Pablo Alfaro distingue la crisis del Sevilla de la de principios de siglo: "Sin acuerdos no hay solución"
"Entonces había un clima social absolutamente diferente al actual; de ahí no se sale si no hay humildad", asegura sobre aquel Sevilla de Roberto Alés en Segunda División
Sobre la guerra paterno-filial, dice: "Si uno de los dos no quiere, es imposible que se llegue a la paz, y ahora mismo parece que por ahí van los tiros"
El Sevilla, hacia una final precoz en un polvorín
Pablo Alfaro, que hasta junio fue entrenador del Real Murcia, ha realizado una atinada disección de la actual situación del Sevilla comparándola con la que él vivió cuando llegó a Nervión en la temporada 2000-01, con una grave crisis económica y el equipo en Segunda División. El carismático ex capitán sevillista, siempre muy pendiente de lo que ocurre en su antigua casa, que sigue considerando suya, ha metido el bisturí de doctor para diagnosticar el tremendo entuerto de la entidad blanquirroja. Y ha dejado claro que siempre hay que buscar soluciones y acuerdos. “Todo tiene solución en la vida, menos la muerte”, sentenció.
De entrada, el ex defensor zaragozano habló de los distintos contextos durante una entrevista en Radio Sevilla. “Me tocó de lleno, en el año 2000. La primera diferencia que había es que Sevilla y Betis, los dos equipos importantes de la ciudad, estaban en Segunda División, con lo cual no había uno por encima de otro. Una situación económica compleja y difícil, muy similar a la actual, pero sin el pasado glorioso que tiene el Sevilla ahora mismo, que entonces lo tenía muchísimo más lejano, porque ahora las copas siguen brillando, y sí es verdad que con un clima social absolutamente diferente al actual. Entonces hay más diferencias que similitudes, aunque tengamos que aunar filas y de ahí no se sale si no hay humildad”.
Pablo Alfaro distinguió lo deportivo de lo social-institucional. “Los únicos actores que son capaces de revertir la situación deportiva son los jugadores, son los primeros, eso no se olvide nunca, los que saltan al campo. Y después el cuerpo técnico y la dirección deportiva, que son los que tienen que marcar la línea a seguir. Esos son los actores principales a nivel deportivo. Si eso funciona tranquiliza mucho todo lo demás. Porque la otra guerra… Dos no dejan de discutir si uno no quiere. Tienen que querer los dos dejar de discutir. Si uno de los dos no quiere, es imposible que se llegue a la paz. Y ahora mismo parece que por ahí van los tiros”.
La necesidad de acuerdos accionariales
¿Cuál puede ser la solución? “No debe ser sencillo, pero el sentido común, a los que nos duele esto un poquito más allá de que seas accionista, socio, no accionistas…, como alguien que piensa en sevillista… Soluciones en la vida hay en todo excepto en la muerte. Hay que llegar a acuerdos, sin acuerdos no hay solución. Lo demás es seguir dando puñetazos en la mesa y gritos. Y a partir de ahí nunca se va a llegar a una solución”.
El peso del Ramón Sánchez-Pizjuán
Ahora mismo, jugar en Nervión es complicado, máxime para los nuevos jugadores que se encuentran de pronto metidos en este avispero. La afición está con el equipo y contra la directiva, y esta segunda parte pesa en el ambiente en cuanto se tuerce el resultado… “Es uno de los campos más importantes del fútbol español. Y por mucha crisis que pueda haber en el club, los adversarios lo saben, nuestros jugadores lo saben y el público lógicamente… Por eso esté como esté el Sevilla sigue siendo un grande”.
El relevo de liderazgo en la plantilla
La falta de experiencia actual, con un entrenador casi neófito en Primera División y una plantilla nueva y muy rejuvenecida, también es otro factor diferencial. “Es una de las diferencias importantes. En aquel momento se tiró de lo conocido. El modelo de negocio que el club quería tampoco es el actual. Seguían primando las apreturas económicas y sobre todo el presente. No se pensaba tanto en el futuro, sino en hacer un equipo para un año, en salir de Segunda División lo antes posible y en intentar seguir creciendo desde ahí, sin mayores expectativas grandilocuentes. Y se acertó en aquel momento con Roberto Alés, Monchi en la dirección deportiva y Caparrós en el banquillo. Y se fue haciendo un equipo, luego estábamos los soldados, con una misma idea y unas mismas directrices y nadie se salía del guión y nadie opinaba lo contrario”.
La diferencia con la actual plantilla es patente. Sobre todo tras la salida de pesos pesados del vestuario. “La juventud hay que acompañarla con jerarquía. Que la jerarquía se vende desgraciadamente y este año ha habido muchas ventas, pues tiene que asumir galones la gente del siguiente escalón. A nivel de edad o trayectoria, pues Saúl, Nyland… No les vas a pedir que tengan galones a Carmona o Kike Salas. Ese escalón más alto a nivel contractual también tiene que asumir los galones junto con el cuerpo técnico. Si asumen y son capaces a nivel futbolístico, psicológico y emocional de llevarlo bien, el equipo crecerá. Si nadie coge este relevo, pues habrá problemas. Tiene que haber un núcleo duro que ayude a los jóvenes”, aseguró.
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