Sevilla FC

La próxima curva

  • El Sevilla espera al Barça en un duelo que suscita muchas cuentas con la única filosofía que la que marca su entrenador: no pensar más allá

Lopetegui, pensativo sobre el césped.

Lopetegui, pensativo sobre el césped. / Antonio Pizarro

Es una de las frases con las que saca, en cada rueda de prensa, el capote de torear Julen Lopetegui. Latiguillo a latiguillo, el entrenador del Sevilla sale al paso y lleva sus respuesta donde quiere y donde le interesa a su equipo. El rival siempre es un equipo “que nos va a obligar a hacer un gran partido”, cada encuentro los suyos lo afrontan “con la sana intención” de sumar los tres puntos y a lo que hay que prestar atención es a “la próxima curva”.

No hay más. Así logra escabullirse de cualquier intento por parte de algún avezado periodista de sacarle un análisis algo más global. Imposible. Para unos entrenadores su primer y máximo mandamiento es el “partido a partido”. Para Lopetegui es, sencillamente, la próxima curva.

Pero la curvita se las trae. El Sevilla traza posiblemente los tramos más importantes y decisivos de su ruta. Siempre lo serán, está claro, ya que esté donde esté, tres puntos siempre serán tres puntos, pero las sensaciones que ha dado en los últimos dos meses hacen que merezca mucho la pena apretar hasta donde se pueda. Más que una curva, viene un tramo de curvas, aunque Lopetegui siempre defienda que hay que centrarse en tomar lo mejor posible la inmediata.

Eso sí, después de salirse ligeramente, no en la anterior, sino en la del Borussia Dortmund, el Sevilla recibe a todo un Barcelona en lo que puede llamarse un partidazo con mucho en juego, probablemente más que tres puntos. Hay quien dice –y seguro que saldrán más que lo dirán– que si los nervionenses son capaces de hacer volver a Messi y compañía de vacío a la Ciudad Condal podrán plantearse en serio presentar una candidatura al título de Liga.

Sería excesivo, desde luego. Al menos, prematuro, pues los que así piensan no cuentan con cómo se las gastan estos clubes a todos los niveles y no hace falta seguir dando explicaciones muy concretas, sino que ya las iríamos viendo.

Ahora bien, dar ese golpe en la mesa de la Liga, a tres días además de poder dejar al Barcelona en la cuneta de la Copa del Rey en la siguiente curva precisamente tendría consecuencias muy beneficiosas para el equipo que dirige Julen Lopetegui, que apretaría la cabeza en la lucha por el título y que le haría distanciarse más en su objetivo de amarrar su presencia en la próxima edición de la Liga de Campeones, donde perpetuarse es la verdadera obsesión de la entidad a nivel deportivo y económico por el salto que ello supondría a la hora de calibrar el creciento en estructuras de cara a aun futuro no muy lejano.

El Sevilla de Lopetegui ahora mismo es mucho más equipo, como tal, que el Barcelona de Ronald Koeman, pero en el fútbol también tienen mucho que decir las individualidades y el equipo azulgrana tiene a los mejores. Se trata de un deporte colectivo en el que deciden los futbolistas con su toma de decisiones y su ejecución técnica y ahí se va a librar la batalla, entre qué pasará más, si el colectivo o las individualidades.

Suele pasar que los que están más fuertes a nivel de grupo –en este caso el Sevilla– también lo suelen estar a nivel anímico y la espectacular racha de los nervionenses es un aval temido por cualquiera, mucho más por un equipo en plena construcción como el de Koeman, que no ha tenido el mismo tiempo que el guipuzcoano en ensamblar las piezas. Una sola derrota y nueve triunfos en los últimos diez encuentros oficiales asustan a cualquiera, aunque en las paredes del vestuario sevillista no hay euforía y sí mucha ilusión.

Lopetegui ya tiene hecho el bloque desde la temporada pasada y sólo perfila las pinceladas justas. Está ya muy probablemente por encima de sus posibilidades y eso le permite no ver nunca de cerca el nivel del techo, mientras que su rival está presionado, muy presionado, por debajo de sus expectativas y lejos de su objetivo, pues tiene el liderato a cinco puntos.

Todos están flaqueando, incluso el Atlético, y eso es lo que lleva a pensar que el Sevilla puede ir a por todo, pero, como buen conductor de rallys, Lopetegui tiene presente que antes de la curva hay que frenar –nunca dentro de ella– para poder acelerar a la salida de la misma.

Nadie sabe lo que le espera al Sevilla después de la próxima curva, pero si la toma correctamente podrá disfrutar de otra, y de otra, y de otra... Y así sucesivamente.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios