El talento de Alejo Véliz fuera del césped: campeón de malambo en Argentina

El mercado de fichajes del Sevilla ha culminado con la incorporación de Alejo Véliz, una de las grandes promesas del fútbol argentino. Llega cedido sin opción de compra, proveniente del Tottenham, club que llegó a pagar más de 15 millones de euros a Rosario Central por los servicios del delantero el pasado verano.

El talento innato para el remate y su estrecha relación con el gol no es una sorpresa para nadie, pero Alejo Véliz guarda un talento, más allá del césped, que le hizo, incluso, ser campeón nacional cuando apenas tenía 10 años. Se trata del malambo, un baile folclore argentino en el cual el delantero se 'mueve como pez en el agua'.

La decisión por el fútbol

El malambo es un baile folclore argentino, con origen en La Pampa allá por el siglo XVIII. Se basa en el 'zapateo', con la guitarra y el bombo legüero como instrumentos protagonistas. En esta rama artística Alejo Véliz comenzó a dar sus primeros pasos en su infancia, cuando se mudó a Gödeken.

Su talento innato para el baile no tardó mucho en salir a la luz, cuando, con diez años, representó a Santa Fe en el Festival de Cosquín, tal y como cuenta el medio Olé. Acabó proclamándose campeón en la categoría malambo solista, un auténtico logro a esa temprana edad.

Fue a los 16 años cuando tuvo que decidirse entre el baile y el fútbol, apostando por lo segundo. No le ha ido mal desde entonces. Ascendió escalafones inferiores en Rosario Central a tiempo récord, anotó tres goles en el Mundial sub-20 en 2022 -con Javier Mascherano como gran valedor- y firmó un gran contrato con el Tottenham el pasado verano. Eso sí, no olvida su pasión y talento artístico.

En algunas celebraciones, como la que puede ver en la cabecera de esta pieza, Alejo Véliz ha demostrado en público su talento en el malambo. Una estrecha relación con el arte, que casa perfectamente con el arraigo cultural que hay en Sevilla. El argentino, mientras, ya trabaja sobre el césped para recuperarse de su lesión y dar sus primeros 'zapatazos' en el Ramón Sánchez-Pizjuán.