Una 'nueva' y marcada filosofía

Puro nervio, Joaquín Caparrós trata de inculcar a la plantilla el hábito de competir hasta en los entrenamientos manejando bien los mensajes como parte de su modelo

El utrerano lo 'borda' con el Sevilla ante el Alavés: 5 victorias en 6 duelo

Joaquín Caparrós dirige su primer entrenamiento con el Sevilla.
Joaquín Caparrós dirige su primer entrenamiento con el Sevilla. / Julio Muñoz / Efe

Dos entrenamientos bastan, un extracto de una charla con las cámaras de la televisión oficial para que tenga su efecto en redes sociales y con un taco incluido... La nueva filosofía que el consejo quiere que prime ya cala en la mayoría del sevillismo.

Es el estilo Caparrós en estado puro. “El futbolista tiene que estar compitiendo hasta bebiendo agua”. Puro nervio, gestos de complicidad y cercanía con el futbolista, al que jalea continuamente y con voces de ánimo muy pendiente de cada tarea de entrenamiento, incluso en los rondos del calentamiento, lo único que el club deja ver y en los que el jugador está más pendiente de la cachita que de los conceptos tácticos (visión periférica, percepción del espacio...) que le aportan ese tipo de ejercicios.

El nuevo Sevilla cabalga ya en la marcada filosofía súper reconocible de los equipos de Caparrós, que desde 2017 en que fue destituido en el Osasuna en la Liga sólo ha sido el nervionense. El Al Ahli y la selección de Armenia quedan lejos para el sevillista de a pie.

La energía, el carácter inquieto, la complicidad con el futbolista... son detalles que desea exponer

Y ese estilo ya es conocido: intensidad, motivación máxima, competir hasta en el desayuno, bordear todo lo posible el reglamento para llegar a la victoria y no caer jamás en el conformismo y en la desidia. No sobar el balón, llegar rápido al área contrario y hostigar al contrario hasta que éste no pueda ni respirar. Se acabó eso de atraer la presión del rival con toques entre el portero y la defensa.

Su llegada al vestuario, como era de esperar, ha activado resortes que deben plasmarse en la competición en los siete partidos que restan para el final de campaña. Dicen que Suso reacciona, pero el problema del gaditano es mucho más complejo. Se convirtió en un asunto de club, una especie de nuevo caso Rafa Mir en el afán u hoja de ruta clave en el proyecto de reducir a toda máquina los costes de la plantilla. El Sevilla, al igual que invitó a salir a Fernando, a Rakitic, a Ocampos... lo ha querido forzar a salir, el futbolista se ha negado y ha habido un entrenador que se ha plegado a cumplir al dictado las –vamos a llamarlas así– sugerencias de los de arriba. Con Marcao, más o menos igual, pero el brasileño es muchísimo menos aprovechable que Suso, un jugador quizá con menos físico pero superdotado técnicamente en una plantilla muy justita de calidad. Veremos qué dirección toma con Caparrós su caso con el escaso mes y medio que le queda de contrato. Igual que con Saúl. Una incógnita.

Cuando dé a conocer su primer once titular se podrá adivinar cómo respira el de Utrera en cuanto a sus intenciones sobre su plantilla. No se prevé que haga una revolución en el esquema. Salvo en contadas excepciones, Caparrós fue siempre más partidario de la defensa de cuatro, que es como el grupo está acostumbrado a competir tras los últimos meses de trabajo con García Pimienta.

El nuevo líder del vestuario, por su gran experiencia, es un gran manejador de los tiempos y de los mensajes. Sabe cuándo las cámaras lo están enfocando, sabe cuál es el perfil de director de grupo que quiere dar y, sobre todo, conoce muy bien lo que gusta en Sevilla. Sabe cómo se maneja el mundillo de la relación con los medios y con las cámaras. “¡Quiero música, quiero música!”, gritaba ayer muy consciente de que lo grababan. Pues que empiece la música. ..

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