SUCESOS
Asesinato en La Algaba: "Era un chaval solitario, pero jamás pensé pudiera hacer esto"

Las estrellas son cegadoras

El equipo de Sampaoli, entre distracciones y rotaciones, se ha dejado diez puntos en los ocho partidos previos a sus partidos de Liga de Campeones

El defensa francés Lenglet comete falta sobre Iago Herrerín en una de tantas jugadas atropelladas, ayer en Nervión. / Fotos: Antonio Pizarro

12 de marzo 2017 - 02:32

Los equipos grandes de verdad, los de ese estrato culminante al que aspira el Sevilla con su pregonada ambición, se distinguen por su sapiencia y poder para gestionar la alternancia de los frentes. Competir en plenitud requiere usar unas buenas lentes bifocales, para ver de cerca ese partido inminente, el de ayer ante el Leganés en el caso del Sevilla, y también enfocar ese encuentro con una vista más amplia, en su contexto para darle su justo valor.

Y si el equipo de Sampaoli está cuajando una sobresaliente temporada, que la está cuajando, no es por la calidad de sus lentes bifocales. La mirada se le dispersa, se le desparrama cada vez que asoma por el horizonte el fulgor de las estrellas de la Champions. Es un mal muy común en los clubes que no disputan la máxima competición del mundo a nivel de clubes cada año... y llegan a cuartos con asiduidad. Los grandes acorazados europeos se pueden permitir ir a Ipurua con su segunda línea de infantería y ponerse 0-3 en media hora. O despachar en el Camp Nou a un animoso Celta que salió confiado en que el PSG desviara el punto de mira de Messi. Ja, ja, ja.

Pero el Sevilla no es el Madrid ni el Barça, por mucho que su desproporcionada cosecha de puntos lo mantenga aún a una distancia cercana en la cima de la Liga. Sampaoli, el pasado viernes, hablaba de que "la prioridad" era el Leganés, no el Leicester. Pero al mismo tiempo dejaba fuera de la lista a Nasri, Pareja y Mercado. Y al colegiado Hernández Hernández, el delegado Juan Martagón le entregaba un rato antes del partido una alineación sin Escudero, N'Zonzi, Iborra o Ben Yedder. Un once con Kranevitter y Walter Montoya en la sala de máquinas. ¿Cabía un mensaje más claro a sus chicos de que lo realmente importante para Sampaoli es lo de este martes en Leicester?

La tarde estaba para sestear. Desde el tibio estímulo que despertaba el rival, que jamás había hollado Nervión en Primera -y lo hizo en su estreno con una enorme dignidad y merecimiento de puntuar- hasta el tórrido anticipo de la primavera que de repente quitó el diminutivo al astro rey en boca de los sevillanos. Más de 30 grados debía hacer en la hierba cuando saltaron los contendientes a ella.

Lo que pasó en la hora y media de juego debió sorprender a cualquiera que no hubiera visto cada partido del Sevilla previo a una cita de la Liga de Campeones. Dos de las cuatro derrotas que ha sufrido por ahora en la Liga cayeron cuando ya le distraía la luz de las estrellas de la Champions: perdió su condición de invicto en San Mamés (3-1) unos días antes de que el Olympique de Lyon asomara por Nervión y sumó su tercera derrota -la segunda la impuso Messi- cometiendo absentismo laboral en Granada (2-1), poco antes de jugarse en Lyon... seguir abducido por las estrellas.

También antes de recibir al Dinamo de Zagreb se dejó dos puntos donde ningún aspirante de verdad se los deja este año, en Gijón (1-1).

Los dos puntos de ayer completan esa decena que redondea una factura que ya empieza a resultar onerosa. Falta le hace al club unas buenas lentes bifocales para analizar cada partido en su contexto y no distraerse. A ver si va a resultar que Jorge Sampaoli se compró las gafas de pasta en Pichardo.

Las cuatro victorias, sufridísimas

Las cuatro ocasiones en las que el Sevilla ha sacado adelante sus partidos previos a alguno de Champions tienen el denominador común de la extrema dificultad para vencer. El primero, antes de visitar a la Juventus, fue en Nervión ante la UD Las Palmas, con aquel penalti que se fabricó Vitolo y el gol final de Carlos Fernández que culminó la increíble remontada (2-1); el segundo triunfo, días antes de ir a Zagreb, fue precisamente en Leganés con aquel gol de Sarabia por la escuadra en el minuto 85; la tercera victoria, antes de que la Juventus asomara por Sevilla, cayó en Riazor con aquellos dos tantos de Vitolo y Mercado en los últimos minutos (2-3); y la cuarta, más reciente y sufridísima, con el Eibar en casa (2-0) antes de la ida con el Leicester.

1 Comentario

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último