Empieza la contrarreloj: la temporada pasada el 2 de junio ya había entrenador

El Sevilla, entre las prisas y no caer en la precipitación en su planificación, aunque lo que de verdad inquieta es que no hay un rumbo claro

Las cuentas pendientes de algunos de los cedidos con Víctor Orta

Del Nido Carrasco parece pedirle explicaciones a Víctor Orta en la ciudad deportiva.
Del Nido Carrasco parece pedirle explicaciones a Víctor Orta en la ciudad deportiva. / José Ángel García

El Sevilla FC va claramente a contrarreloj en su planificación de cara a la próxima temporada. No porque no tenga entrenador cerrado a estas alturas y no tanto por las decisiones ejecutadas y anuncios oficiales, sino porque todo está demasiado en el aire.

Cuando se antoja que la construcción del nuevo proyecto debe ser fundamental tras tres campañas de flirtear demasiado con el descenso –esta última campaña ha estado muy cerca en un final de auténtico despropósito–, los pilares de ese proyecto, a 30 de mayo, no se ven por ningún lado.

La temporada pasada el Sevilla anunciaba oficialmente a Xavier García Pimienta como su entrenador el 2 de junio, una semana –siete días justos– después de la finalización de la Liga, que concluyó el 26 de mayo. En esta última campaña, el campeonato echó el cierre un día antes, el 25, pero la diferencia es evidente en cuanto a que los avances en las gestiones no van como hace un año. Entonces, Quique Sánchez Flores ya sabía bastantes jornadas antes del final que no iba a seguir al frente del equipo. Una situación con cierta similitud a la actual en ese sentido, puesto que el ex entrenador de Las Palmas fue destituido tras la jornada trigésima primera y la opción de Joaquín Caparrós se sabía desde el primer momento que se trataba sólo de un parche para las últimas jornadas sin posibilidad alguna de alargarse.

Dentro de las prisas, la consigna en el comité de dirección también pasa por no caer en la precipitación, en tomar decisiones aceleradas. El sevillismo está ajeno a lo que se cuece en la planta noble del Ramón Sánchez-Pizjuán, desde donde lo único que sale es que ha habido contactos con Imanol Alguacil, un técnico que convence a la mayoría de los integrantes de la cúpula dirigente, pero que no es cien por cien seguro que sea el elegido, sobre todo porque aunque quiere escuchar al Sevilla también maneja otras ofertas.

El tema Bordalás también está presente, pero es una opción que choca con la opinión del director deportivo, que tiene bastantes posibilidades de seguir en su cargo, entre otras cosas porque tiene contrato en vigor (hasta 2026) aunque haya perdido –más si cabe– poder de decisión en cuestiones de máximo calado como es la elección de un entrenador. El madrileño, junto a su equipo, sigue trabajando con normalidad en la puesta en marcha del proyecto, como se ha visto e el cierre de amistosos y otras gestiones, aunque el club ha hecho –y sigue consultando– algún movimiento tendente a hacer un giro radical en este aspecto para calmar a la masa social y optar por otro modelo.

Pero en fútbol la madre del cordero es el entrenador y ahí no hay nada definido a 30 de mayo. Imanol es el preferido y Bordalás, el mejor para coser un traje de pana. Luego está Jesús Galván o el ofrecimiento de Vicente Moreno y si sigue Orta, éste puede apostar por Raúl González.

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