La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sánchez aguanta más que el telexto
FRANCISCO ANDRÉS GALLARDO Jefe de Sección Televisión Grupo Joly
El principal objetivo con que nació la Radiotelevisión Andaluza fue el de "vertebrar Andalucía", una autonomía que hace veinte años tenía edad de niña en parvulario, con todas las metas por cumplir y todas las utopías por solucionar. La RTVA nacía para vertebrar, para aunar un territorio. Y para "no ser menos" que las comunidades autónomas de primera velocidad política, País Vasco, Cataluña y Galicia, que se encaminaban al lustro cada una de ellas, con la serie Dallas doblada a la respectiva lengua regional. La aspiración era una televisión "hecha en Andalucía, para Andalucía". Hasta entonces la única cadena pública, RTVE, disponía de un precario centro territorial en Sevilla, el del informativo Telesur, que emitía unas tres horas diarias que se consideraban limitadas e insuficientes. Tanto TVE-Andalucía con Canal Sur, ambas con sede en la capital andaluza, iba a llevar el lastre de ser "Tele-Sevilla" durante mucho tiempo. La RTVA siempre ha tenido en cuenta descentralizar sus eventos especiales, desde las campanadas de Nochevieja (con la cordobesa plaza de Las Tendillas como lugar favorito) a la Gala del 28 de Febrero y estar presente en todas las ferias posibles. Convertir la marca en un símbolo andaluz, que no sevillano, ha sido casi obsesión a lo largo de estos lustros.
La vertebradora Canal Sur iba a ser la primera cadena autonómica en castellano, respetando las hablas, los acentos, desperdigados por el mapa andaluz. La malagueña Carmen Abenza, en la radio, fue el primer descubrimiento para cientos de miles de seguidores. Había otra formar de hablar más allá del español neutro. La radio y televisión andaluza no cubría una imperiosa necesidad cultural, sino social. Era la primera autonómica que no introducía una lengua vernácula en la pantalla, pero ahora, en estos tiempos de fragmentación de audiencia y globalización de contenidos, tiene 400 millones de clientes potenciales. La señal de Canal Sur es un vínculo, una aproximación, no sólo para 9 millones de andaluces y a varios millones de emigrantes a través del satélite, sino que es una ventana audiovisual para España e Hispanoamérica. De la federación de cadenas autonómicas, la Forta, la andaluza es la más vista en su autonomía y es la que mejor imagen proyecta al exterior. Emitir en castellano convierte a Canal Sur en una cadena que integra, una virtud que no se palpa en otros canales de la "familia". A eso hay que añadirle sobrevivir a los vaivenes políticos, como los de los periodos de Joaquín Marín y Eduardo Abellán. La cúpula del gobierno regional nunca ha perdido su influencia.
En el verano del 88 comenzaba a curtirse el proyecto de la cadena andaluza que veía la luz el 28 de febrero de 1989, con una costosa gala protagonizada por Julio Iglesias. Para el nacimiento de La Nuestra (su lema originario) no se escatimaron gastos en un principio. La labor del primer director general, Salvador Domínguez, está marcada por un derroche que se mezcla con el despilfarro. Parte del esqueleto de esa abultada cuenta se destinaban a las pioneras productoras. La externalización ha marcado la historia de estos dos decenios. La plantilla de la casa se dedica sobre todo a los informativos y a la continuidad. El grueso de la parrilla lo cubren los encargos a unas 40 productoras andaluzas. Canal Sur también nació para ser referente en el tapiz de la industria audiovisual de la comunidad autónoma y los encargos a productoras, sobre el papel, abaratan los costes. La oposición del PP lleva todos estos años reprochando los favoritismos hacia determinadas productoras.
El costoso "juguete" de la RTVA mantiene el modelo de financiación mixta del resto de cadenas públicas españolas que recibe las veteranas críticas del sector privado. Las cadenas privadas principales, englobadas en el colectivo UTECA, tildan de competencia desleal esta doble vía de financiación por subvención publica y facturación publicitaria. La RTVA llega a 2009 con una inyección de 180 millones de euros por parte de la Junta y unas estimaciones de 60 millones de euros ingresados por publicidad. Las cuentas no parecen que vayan a salir para el presente ejercicio debido a la crisis económica y como mucho se barajan unos 50 millones. El actual director general, Pablo Carrasco, ha solicitado contención a las productoras, que han reducido en un 10 por ciento los costes.
Carrasco fue nombrado en vísperas de este vigésimo aniversario atendiendo a la nueva normativa audiovisual. El presidente Manuel Chaves lo propuso como nombre de consenso aunque finalmente no recibió el respaldo del PP. El actual director procede del equipo de audiencias, donde a finales del siglo pasado comenzó a analizarse de una manera más sociológica el comportamiento de las audiencias. El éxito en los registros de los audímetros de la cadena andaluza se ha basado en la atención hacia un vivero fiel de espectadores que ha conectado con la cadena autonómica. Siendo director de programas Pablo Carrasco llegaron algunos de los productos populares más exitosos, como el magacín de tarde a cargo de Juan y Medio. Bajo la prolongada dirección general de Rafael Camacho se terminó de fraguar un modelo de programación complaciente con la audiencia mayor de 50 años y de núcleos rurales. Lo alternativo quedó para Canal Sur 2, nacido en junio de 1997, refugio también de los niños con el exitoso contenedor infantil de La banda. Se llama copla es la culminación de un estilo de programación que llegó también a encandilar a jóvenes, acumulando en la noche de los sábados cuotas por encima del 30 por ciento. Hay espacios especialmente valorados de la parrilla, como el programa de actualidad Andalucía Directo (una auténtica vertebración audiovisual), los divulgativos Salud al día, Tecnópolis, Tierra y mar o Toros para todos, que a su calidad unen su repercusión en audiencia. "Servicio público con público" es la aspiración que no siempre se consigue. En muchos casos falla el servicio público (programas sin calado, películas de Hollywood) y en otros, sencillamente, la atención del público.
Desde aquel primer objetivo de "identificación y vertebración", en los 90 la nueva meta fue "la proximidad", la que ha constatado los índices de audiencia por encima de la calidad de los contenidos. La creación de ficciones con estilo andaluz han sido uno de los cimientos de esa "proximidad", con la saga de Plaza Alta y Arrayán por bandera. El eterno serial del prime time es un filón de audiencia y una cantera de actores. El habla de Andalucía, aquella que en sus variantes se asomó con naturalidad por Canal Sur, está asimilada por el espectador, que respalda con audiencias millonarias incluso series nacionales protagonizadas por voces andaluzas que ya no hacen de chacha.
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