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La mentira no se trabaja, surge

  • El equipo de Sampaoli pasa por un momento de bajón, sufre defensivamente y pierde la batalla que le gusta, la de la posesión.

  • Con y sin presión del rival, la salida fue siempre directa.

La pizarra del Sevilla.

La pizarra del Sevilla. / FUENTE: Elaboración propia. GRÁFICO: Dpto. de Infografía

Como esto no es una crónica sino un análisis del juego, el resultado final, el que Lekue, Raúl García, Williams... no acertaran en alguno de los rebotes con la portería de Sergio Rico, no cambia el contenido del mismo, esto es, la exposición de una hora y media de fútbol en el que salvo 15 minutos iniciales el Sevilla de Sampaoli fue superado de cabo a rabo por su rival. El Sevilla, que ya estaba dando muestras en partidos anteriores de tener más puntos en su casillero que los que su fútbol busca, que lo que su fútbol genera y propone, rizó el rizo una vuelta más. Porque el sevillismo acabó pidiendo la hora viendo ante sus ojos un equipo embotellado, sufriendo de forma parecida a como lo ha podido hacer en eliminatorias, semifinales, finales europeas... de las muchas que ha vivido sin que Sampaoli estuviera en el banquillo.

Como no se permite asistir a los entrenamientos, nunca sabremos si se trabajan ciertos conceptos y hasta fundamentos básicos del juego como pueden ser el repliegue y su efecto contrario, el despliegue. El Sevilla, superado salvo en los minutos iniciales, es un equipo que da la sensación de no trabajar la recuperación del balón, la gestión de los contraataques, la posesión y el control del juego y ya (pese a que se oye tantas veces lo de la idea y la propuesta lúdica del buen trato al balón) ni siquiera la salida desde la defensa, que se ha convertido en la ley del pelotazo esté el rival en presión alta o no lo esté.

Defensa

Si se sale del recurso de acumular muchos futbolistas alrededor del balón, se podría afirmar (no lo vemos) que la recuperación de balón no se trabaja. En detrimento de ello cuentan que en los partidillos contra equipos de la cantera, los chavales tienen que devolver el balón al contrario cuando lo recuperan. Así, pueden entenderse los problemas que tienen los jugadores que no son defensas para obtener la posesión de la pelota. Ayer, por delante de Kranevitter, la tensión defensiva era nula ante un rival que presionaba en cada balón, no al poseedor, sino antes de que éste recibiera. El trabajo de la gente de la zaga se convirtió en estajanovista, defendiendo más a la heroica que de manera organizada, pues la ocupación de espacios sin balón (no sabemos si se trabaja) no permitía robar por posicionamiento.

Ataque

No es cuestión de seguir contando cada uno de los pelotazos en largo de Sergio Rico y los centrales. Se ha convertido ya en la salida más utilizada. Ayer hubo fases en las que el Athletic presionó arriba, pero el Sevilla sacó el balón en ataque directo incluso sin presión, con los centrales esperando ya arriba. Hasta de bombo, a la antigua usanza, sacó el portero. Para más inri, sin N'Zonzi, Nasri iba a pedirla y lo seguían tres rivales, por lo que el balón no llegaba arriba. Cuando lo hizo fue por superioridad numérica y calidad. Por contra, abuso de conducciones y el vicio de esperarla al pie. Las posesiones se hacían cada vez más cortas y las contras (que no se trabajan), de mal gestionadas, una en el minuto 70 y la de Ben Yedder al final, no pudieron matar el partido.

Virtudes

55 puntos y el factor anímico con bajas y esfuerzos acumulados.

Talón de aquiles

Cada vez más de espaldas al fútbol.

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