Oso, una realidad con una virtud que escasea

El joven lateral, el mejor ante el Alavés, exhibe un espectacular golpeo con la zurda que ningún jugador de la primera plantilla posee

Alavés-Sevilla: Una eliminación en cámara lenta (1-0)

Oso, junto a Isaac y Akor Adams en un entrenamiento.
Oso, junto a Isaac y Akor Adams en un entrenamiento. / Juan Carlos Muñoz

Hijo de una generación que creció escuchando la cantinela de los apartamentos en Torrevieja, Alicante, en el Un, dos, tres, aquel concurso televisivo con que lo petó Chicho Ibáñez Serrador, Oso ha irrumpido con descaro en la élite del fútbol de la mano de Matías Almeyda y ha llamado la atención sobre todo por una virtud capaz de disparar a los futbolistas en el mercado y que, en general, escasea. Para empezar, puede decirse que nadie en la primera plantilla del Sevilla está a su altura en esa faceta.

Formado en el Kelme y tras pasar por las canteras de Murcia y Málaga, el lateral zurdo llegó a Nervión en categoría juvenil casi directamente para el Sevilla Atlético. Ahora tiene 22 años y ante el Alavés fue el mejor futbolista de los que alineó Almeyda, en especial en la prima mitad. Le puso corazón y piernas a su duelo en defensa con Carlos Vicente y en ataque también protagonizó las mejores acciones del Sevilla en una noche desgraciada para los nervionenses con su eliminación en la Copa.

Joaquín Martínez Gauna, que así se llama, se ha convertido en el lanzador de cualquier jugada a balón parado si está en el campo. En córners y faltas es una referencia. Le da al balón mucha tensión y precisión, tanto en jugadas de estrategia como en juego. Estuvo cerca de sorprender al meta del Alavés con 0-0 en una falta muy lejana y puso balones de oro a Isaac y Sow en dos de las mejores ocasiones de los visitantes.

Con contrato hasta 2027, se le augura un buen futuro si sigue apareciendo en el fútbol profesional e incluso en Argentina se ha publicado que Lionel Scaloni lo sigue, ya que sus padres son originarios de ese país.

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