Sevilla FC

El peligro de los vaivenes tácticos

  • El tercer modelo de juego en un mismo curso trae modificaciones funcionales que pueden confundir

  • Cuestiones como la altura de la primera línea de presión han pasado de apretar muy arriba con Lopetergui, replegar en campo propio con Sampaoli y volver a presionar alto con Mendilibar

  • Franqueza, el refuerzo que llega con Mendilibar

José Luis Mendilibar, en el primer entrenamiento del Sevilla.

José Luis Mendilibar, en el primer entrenamiento del Sevilla. / antonio pizarro

Nadie duda que lo primero es lo primero. Salvar la categoría está por encima de todo lo demás, pero la llegada de José Luis Mendilibar va a suponer un nuevo giro radical en el estilo que, para el funcionamiento de un equipo, no se queda sólo en no dar un pase atrás o no tener complejos a la hora de dar un pelotazo.

Aspectos más importantes que eso como dónde tirar una línea, a qué altura colocar la primera línea de presión o cómo defender la estrategia, si con marca o en zona, son cambios que en mitad de una temporada pueden confundir de alguna manera al grupo.

Por ejemplo, en el tema del inicio defensivo en una misma temporada, la presente, el Sevilla va a pasar de hacer una presión de alta intensidad en campo contrario e incluso en el área rival con Lopetegui, con varios jugadores saltando según la posición del balón y del rival, a replegar y esperar en campo propio con Sampaoli (particularmente fuera de casa) y a volver a ser muy intenso en la presión arriba con Mendilibar. “Una presión suicida”, lo ha llegado a calificar el técnico vasco en algún momento defendiéndose de los que lo han tachado de entrenador reservón.

El equipo necesita ahora desarrollar un nuevo modelo y, aunque los jugadores suelen adaptarse rápido, supone un cambio radical. Los futbolistas tienen que aprender y memorizar los nuevos roles que se les asignan y también los indicadores, es decir, señales que deben interpretar y que accionan ciertos comportamientos. Por lo general cada jugador tiene dos o tres opciones según detecte una señal y tiene que ser efectivo y útil en la toma de decisiones, tales como saltar a un determinado rival a la presión o situarse en posiciones intermedias. También está ese asunto: Mendilibar es más de impares (un jugador hace vigilancia con dos rivales) que de pares (duelos individuales).

No se trata de competir con un sistema de juego u otro. Un mismo estilo puede ejecutarse con un esquema de tres centrales o una defensa de cuatro. Cambian los espacios y los roles, pero las consignas básicas y las opciones que tienen los jugadores según cada momento del juego en cada una de las fases son las mismas. En el hecho de meter más o menos centros al área, como busca Mendilibar, no hay excesivas modificaciones para el jugador, que sí debe adaptarse a esas cuestiones más funcionales que el espectador no suele apreciar: replegar o presionar tras la pérdida, etcétera.

La estrategia, en zona

Por ejemplo, otra de las cuestiones importantes es la forma de defender las jugadas de estrategia. Lopetegui la temporada pasada defendía en zona, en ésta cambió posiblemente por los muchos goles que recibía y pasó a defensa mixta, es decir, varios jugadores en marca y otros defendiendo zona.

Así lo hacía Sampaoli también, con tres en zona en área chica que eran el delantero a la corta (por regla general En-Nesyri), el central más alto en zona media (Nianzou) y el centrocampista que mejor iba por alto en zona trasera (Jordán). El resto eran marcas asignadas con algún jugador al rechace exterior.

Ahora habrá que ver cómo la estructura Mendilibar, pero el de Zaldívar siempre ha sido partidario de defender en zona, lo que conllevaría otro cambios significativo y con mucha importancia. Estas cosas a veces se consensúan con los jugadores, se les preguntan cómo están más cómodos, y más ahora en mitad de una temporada si están acostumbrados a hacerlo así, pero lo normal es que Mendilibar quiera imponer su forma de defender habitual: en zona pura.

Éste siempre ha colocado dos líneas de cuatro en la que en la más cercana a la portería sitúa al nueve a la corta, los dos centrales y el lateral de ese lado. En la segunda línea suele colocar al segundo delantero (que suele ser más móvil y puede salir al rechace), los dos mediocentros y dependiendo del equipo otro jugador que también fluctúa según decida dejar uno arriba, dos o ninguno. Eso, además, condiciona al rival a atacar con más o menos jugadores, por las vigilancias.

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