Desde mi córner
  • Su situación deja claro que lo que más crece ganando tanto como ha ganado es la deuda

El extraño caso del Sevilla Fútbol Club

DEBERÍA extrañar sobremanera que el Sevilla tuviese que acudir a la ayuda fianciera después de tanta gloria. Tantísimas intervenciones europeas y resulta que el club está en situación parecida a la que tenía cuando Roberto Alés se vio impelido a poner orden. Entonces, la economía de guerra era tal que el club tuvo que apelar a una masiva compra de saldos y de gente de la casa para escapar del pozo de la Segunda División.

Con el cinturón apretado al máximo, al punto de tener que abrirle nuevos ojales casi a diario, Roberto Alés le cedió el puesto a José María del Nido. Hasta no hace nada, con poner José María del Nido bastaba y no hacía falta ponerle el Benavente de doña Amparo para ser reconocido. Y entró atronando los espacios con una frase que sonó grandilocuente declarando que la deuda que tanto preocupaba a Roberto Alés era sólo calderilla, nada preocupante.

Y con Monchi de mano derecha empezó a levantar un gigante que nadie imaginaría que tendría pies de barro con el paso del tiempo. Un tiempo en el que se acarreó plata a paletadas bajo la premisa de vender caro y comprar barato, pero nadie podía imaginar que se estaba levantando un edificio con una cimentación errónea. Seguía llegando plata al club de forma anual, pero a la vez se metía la institución en una espiral de gastos que ahora está dando la cara.

La prueba es el crédito de 108 millones de euros, un perraje, con la explicación de no tener que ampliar el capital más la promesa de no vender activos del club. Paralelamente se está en la tarea de hacer caja con futbolistas y ya se sabe que eso sólo se consigue vendiendo a los buenos mientras los malos siguen viviendo en su vestuario. Moraleja, eso de que ganando títulos se crece debería ser verdad, pero el paso del tiempo nos muestra que lo que más crece es la deuda.

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