Sevilla-Arsenal | Informe técnico

Ante equipos tan superiores en lo físico y lo técnico, mejor romper la baraja

En-Nesyri, una de las contadas ocasiones en que superó a uno de los centrales del Arsenal.

En-Nesyri, una de las contadas ocasiones en que superó a uno de los centrales del Arsenal. / Antonio Pizarro

En partidos ante rivales tan superiores en el plano físico y técnico, llevarlo todo al plano táctico, al celo en no cometer errores y convertir el partido en una fría partida de ajedrez es abrir la puerta a que el genio te destroce el tablero. Y fue lo que hizo Gabriel Jesús, un delantero fabuloso que en su media vuelta ante Gudelj provocó de repente un fuego (0-1), y que pocos minutos después, tras el intermedio, agradeció la pasividad de la defensa sevillista para soltar un latigazo cruzado e inapelable ante Nyland.

¿Jugó mal el Sevilla? No. ¿Jugó con entereza y competitividad? Sí. Pero ante este Arsenal que se codea con el City en la Premier, aceptando que entre En-Nesyri y Gabriel Jesús hay tanta diferencia de nivel, jugar más desde las tripas y no tanto desde la cabeza no le hubiera venido mal al anfitrión.

Defensa

De qué sirve cuidarse tanto de no perder el orden atrás ni cometer errores, si en cuanto la zaga blanca gana metros –porque en los partidos a veces la línea tiene que acompañar los ataques–, el rival entra como un cuchillo.

Martinelli, que partió desde la izquierda para buscar el área una y otra vez, falló en la primera ocasión ante Nyland (8’), que tapó muy bien, pero en la segunda, con más tiempo para pensar y asegurar, ya no falló. Con la zaga blanca cerca de la línea de mediocampo, el riesgo estaba ahí y en la que parecía última jugada de la primera parte, un mal centro de Lukébakio, Gabriel Jesús que dibuja una media vuelta genial ante Gudelj e incendio bajo la lluvia.

En situaciones más posicionales, con el Sevilla bien pertrechado atrás, el Arsenal insistió en la zona blanda de los anfitriones, la banda Navas-Lukébakio. La movilidad del lateral Tomiyasu, que se metía también en zonas interiores al atacar, bien coordinado con Martinelli y Gabriel Jesús, incomodó la contención del equipo de Diego Alonso, que no obstante resolvió con oficio todos esos conatos con Sergio Ramos al mando.

Ataque

Esa columna vertebral con Ramos, Soumaré, Sow y Rakitic, escalonados los cuatro, procuró una aseada salida del balón y esquivó la intensidad de los ingleses en la presión. Si había mucho riesgo en corto, Ramos cruzaba en largo, como también Nyland, siempre con precisión. Y ahí, salvada esa primera línea de presión, faltó en los sevillistas pausa y claridad para tomar buenas decisiones: Lukébakio, Ocampos. Y sobre todo, faltó desordenar el juego con la pelota, incluso embarrarlo, estaba claro que con En-Nesyri entre dos notables centrales y con Rakitic como segundo punta, prácticamente, poco iba a llegar bajo la ortodoxia.

Jugar con dos delanteros ya puros, al entrar Mariano, dio más sensación de peligro al juego porque los laterales ya pudieron maniobrar más arriba, aunque el Arsenal se pertrechó atrás y sólo concedió a balón parado. Una pena ese error postrero del portero Raya con el puño.

Virtudes

Diego Alonso procura orden, entereza y claridad en el juego combinativo. Sergio Ramos y Soumaré apuntalan y dan aplomo y salida y queda la impronta de un buen equipo.

Talón de Aquiles

Si la batalla física y técnica está perdida de salida, hay que romper la baraja. Y faltó eso. Hasta se ahorró dos cambios Diego Alonso.

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