Cuando hace 20 años Sampaoli era presentado como entrenador del Argentino, un equipo de la Primera B, la prensa local anunciaba la revolución: "Sampaoli promete un Argentino diferente". Desde entonces, pasando por clubes de Argentina, Perú, Chile, Ecuador y vuelta a Chile, la carrera como entrenador del Zurdo, que es como lo conocen en el hemisferio sur, no ha dejado de crecer. Después de hacer campeón de la Copa América a la selección chilena, entrenar al Sevilla ha sido su último gran salto.

En aquella ocasión, hace ya dos décadas, Sampaoli ya presentaba sus credenciales con una propuesta muy similar a la expresada a su llegada a Sevilla: "Mis equipos se caracterizan por presionar en campo contrario, usar los laterales y entrar por los costados. El rival es importante, saber con quién juegas y trabajar en base a ellos", decía entonces.

Con un fútbol atrevido, que "mira más la portería rival que la propia", como declaró el día que fue presentado como inquilino del banquillo de Nervión, los equipos de Sampaoli guardan estrecha relación con los dirigidos por Marcelo Bielsa, considerándose un discípulo del ex del Athletic. Como Sampaoli, Bielsa acaba de dar su particular salto a la Serie A italiana, donde intentará llevar a cabo su particular revolución en las filas de la Lazio.

Desde Roma y desde Sevilla, los dos técnicos coinciden por vez primera en Europa. Discípulo y maestro vuelven a percibir la llamada, o sus rumores, de la selección argentina, en pleno proceso de implosión desde que Tata Martino anunciara su renuncia.

Será difícil que la FIFA, cuando proceda a intervenir la AFA, sepa convencer a un Sampaoli que estrena aventura europea, por muchas cláusulas de ocho millones que haya de por medio antes de 2017. Y por muy bielsista que sea, a buen seguro que no seguirá los pasos de su maestro cuando cambió el Espanyol por la albiceleste.