso. Y en la 22-23, decimosegundo, con nueve puntos sobre el decimoctavo. La cuesta abajo es más que obvia y se acentuó cuando José María del Nido Carrasco y Víctor Orta ya fueron los dos cabezas visibles del club, en la parcela institucional y en la deportiva respectivamente. En 2023, José Castro aún era el presidente y Monchi el director deportivo. Esa temporada, con José Luis Mendilibar como tercer técnico -tras Julen Lopetegui y Jorge Sampaoli-, el equipo se salvó con bastantes jornadas de antelación y se entretuvo, una vez salvado, en ganar la Europa League a la Roma tras las memorables gestas frente a Manchester United y Juventus. Qué lejos queda aquello... El resultado es un laberinto inescrutable para un sevillismo inmerso en una incertidumbre rayana en el pavor.
Esa deriva de raíces profundas e institucionales en la guerra que inició José María del Nido Benavente en 2020 tomó brío una vez Del Nido Carrasco empezó a coger peso en las decisiones antes incluso de que fuera presidentedesde el 1 de enero de 2024, momento en que tomó el relevo de José Castro. Es difícil pensar que el portavoz de Sevillistas de Nervión en este consejo, tan cuestionadísimo, no le hubiese puesto una cadena a Monchi para que no se fuera si hubiese dependido de él, pues el utrerano y actual vicepresidente primero fue quien lo recuperó y le dio mando en plaza en mayo de 2019. Y ahora ya todo el mundo duda de la capacidad de ese dúo que forman Del Nido Carrasco y Víctor Orta.
El director deportivo no va a dimitir. Nadie lo ha invitado a ello. Y eso que desde su desembarco le están corrigiendo su proyecto. Primero fue el fichaje con el mercado cerrado de Sergio Ramos. Luego, la destitución de Diego Alonso después de que él mismo y el propio camero le hicieran la cama a José Luis Mendilibar, un técnico que fue el último en procurar la identificación equipo-grada y que había llegado de la mano de Emilio de Dios, echado del club junto a Fernando Navarro con la excusa de sus altos sueldos y por ser rescoldos del mandato de Monchi. Posteriormente, fue la elección de Quique Sánchez Flores en lugar de aquel técnico uruguayo que lo dejó fascinado en un asado. Y por último la destitución de su segunda gran apuesta, también fallida como la de Diego Alonso: Xavi García Pimienta. Y ahí sigue Víctor Orta.
El gestor madrileño parece que mantendrá su puesto en el ínterin que se prevé hasta que haya una especie de tabula rasa en la estructura ejecutiva del club que no será tal, sino un periodo de transición necesario hacia otra etapa que debe limpiar de verdad el actual estado de cosas. Pero para la auténtica catarsis, para la verdadera tabula rasa, hace falta un desembarco a lo grande que de momento es imposible por los compromisos parasociales de los grandes accionistas, además de estar dichos pactos sub iudice.
En ese ínterin, Orta parece que seguirá al frente por cuestiones de logística y también para evitar otro sobrecoste en forma de indemnización por despido. Tiene un año de contrato. También parece que seguirá porque no es fácil para este Sevilla hacerse con un director deportivo y ahí está el ejemplo de que el propio Orta fuera el tercer plato para relevar a Monchi, tras los intentos por Braulio Vázquez (Osasuna) y David Cobeño (Rayo Vallecano). Y entonces el Sevilla acababa de proclamarse campeón en Budapest...
Pero tanto Del Nido Carrasco como Orta ya están siendo fiscalizados desde el consejo de administración y desde otras figuras del club. Una fiscalización que cobró forma en la destitución de García Pimienta y la contratación de Joaquín Caparrós. Pero el consejo no puede seguir tomando medidas así y por eso la cúpula dirigente, o lo que sea, medita contratar a un CEO con peso deportivo -Mateo Alemany ya fue tanteado cuando se fue José María Cruz- que esté en paralelo a la dirección general que sin los focos mediáticos lleva el gallego José González-Dans. Con una perspectiva amplia y externa.
Alfon ya está atado por el Sevilla por tres temporadas en el que parecía que podía ser el último fichaje de Orta. Y en Radio Marca aseguraban este lunes que el Sevilla está tanteando Cristian Carracedo, extremo que ha despuntado con el Córdoba (5 goles y 11 asistencias en 39 partidos) en su primera temporada en Segunda División. Y que curiosamente al jugador lo llamó Pablo Blanco... quien niega rotundamente este extremo. No tendría sentido para un futbolista de 29 años que no es para la cantera. Esto es otro rumor más periodo estival. De los muchos que habrá mientras el comité de dirección no tome decisiones sobre la dirección técnica del Sevilla.
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